jueves, 27 de octubre de 2016

"GARBANZO" Un torero y su causa



Se acerca de nuevo la celebración del Festival Taurino más institucionalizado de nuestra Fiesta Brava: “El Festival solidario a beneficio de la Asociación Española contra el Cáncer”. Y un año más hemos de recordar a un gran torero de Córdoba, Juan Antonio Cobos Carreras, conocido en todo el mundo taurino como “el Garbanzo” que sigue luchando con esta horrible  enfermedad desde hace años, y a la que resiste gracias a una ilusión que en él nunca decrece, todo lo contrario, se acrescenta.  Juan vive y siente el toreo en sus entrañas, aún con el sueño de hacer de nuevo el paseíllo en el coso de “los Califas” de su tierra, a beneficio de la lucha contra esa enfermedad que ha querido quitarle la vida, y la ilusión de lo que le ha dado reaños para resistirla: ¡sentirse torero!
Dice una cita anónima que “La Ilusión despierta el empeño y solamente la paciencia lo termina”. Así es la ilusión de los que un día despertó en ellos el empeño de ser torero; un sentimiento que se adentra en el alma hasta la eternidad.
¿Qué es la vida? -decía Calderón-Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
No rechaces tus sueños. ¿Sin la ilusión el mundo qué sería?, nos dice Ramón de Campoamor.
Dichosos pues son por ello los toreros, que cuando despierta en ellos su empeño, esa ilusión los mantiene vivos, y por ella arriesgan su vida para levantar esculturas efímeras frente al toro, y apuestas radicales sobre el doble valor, humano y humanista, de la existencia…! Por eso el espectáculo taurino, pura creación popular, es revolucionario, dramático, veraz, de fusión entre música, ballet, plástica, ética y estética; una auténtica  escuela de la vida como señala Boadella (catalán por más señas) en su defensa de la tauromaquia.

El toreo es un sentimiento tan profundo que es canto, que es musical”, en esto basa

José Bergamín (que no fue precisamente de derechas), su genial obra “La música callada del toreo”.Esa melodía superior que solo aprecia el oído del corazón; la que a Cervantes no pasó desapercibida pues le llamaba “El maravilloso silencio”. Tampoco a Bécquer quien la llamó“Espíritu sin nombre o la maravillosa esencia”. Pero eso es cuestión de sensibilidad;sin sensibilidad o percepción sensible no es posible el entendimiento de ningún arte. Algo que no entenderán nunca los que nunca han visto una
corrida de toros, y mucho menos, los que no han visto nunca torear a la verónica a Morante de la Puebla.En definitiva, ellos, los sectarios (que son el 90% de los antitaurinos) no podrán entender nunca porqué los aficionados a los toros hablamos de arte del toreo.

¡Ánimo Juan! porque los aficionados, los que un día  admiramos tu corazón torero (más grande que tu cuerpo) hoy admiramos tu entereza para resistir. ¡Ojalá! este año se cumpla tu sueño: echar de nuevo el paseo en tu tierra por esa noble causa, que es la tuya.




                                         Domingo Echevarría
FOTO: JOSE LUIS CUEVAS

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