viernes, 21 de julio de 2017

Histórico Bautista, un rabo en Mont de Marsan

 
Juan Bautista y el mayoral de La Quinta, en hombros linea-punteada-firma1
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Tarde de emociones y de muchos colores en Mont de Marsan, los más bonitos, los mejores momentos, y el mejor lote fue a manos de Juan Bautista, que bordó el toreo en el gran cuarto, que fue premiado con la vuelta al ruedo tras cortarle Bautista las dos orejas y rabo en una faena que pasará a la historia de Mont de Marsan. David Mora fue volteado en sus dos turnos, sin consecuencias, pero fue muestra del sentido que desarrollaron sus oponentes, poniéndole muy difícil la faena, que solventó con oficio logrando una oreja. Por su parte, Juan Del Álamo no tuvo opción con sus oponentes y se marchó de vacío de la plaza gala.
Magistral Bautista, de principio a fin cuajó un gran toro de La Quinta al que entendió desde la salida. Dos orejas y rabo en una faena que será recordada en la plaza de Mont de Marsan, la primera vez que en esta plaza se cortaban los máximos trofeos desde 1974. Por abajo, ligando los muletazos largos y sabiendo llevar la embestida larga. Con una estocada entera a recibir, acabó con el cuarto de la tarde, que fue premiado con la vuelta al ruedo.
Con el primero de La Quinta, un cárdeno claro algo justo de fuerzas, creó una faena por ambas manos de gran calado en los tendidos. Estocada efectiva tras un pinchazo previo que le valió para pasear un apéndice del que abría plaza, que fue ovacionado en el arrastre.
David Mora cortó una oreja ganada a pulso tras una faena larga, con momentos de gran intensidad, sobretodo las últimas tandas con la zurda que llegaron al público francés. Al entrar a matar sufrió una espectacular voltereta sin consecuencias afortunadamente. El publico le premió con una oreja.
Peligroso el segundo de La Quinta que le tocó a David Mora, el astado fue desarrollando sentido a medida que avanzaba la faena. Le avisó en varias ocasiones hasta que en un derrote se lo echó a los lomos sin mayores consecuencias. Firme estuvo Mora, sabiendo elaborar una faena según las complicaciones con las que se encontró. Fue premiado con una vuelta al ruedo.
Despachó Juan Del Álamo con mucho oficio al tercero de la tarde, un toro que fue desarrollando sentido hasta complicar la faena del salmantino, que estuvo asentado y dejó una tanda de mucha importancia. De no ser por la espada hubiera paseado un trofeo.
Del Álamo se topó de nuevo contra un muro en el sexto toro de la tarde, un oponente difícil, que se orientó rápido y transmitía peligro. El salmantino se entregó sin recibir nada a cambio del último de la tarde en Mont de Marsan y tras una media estocada que necesito descabello, fue silenciado.

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