Almonacid de Zorita (Guadalajara). 11 de septiembre 2013.
Envidia ajena sentimos al asistir a espectáculos
taurinos en Plazas de Toros de Despeñaperros para arriba. Esto nos ocurrió ya la
primera vez que visitamos el pueblo de Almonacid, en 2011, con motivo de la
actuación de Andrés Luis Dorado, en la Plaza de Toros de aquella localidad
alcarreña.
Cuenta Almonacid con una bonita Plaza de Toros, en el
paraje denominado “el Rollo”, terrenos donados por D. Federico Fernández de
Heredia al Ayuntamiento. Esta plaza cuenta con un ruedo de 32 metros de
diámetro, uno y medio de callejón, ocho chiqueros, desembarcadero, desolladero,
bar, enfermería, taquillas, aseos, palco presidencial y un tendido de mil
doscientas localidades cómodamente acopladas. Sin embargo, lamentablemente, en
la plaza del Pilar de la Carlota, siendo de bastante más aforo, el Reglamento
andaluz, no autoriza en ella ni novilladas picadas.
Los espectáculos en Almonacid se celebran a puertas
abiertas, ¡así… como suena!
Como es natural, el lleno fue absoluto, viviéndose el
espectáculo intensamente. Asistieron muchos aficionados/as de los alrededores,
y Madrid, para ver la corrida de toros y la suelta de reses por las calles,
tanto para adultos como en su modalidad infantil, para lo que se cuenta con una
infraestructura al efecto de mucha categoría, como podemos apreciar en el
reportaje gráfico que realizamos.
Damos desde aquí la enhorabuena a su alcalde, a la
corporación municipal, y a todos los ciudadanos de aquella localidad, que
sabemos lo que luchan por el esplendor de sus fiestas, a la vez que rogamos a
los responsables de muchos municipios de nuestra comarca, que tomen buena nota,
pues Almonacid es un buen ejemplo de que cuando se quiere se puede dar
categoría a unas fiestas populares, y que tengan en cuenta que los espectáculos
taurinos siempre han sido la mejor carta de presentación de la identidad de los
pueblos de España, aunque hoy día, los intereses políticos quieran hacer ver lo
contrario. Almonacid si cuida con esmero sus raíces, siendo consciente del
dicho: “Pueblo que no sabe de dónde viene, no sabe hacia dónde va”. No es para menos pues ya en 1534, en la
llamada Plaza del Coso, de aquella localidad, ya se celebraban actos taurinos.
Las fiestas de éste año se
relacionan en el cartel que reproducimos.
El pasado día 11, se lidiaron 4 toros de Juan
Albarrán para Andrés Luis Dorado y Juan Ramón García “Chechu”, manejables en
general. El tercero tuvo sus complicaciones y el cuarto se paró pronto.
Andrés Luis está en un momento muy importante de su carrera. Cuatro
actuaciones lleva esta temporada, y en ellas, ha cuajado los ocho toros, lo que
demuestra que, a los ocho supo plantearles su faena, consiguiendo con ellas 12
orejas y 2 rabos. Además, los que lo vimos, sabemos que, en Cabra, aunque no
estuvo acertado con la espada, también cuajó sus dos toros y tuvo en sus manos
otra puerta grande.
Ya con su primero, estuvo con mucho
desparpajo. Asentado, inició su faena por alto, para continuar con ambas manos,
en series muy templadas, dándole al animal sus tiempos, hasta cuajar una faena
en la que aprovechó al máximo las condiciones del animal. Remató de una
estocada que bastó, paseando las dos orejas entre aclamaciones de un público
que le arrojaba prendas por doquier.
En su segundo, el de más peso del encierro,
vino la apoteosis. El de Albarrán, era un toro listo, de esos que saben
reservarse en el caballo y a la salida de él, haciéndose el lila, para hacer
creer que no necesitaba más castigo y, después, venirse arriba y tratar de
desbordar al torero. Pero Dorado se dobló con él, y dándose cuenta que no se le
podía dejar pensar mucho, le plantó cara con decisión y consiguió una faena
inteligente de mucho nivel, que el público reconoció, y tras una gran estocada
sin puntilla, a los gritos de ¡torero,
torero!, paseó el anillo con los máximos trofeos. Alzado a hombros, tras
cruzar la puerta grande, correspondió a la multitud de jóvenes aficionados/as,
entre felicitaciones, petición de autógrafos y fotos de recuerdo, de aquel
torero de Córdoba, con el que compartieron triunfo en su bello pueblo.
Juan Ramón “Chechu”, torero muy
querido en aquellas tierras, no anda fino con la tizona. En su primero estuvo
muy en torero, con esa línea clásica que le caracteriza. Toreó de capote
dejando caer las manos con mucha torería, y rematando con medias de mucho
gusto. Con la franela, muy asentado por ambos lados, demostró su maestría, dejando
constancia de que tiene su oficio muy bien aprendido. Tardó en hacer doblar al
toro, pese a ello se le pidió una oreja, la que paseó recogiendo las muestras
de cariño de un pueblo donde se le quiere.
Su segundo, al que recibió de
rodillas en chiqueros, se paró pronto pero el madrileño le hizo una faena con
mucha entrega que le valió la segunda oreja, tras fallar de nuevo con la
espada. Finalmente fue alzado a hombros junto a Dorado y así salió también de
la plaza, con otra puerta grande en su haber.
Una buena tarde de toros en todos
los aspectos, pues lució el sol, respetó el aire, y todo el mundo disfrutó de
la grandeza de una fiesta que sí que es también un grandísimo Patrimonio
Nacional, admirado por el mundo entero, a pesar de sus detractores.
Domingo
Echevarría
reportaje grafico domingo echevarria
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