PREGÓN
DE LA FERIA TAURINA CORDOBESA 2014
Informa José Luis Cuevas. Córdoba 16 de mayo de 2014.
La Tertulia Taurina cordobesa
“El Castoreño”, la noche del pasado día 15 de mayo de 2014, con el Salón Liceo
del Real Circulo de Amistad hasta la bandera, celebró el Pregón Taurino de la
feria de mayo cordobesa, acto con el que, desde hace XXV años, se abre la Feria
Taurina de Córdoba, en honor de Nuestra Señora de Salud. Este año de recortes,
en el que la economía los sufre en todos los ámbitos, su Presidente, José María
Portillo Fabra “se echó palante” y resolvió la difícil papeleta que se
planteaba, pues ya han sido muchas las grandes personalidades que han hecho que
este Pregón Taurino sea ya el referente taurino más importante que se celebra
todos los años en la ciudad Califal. Así, el actual presidente de esta
Tertulia, José María Portillo Fabra, como gran cordobés, buen aficionado y
enamorado de esta tierra, puso todo su cariño y dedicación en ello, para lo que
se apoyó en colaboradores de la tierra, al igual que puso su corazón en la
palabra para expresar la grandeza que
siempre tuvo la feria cordobesa, grandeza que dejó bien patente el genial Pepe
Marchena, en el “Canto a Córdoba”, que escribiera Julián Sánchez Prieto, “el
Pastor Poeta”, y que como homenaje a ellos
reproducimos al final de este escrito.
Inició la velada la banda
Sinfónica del Real Círculo de la Amistad, con el pasodoble “Manolete”,
interviniendo en tres ocasiones más, a lo largo de la misma.
Abrieron el turno de las
palabras, las del Presidente del Real Círculo de la Amistad Federico Roca.
Siguieron las de Manuel Vázquez Silva, hijo de Pepe Luis Vázquez Garcés, el
gran torero de San Bernardo, con las que presentó al Pregonero.
José María Portillo, expuso
un originalísimo Pregón, en el que, entre recuerdos y vivencias personales,
hizo un recorrido por los lugares de la Córdoba de antes, donde se concentraba
el ambiente ferial que desembocaba en el paseo de la Victoria, recorrido que
inició en la Plaza de “Las Tendillas” vinculada a “Lagartijo el Grande”, por la
estatua ecuestre del Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba. Siguió por la
Calle Gondomar donde se ubicó el Club Guerrita, el Mercantil y Labradores con
la figura de “Machaquito”, el Gran Capitán y la calle Concepción referidos a
don Antonio Cañero en el Canto a Córdoba de Marchena. En estos pasajes, citó
algunos fragmentos de poemas de Domingo Echevarría. Al llegar a la Avenida de Cervantes donde se
encuentra la casa que fue del malogrado “Manolete”, el pregonero dio la palabra
a Manuel López Conde, autor de un libro sobre el IV Califa, quien leyó una
crónica emitida en radio sobre muerte del diestro y unos poemas. Del mismo
modo, al hacer referencia al Coso de “Los Tejares” se detuvo y recordó a
toreros como Martorell, “Calerito”, “Palmeño”, “el Barquillero”, “Zurito”, “el
Pireo”, “el Puri”, Fernando Tortosa, Manuel y Antonio Sánchez Saco, y otros más
que recordaba de su juventud. Terminó
Portillo su Pregón con una semblanza sobre el Real de Feria del paseo de la
Victoria, citando el vuelo de las palomas sobre sus palmeras, como uno de sus
más bellos recuerdos. En cada una de las estaciones citadas, recordó
establecimientos emblemáticos de aquel tiempo ya desaparecidos, como el “Club
Guerrita”, la Perla, las sombrererías, la marisquería de “El Pipo” y un largo
etc. También tuvo su capítulo dedicado a la figura de Manuel Benítez “El
Cordobés”, V Califa del toreo y la importancia de su figura para la historia
del toreo. Tuvo sentidos recuerdos para
amigos y familiares, entre ellos para doña María Dolores Salinas,
recientemente fallecida, así como a Pepe Luis Vázquez por la gran amistad que
le brindó hasta sus últimos días.
La velada incluyó el momento
para presentar, a través del directivo
Manuel López Piñar, la primera edición de las distinciones “Califato
Independiente”, creadas por “El Castoreño” para distinguir a quienes han destacado por su aportación y defensa de la
fiesta de los toros. Dicha concesión recayó en esta ocasión, en María Luisa
Cobos, presidenta de la Asociación contra el Cáncer en Córdoba; en Mercedes
Valverde Candil, por su labor sobre los
museos municipales de la ciudad, y en Luis Rodríguez López, por sus años de
formación en la escuela taurina del frente de juventudes, y por su labor al
frente de la Tertulia “El Castoreño”. Todos ellos agradecieron sobre la
palestra tal deferencia hacia su persona, visiblemente emocionados.
La velada, larga, intensa,
llena de cordobesismo y muy emotiva, tuvo además un broche de oro con la
actuación de José Luis Castejón, que interpretó magistralmente el “Canto a
Córdoba” de Pepe Marchena, acompañado a la guitarra por Domingo Echevarría, lo
que mereció la gran ovación que les tributó el público que llenaba aquel Salón
Liceo, y que finalmente, durante el refrigerio ofrecido por aquella Real Casa,
departió una amigable tertulia. Nuestra ¡Enhorabuena! una vez más a la Tertulia “El Castoreño”, por ese súper aldabonazo de
feria.
CANTO A CÓRDOBA
Autor: Julián Sánchez
Prieto (el pastor poeta)
Melodía: Pepe Marchena
Es
morena y cordobesa,
tiene
aire de sultana
y
corazón de princesa.
En
Córdoba la encontré
cuando
en la feria de mayo
la
treinta mulas compré.
Comentando
la corrida,
en la
que Antonio Cañero
sacando
su jaca herida,
puso
el rejón más certero
que
había puesto en su vida.
Estábamos
Paco Gil,
Pedro
el de Puente Genil,
y el
Niño sabio de Lora,
en la
puerta el mercantil,
tomando
una de Pastora.
¡Qué
trajín, que algarabía,
con
el bullir que no cesa,
en la
que contribuía,
la
gracia y soberanía,
de la
mujer cordobesa.
No se
puede figurar
El
que aquello no conoce,
Cuando
fuimos a comprar las yeguas,
En el
rumor de las doce
de la
calle Gondomar,
como
regueros de hormigas,
las
mujeres paseaban,
y en
pecho “toas” llevaban,
flores
en lugar de espigas.
Entre
mujeres y flores,
pasaban
los domadores
por
delante de nosotros,
luciendo
sobre sus potros,
los
atalajes mejores.
¡Vaya
coches!, ¡Vaya troncos!
donde
los caballos broncos
mostraban
todos sus bríos;
iban
los cocheros roncos
de
tanto hablarle,
de
tanto hablarle al gentío.
Entre
aquella animación
Un
grito de admiración
alarmó
a la gente seria,
cuando
por la Concepción,
se
vio subir de la feria,
el
cuerpo más soberano,
más
gallardo y más serrano,
que
vieran del sol la luz,
sobre
un potro jerezano,
del
mejor hierro andaluz.
¡Vaya
mujer con hechuras!
luciendo
el traje campero,
al
sonar la herraduras,
del
caballo postinero,
pues
ya ves si llevaría
al
potro con gallardía,
que
hasta el propio Cañero,
tiró
a su paso el sombrero,
diciéndole
una alegría:
mezcla
de gitana y reina llegó,
entre
palmas y olés,
espuelas
de oro en los pies
y por
corona y por peina,
un
sombrero cordobés.
Al
paso del alazán,
la
gente se descubría,
pues
todo el mundo creía,
que
llegó al Gran capitán,
el
alma de Andalucía.
Dos
vueltas le dio al paseo
y el
potro con el braceo,
no
cabía en la ancha calle,
y al
compás del manoteo,
quebraba
su lindo talle.
Aquella
mujer preciosa,
de
hermosura tan completa,
se
iba meciendo orgullosa,
como
en la mejor maceta,
se
mece la mejor rosa.
Hablé
con ella, fue mía;
Puse
en ella mi alegría,
Mis
afanes y mis penas,
y hoy
por su gusto daría,
más
sangre que hay en mis venas.
Se
que no me pertenece,
que
no es de mi condición,
pero
ya no hay solución,
el
hombre siempre obedece,
cuando
manda, cuando manda,
el
corazón.
FOTOS J.L.CUEVAS
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