Un debut de ilusión y raza
Rocío Romero corta un rabo en su primera actuación de luces
Si hay algo prioritario a la hora de evaluar a un novillero en el día de su debut, es la actitud, cuestión que se debe dar por hecha pero que hay que sacar y demostrar en la plaza delante del animal. Ese examen, Rocío Romero lo ha saldado con sobresaliente esta tarde en Villacarrillo, queriendo mucho en todo momento ante un novillo que no lo puso nada fácil. Encastado y reponiendo con prontitud, el de Giménez Indarte sacó las complicaciones propias de las muchas teclas que tuvo que tocar. Sin perderle la cara y sin aburrirse nunca, Rocío lo pasó por ambos pitones y acertó en basar su faena por el izquierdo, el más potable del astado. Por ahí, llegaron buenos muletazos sueltos hasta que en uno de ellos el novillo se venció y volteó a la cordobesa. Votereta fea, con mala caída, de la que la de Ciudad Jardín se levantó deseando otra vez volver a la cara del eral. Llegaron entonces los momentos más emotivos y lucidos de su faena, con dos tandas más redondas de naturales, en los que hubo expresión, buen trazo y fibra, mucha fibra de Rocío Romero.
Decidida, se fue a por la espada y se tiró a matar con escalofriante rectitud, cobrando una estocada en lo alto y una nueva voltereta de la que, una vez más, se levantó sin mirarse. Rodó el novillo sin puntilla y la plaza fue un clamor pidiendo los máximos trofeos.
A hombros, ilusionada como llegó y dejando patente su raza, culminó Rocío Romero una tarde que a buen seguro nunca olvidará. Queda mucho camino por recorrer pero el primer paso lo ha dado firme y convencida. Rocío quiere ser torero.
Villacarrillo. Un cuarto de entrada en tarde de agradable temperatura y con algunas rachas de viento.
Erales de Giménez Indarte, bien presentados y de desigual juego. El mejor, el tercero, premiado con la vuelta al ruedo. Al arrastre: palmas, silencio, vuelta, ovación y ovación.
Curro Moreno: Silencio.
Adrián Grande: Dos orejas.
Pedro Gallego: Dos orejas tras aviso.
Luis Eduardo Salido: Dos orejas.
Rocío Romero: Dos orejas y rabo.
Juan J. Espinosa
Fotos: Verónica Ruiz
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