LA CERCA Y
LA CASA DE LAGARTIJO
Para realizar la cerca de la finca de
Rabanales, que resultaba de la agrupación de varias hazas, propiedad de Rafael
Molina Sánchez “Lagartijo”, el 18 de febrero de 1887, se convino ante notario lo
siguiente:
…”D. Manuel Casana y Luque, vende las piedras de las
canteras
situadas en el pago de
Mirabuenos y llamado del Brillante, para cercar el cortijo propiedad de Rafael
Molina Sánchez “Lagartijo”, llamado Campiñuela Nueva, cerca del arroyo de Rabanales.
Precio de la piedra, que de ambas canteras, necesitará el Rafael Molina para cercar el referido
cortijo, sería el de 22.500 reales vellón. La cerca tendrá espesor de medio
metro, de altura dos, y una tercia de piedra formará el cimiento. La mencionada
cerca, comprenderá todo el terreno del referido cortijo, exceptuando el Arroyo
de Rabanales hasta el puente del ferrocarril, excluyendo también una haza de
tierra calma, propiedad de don Joaquín Chaparro, si no la adquiere el Molina,
durante la construcción de la misma cerca”…
Después se matizan los puntos límites, y se compromete el señor Casana, en virtud de tal documento, a disponer
diariamente de ocho carretadas de piedra.
Así pues, la dehesa se encontraría cercada
concienzudamente, dando trabajo a una cantidad importante de cordobeses en
paro. No hay que olvidar que dos años atrás -1885 -, Córdoba sufrió el azote de
una epidemia de cólera, circunstancia que sumó más problemas a las carencias y
pobreza ya existente.
El
cercado definitivo, agrupaba a las siguientes parcelas:”Huerta Nueva de Santa
Ana”, haza de las “Alberguillas”, pago de “Los Ciegos”, “Cruz de Hierro, y “Moyano”
o “Campiñuela Baja”. Las tres primeras, figuraban en la herencia de Rafael Romero
Renedo –esposa de “Lagartijo”-, que testó el 31 de mayo de 1882, y fallece el
12 del siguiente mes.
El 9 de diciembre de diciembre de 1892,
la propiedad del cortijo de Rabanales, pasó a manos de un amigo del primer
califa, llamado Ramón García García, mediante documento notarial que rubricó el
señor García del Castillo. El compromiso se había gestado previamente de forma
verbal, entre los interesados, tomando
un sencillo café en los bajos del
histórico Hotel Suizo de las Tendillas.
Dentro de la dehesa se encontraba una
casa de campo, que inicialmente fue de una planta, como se puede comprobar en
un dibujo, que de la misma, apareció en la revista Blanco y Negro. En 1920
se reformó, añadiéndole otra planta y actualizando la fachada. Esta
presentación se ha mantenido, hasta que hace unas fechas hemos conocido que se
ha derrumbado. ¡Una pena!, con el sabor que su presencia y visión desde el
entorno, ha dejado entre los cordobeses.
La parte de atrás, es decir su placita de tientas, al menos hasta 1995, se
encontraba intacta. Fue un gozo, cuando haciendo un reportaje, pude tocar las
mismas barandas que sirvieron de asidero para “Lagartijo”, “Guerrita”,
“Torerito”, etc.
Lamentablemente, esta construcción, tan
entrañable y popular, ha dejado de serlo, en un corto periodo de tiempo, destruido en lo que a la arquitectura se
refiere, y muy dañado en el aspecto sentimental. Se puede rehacer, es posible y
a lo mejor hasta probable, que se levante la casa con un aspecto similar, sí,
es probable, pero nunca será lo mismo.
Francisco Bravo
Antibón
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