MANOLETE SIMBOLO DE LIBERTAD
ANTONIO PORTILLO PEINADO
Investigador Taurino y Aficionado
'Del toro al infinito'.-Córdoba agosto/2015
Se aproxima la fecha en la que se conmemora el aniversario de la tragedia de Linares. Son ya 68 años y precisamente una serie de lamentables acontecimientos políticos ponen de actualidad a Manuel Rodríguez Sánchez, la persona que estaba detrás del apodo de uno de los tres toreros mas importantes del s.xx. Porque Manolete no fue una entelequia, fue un extraordinario torero, pero en una gran persona.
Manuel Rodríguez fue un chico educado y tímido, con un altísimo sentido de la responsabilidad y de la honradez. Amigo de sus amigos, que desde la pubertad guardaron entre sí un alto grado de lealtad. Lo que cualquier persona normal definiría como "una buena persona".
Debido a la temprana horfandad paterna, y a la personalidad dominante de su madre, estuvo durante su etapa pretaurina bajo su protección.
Desde sus comienzos como torero le dirige su trayectoria profesional Camará, quien con "mano de hierro" decidía en solitario en qué momento, donde, con qué ganado, con quién, y con qué honorarios iba a actuar. Sólo le dejaba, y porque ahí Manolo no permitía que nadie metiera baza, lo que tenía que hacer ante el toro.
Manolete tenía en la cabeza, desde sus inicios, su forma de sentir el toreo y como expresarlo. Y hasta que no lo consiguió no paró. Para eso era enormemente tozudo, para lo demás enormemente flexible. Accedía a todo lo que le pidiera su madre, dejó en manos de Camará no sólo la organización de su carrera profesional, sino incluso la administración de sus bienes.
Hasta el mes de octubre de 1943 la generosidad de este espigado, tímido y educado muchacho hizo que sólo se reservara una parcela en su vida de su exclusiva competencia: ¡cómo torear!. A partir de esa fecha incorpora una nueva parcela al exclusivo ámbito de su competencia: ¡quién sería su compañera!.
Manolete con su amiga
Pastora Imperio
Cuando aquella noche en Chicote la abuela de mi amigo Rafael Vega, nada menos que hijo de Gitanillo de Triana y ahijado de Manolete, la gran Pastora Imperio le presenta a Antoñita Bronchalo Lopesino (de ahi su nombre artístico Lupe Sino), y Cupido hiere el corazón de aquel muchacho espigado, tímido y educado, dedica su tozudez no sólo a cómo torear sino también a quién y cómo amar.
A partir de ese momento esas dos decisiones, tomadas desde su libertad, van a condicionar su vida hasta su muerte. De la misma forma que afortunadamente no le hizo caso a Camará, fanático "gallista" en que interpretara el toreo como su ídolo Joselito, tampoco le hizo caso en enamorarse de Antoñita, ni a él ni sobre todo a su madre. Y claro si no le hizo caso a las dos personas mas influyentes en su personalidad respecto a la elección de su amor, no lo iba a hacer con una sociedad por muy puritana y conservadora que fuera, que lo era!.
Antoñita, Lupe Sino para el entorno próximo al torero y para esa sociedad, era una "chica de alterne" que iba a por el dinero de Manolete, así lo creían los unos porque veían peligrar sus propios intereses económicos, y la otra porque esa chica era "artista" y ya se sabe lo que eso significaba en aquella época.
Manolete tuvo dos osadías, la de colocarse ante el toro donde no lo había hecho hasta ese momento torero alguno (ni después tampoco), y enamorarse en contra del criterio de los suyos y de todo un país y un régimen.
Demostró tener mas valor si cabe manteniendo su relación con Lupe Sino que ante el toro. Y soy de la opinión de que este hecho influyó en su muerte tristemente temprana.
Su entorno mas próximo jamás admitió la idea de que hubiera boda, hasta su amigo de la niñez y mozo de espadas Guillermo le traicionó, poniéndose de parte de doña Angustias, motivo por el que Manolete contrató a Chimo para que lo asistiera en México, dejando a su amigo en Córdoba al servicio de su madre.
La época mas feliz de Manolete fue la que estuvo con Antoñita, desde el verano de 1946 que lo pasó en Fuentelencina (Guadalajara) conviviendo con ella, totalmente integrado en el ambiente sencillo de un sencillo pueblo, hasta la primavera de 1947 coincidiendo con el regreso de ambos desde México via New York.
A partir de su corta estancia en su nuevo palacete de Córdoba, tras su regreso, en la que la madre le reitera su rotunda negativa a aprobar la boda con Antoñita, empieza el calvario a lo largo de ese maldito 1947, teniendo en cuenta además que su apoderado se preocupa también mas de su boda, que conllevaba la retirada del toreo, que de neutralizar la campaña mediática torticera que le habían organizado algunos periodistas y algunos compañeros, que al ver "escondido" a Camará, lo agraviaron injustamente.
Camará y Álvaro Domécq, persona en la que inocentemente había confiado Manolo, lo trajeron por la calle de la amargura durante esa triste temporada, incidiendo permanentemente en que abandonara la idea de boda, pensando mas en sus propios intereses que en los del torero, como lamentablemente se demostró en el lecho de muerte y tiempo posterior.
Una veronica de Gitanillo. Manolete se entusiasmaba
viendo al trianero torear con el capote.
Manolete en todo este proceso sólo contó con un verdadero amigo, Rafael Vega de los Reyes "Gitanillo de Triana", extraordinario torero, del que un día de noviembre de 1950 Díaz Cañabate escribió que el arte que había derramado en una faena que le vio en Vitoria allá por 1934 o 35 no lo había vuelto a ver en su vida, considerando que había superado en calidad a su hermano Francisco, el gran Curro Puya.
Gitanillo fue, de entre sus compañeros, el auténtico amigo de Manolete, porque demostró confiar en él y apoyarlo en los momentos mas dificiles. Por ese motivo quiso que lo acompañara muchas tardes (12 de 21 corridas) a lo largo de esa maldita temporada en España.
Es curioso, pero siempre ocurre lo mismo, tras la tragedia de Linares el único de sus compañeros que no "ha vendido" su relación con Manolete, fue Gitanillo. Demostró con ello su amistad sincera, no como otros, Pepe Luis por ejemplo, que ha estado proclamando siempre su amistad con Manolete (la recíproca sí existió), cuando fue uno de los que lo hostigaron en aquella desagradable campaña de la primavera del 47.
Gitanillo siempre se negó a que los periodistas, que tanto influyeron en la hostilidad social hacia Manolete, lo utilizaran para incrementar el morbo propio del ídolo muerto. Esta vez, aunque fuera del ruedo, tambien hay que decirle al trianero: ¡¡¡OLE!!! por ser tan caballero y tan buen amigo.
Manolete, sobrepasando las "obligaciones" hacia los suyos y hacia la sociedad como personaje público, se enfrentó a todos, poniendo por delante su libertad a cualquier convencionalismo, pese a la manipulación que hicieron algunos desde el ámbito social y político de aquellos años.
Como se temía que iba a ser difícil que se pudiera casar en España, pese a que fuera su mas ferviente deseo pensando en que su madre fuera la madrina, en su segundo viaje a México comprometió a su amigo Indalecio Prieto, al que conoció en su exilio el año anterior a raíz de su primer viaje, para que oficiara el matrimonio civil en tierras aztecas al terminar la temporada del 47. ¿Eso lo sabe ese "pseudosocialista" llamado Pedro Sánchez?.
¡¡Pobre Manolo!!, y ahora vienen unos/as nuevos/as vividores/as de la política, fundamentalmente incultos/as, y quieren quitar tu nombre de una plaza de Madrid porque dicen que eres un símbolo de la sociedad y el régimen de aquella época, sí Manolo según estos personajillos eres el símbolo de los que te putearon y te utilizaron. ¡¡ Van orientados !!....
Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete" efectivamente fue un símbolo, pero de LIBERTAD!!!!.
POR : DEL TORO AL INFINITO
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