FERIA DE NTRA. SRA. DEL ROSARIO
"LAGARTIJO" SE REIVINDICA COMO TORERO DE FUTURO
PADILLA Y "EL FANDI" COMPLETAN UN CARTEL ENTRETENIDO
CON MUCHA GENTE JOVEN EN LOS TENDIDOS
Plaza: Montoro. Rozando el lleno en tarde primaveral.
Ganado: Cuatro toros y dos novillos de Jaralta. Corrida aceptablemente presentada, de juego desigual, con dos buenos toros, primero y cuarto y un extraordinario novillo, el primero.
Juan José Padilla: metisaca y estocada caída y tendida (oreja) y estocada tendida y cuatro descabellos (oreja).
David Fandila "El Fandi": estocada casi entera (dos orejas) y pinchazo, estocada y descabello (oreja).
Javier Moreno "Lagartijo": media estocada suficiente (dos orejas) y estocada recibiendo (dos orejas).
Incidencias: Mucha gente joven en los tendidos. "Lagartijo" sufrió una distensión muscular, en su primero, que le obligó a visitar la enfermería pero no le impidió lidiar su segundo novillo. Los tres protagonistas salieron a hombros.
Ladislao Rodríguez
Hoy escribo con la tristeza de saber que se ha cerrado la temporada en nuestra provincia. Hasta la próxima echaré de menos el peregrinaje en carretera camino a los distintos pueblos. Y aunque en esta ha mermado el número de festejos, he disfrutado muchísimo con el triunfo de los toreros, la asistencia de público y la trayectoria ascendente de Antonio Sanz López (Campobravo S.L.) un joven empresario cordobés, que ha base de trabajo, buen hacer y constancia ha logrado ganarse un puesto de prestigio en el campo taurino empresarial. Mi felicitación más sincera porque ha conseguido, sorteando un sin fin de obstáculos, mantener la pujanza de la Fiesta en la provincia de Córdoba ( y en otras limítrofes). Dando el ejemplo de que cuando se trabaja con tesón y entrega hay resultado.
Y el último éxito conseguido, en el broche de la temporada cordobesa, le ha ratificado como un empresario de futuro que sabe gestionar.
Así, pues, un año más, ha sido Montoro la plaza que ha echado el cerrojo a una temporada cordobesa gloriosa en la provincia, de su mano, y triste y raquítica en la capital.
Fotos: Jose Luis Cuevas
Y precisamente en la plaza montoreña es donde un joven chaval de la cantera, Javier Moreno "Lagartijo", ha gritado a los cuatro vientos que quiere ser torero por encima de todo. Y lo ha hecho con unos argumentos sólidos. Ya avisó, en su actuación en Almadén, que venía a por todas en esta temporada donde los jóvenes valores han marcado la pauta.
Javier se encontró con un primer novillo adecuado para expresar su toreo, basado en una enorme fuerza de voluntad y ganas y una capacidad tremenda para saber hilvanar faena. A este animal lo recibió con un ramillete de verónicas de rodillas de muy buen corte hasta el medio del ruedo donde, tras unas gaoneras de pié, nuevamente de rodillas remató con una larga. Fue un aviso de lo que sería capaz de hacer en la faena de muleta. Sin embargo, al principio, el utrero no se lo puso fácil, pues comenzó muy brusco, pero al no dudar el torero y no consentirle en absoluto, consiguió encarrilarlo hacia la muleta, con tandas por ambos pitones de mucha enjundia. No faltaron los desplantes y circulares. Todo en medio de las ovaciones del público. Lo quería hacer todo y eso le llevó, en ocasiones, a interponer el corazón a la cabeza lo que le propició una voltereta. Pero como si nada, volvió a la cara del novillo y siguió
toreando para rematar con un descarado desplante. En el que cerró la tarde, a pesar de salir algo mermado de la enfermería con la ya mencionada distensión muscular, volvió a dejar el sello de la casa: casta, quietud y buenas tandas con la franela. Poderosas razones para aventurar que "Lagartijo" está en el camino, a pesar de las pocas actuaciones en esta temporada, para afrontar la venidera con un horizonte mucho más despejado.
Abría cartel Juan José Padilla, que llega a estas alturas de la temporada con las mismas ganas y entrega que le ha caracterizado en su más que amplia trayectoria. Recibió a su primero, uno de los mejores del encierro, con una larga cambiada de rodillas y a partir de ahí se creó una complicidad con el respetable que fue subiendo enteros en el transcurso del festejo. Y es que no renuncia a nada: quites, banderillas, toreo en cercanías y adornos con los que se ganó la primera oreja, aunque el toro era para más, mucho más. En su segundo, donde se las vio para poder banderillearlo, porque el toro se aquerenció en un burladero y no acudía al cite, apenas hubo toreo. Casi todo fueron molinetes, pases por alto, adornos y poco más. Pero aún así, lo de Padilla tiene mérito.
Tampoco destacó sobremanera "El Fandi", en una tarde donde volvió a mostrarse fácil en banderillas, aseado con el capote y anodino con la franela, aunque en su segundo, que metía bien la cara, sumó varias tandas de buena factura, con la izquierda, pero fueron series aisladas que no prendieron como debían en los tendidos.
Y con los tres toreros en hombros culminó una tarde en la que la generosidad exagerada del palco fue una constante.
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