"GARBANZO" Un torero y su causa
Se acerca de nuevo la
celebración del Festival Taurino más institucionalizado de nuestra Fiesta
Brava: “El Festival solidario a beneficio
de la Asociación Española contra el Cáncer”. Y un año más hemos de recordar
a un gran torero de Córdoba, Juan
Antonio Cobos Carreras, conocido en todo el mundo taurino como “el Garbanzo” que sigue luchando con
esta horrible enfermedad desde hace
años, y a la que resiste gracias a una ilusión que en él
nunca decrece, todo lo contrario, se acrescenta. Juan vive y siente el toreo en sus entrañas,
aún con el sueño de hacer de nuevo el paseíllo en el coso de “los Califas” de su
tierra, a beneficio de la lucha contra esa enfermedad que ha querido quitarle
la vida, y la ilusión de lo que le ha dado reaños para resistirla: ¡sentirse torero!
Dice una cita anónima que “La Ilusión despierta el empeño y solamente
la paciencia lo termina”. Así es la ilusión de los que un día despertó en
ellos el empeño de ser torero; un sentimiento que se adentra en el alma hasta
la eternidad.
¿Qué es la vida? -decía Calderón-Un frenesí. ¿Qué es la
vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que
toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
No rechaces tus sueños. ¿Sin la ilusión el mundo qué sería?,
nos dice Ramón de Campoamor.
Dichosos pues son
por ello los toreros, que cuando despierta en ellos su empeño, esa ilusión los
mantiene vivos, y por ella arriesgan su vida para
levantar esculturas efímeras frente al toro, y apuestas radicales sobre el
doble valor, humano y humanista, de la existencia…! Por eso el espectáculo
taurino, pura creación popular, es revolucionario, dramático, veraz, de fusión
entre música, ballet, plástica, ética y estética; una auténtica escuela de la vida como señala Boadella (catalán por más señas) en su
defensa de la tauromaquia.“
El toreo es
un sentimiento tan profundo que es canto, que es musical”, en esto basa
José Bergamín (que no fue precisamente
de derechas), su genial obra “La música
callada del toreo”.Esa melodía superior que solo aprecia el oído del
corazón; la que a Cervantes no pasó
desapercibida pues le llamaba “El
maravilloso silencio”. Tampoco a Bécquer
quien la llamó“Espíritu sin nombre o la
maravillosa esencia”. Pero eso es cuestión de sensibilidad;sin sensibilidad
o percepción sensible no es posible el entendimiento de ningún arte. Algo que no
entenderán nunca los que nunca han visto una
corrida de toros, y mucho menos,
los que no han visto nunca torear a la verónica a Morante de la Puebla.En definitiva, ellos, los sectarios (que son
el 90% de los antitaurinos) no podrán entender nunca porqué los aficionados a
los toros hablamos de arte del toreo.
¡Ánimo
Juan! porque los aficionados, los que un día
admiramos tu corazón torero (más grande que tu cuerpo) hoy admiramos tu
entereza para resistir. ¡Ojalá! este año se cumpla tu sueño: echar de nuevo el
paseo en tu tierra por esa noble causa, que es la tuya.
Domingo Echevarría
FOTO: JOSE LUIS CUEVAS
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