Manolete. La culminación de un sueño (VI) De Guerrita a Manolete (6ª parte)
Por Jose Morente
Del toreo de "pasos sin pases" al toreo de "pases sin pasos".
Decíamos en la entrada anterior que la mejor manera de entender el toreo de Manolete era -por puro contraste- comenzar por ver torear a Domingo Ortega.
Ortega no se lo perdonó.
Ortega no le perdonó la frase. Por eso, en la Conferencia del Ateneo, le quiso ajustar las cuentas que no pudo ajustar en la plaza y le acusó de transgresor de las normas clásicas cuando el clásico era el de Córdoba (Lo clásico en el toreo es cargar la suerte con los brazos no con las piernas), pero… la conferencia de Ortega le vino de perlas a los antimanoletistasque no paran de repetir todavía hoy las cosas que dijo el del Borox.
Una lástima porque Ortega, obsesionado como estaba con desmontar el toreo de Manolete, un toreo cuya importancia y verdad no fue capaz o no quiso entender, perdió la ocasión de explicar su propio toreo.
Lidia y toreo fundidos
Con Manolete y desde Manolete, ya no se lidia primero, sino que se toreadesde el primer momento. Manolete ya se lo dijo a Ortega:
Fue ese un planteamiento que tuvo mucha enjundia e importancia porque iba a cambiar el rumbo de la fiesta de forma irremisible para los años venideros.
Hay que advertir también que eso de dominar a los toros, toreando en redondo, no era un concepto nuevo. En un artículo de la Lidia de mil ochocientos ochenta y tantos, ya se decía que el toreo en redondo era el que más castigaba a los toros, el que más los destroncaba, el que más los obligaba.
No era un concepto nuevo pero no se alcanzó, al menos de forma sistemática, hasta que pisó los ruedos el diestro de Córdoba. Quien puso en práctica ese sistema, todas las tardes y con todos los toros, ya fuesen dóciles o fieros, suaves o broncos, fáciles o peligrosos.
Se cumplía así también la profecía de Belmonte: "Llegará un día un torero que toreará a todos los toros".
Ahí, el de Córdoba, con su novedoso planteamiento, marcó la diferenciacon el resto de la torería de su época y de todas las épocas.
Del toreo de "pasos sin pases" al toreo de "pases sin pasos".
Decíamos en la entrada anterior que la mejor manera de entender el toreo de Manolete era -por puro contraste- comenzar por ver torear a Domingo Ortega.
Y, en efecto, el toreo del torero de Córdoba es diametralmente opuesto al del toledano. No solo desde el punto de vista de la estética sino también en su técnica y en su concepto.
Para Ortega, torear es dominar al toro, poderle, someterle... El toreo de Ortega se basa en una lidia hecha, no de pases ("torear no es dar pases" diría después) sino de pasos, de muletazos en movimiento, entrando y saliendo continuamente del terreno del toro.
Manolete desmontó en las plazas toda esa teoría de Domingo Ortega.Hasta que llega Manolete a la fiesta, lidia y toreo iban separados. A partir de Manolete, lidia y toreo se funden. Manolete dominará a los toros (a todos los toros) toreando por naturales, colocado en su centro, sin moverse, lo que supuso una impactante novedad.
Ortega no se lo perdonó.
Ortega no le perdonó la frase. Por eso, en la Conferencia del Ateneo, le quiso ajustar las cuentas que no pudo ajustar en la plaza y le acusó de transgresor de las normas clásicas cuando el clásico era el de Córdoba (Lo clásico en el toreo es cargar la suerte con los brazos no con las piernas), pero… la conferencia de Ortega le vino de perlas a los antimanoletistasque no paran de repetir todavía hoy las cosas que dijo el del Borox.
Una lástima porque Ortega, obsesionado como estaba con desmontar el toreo de Manolete, un toreo cuya importancia y verdad no fue capaz o no quiso entender, perdió la ocasión de explicar su propio toreo.
Así se tenía que haber llamado la conferencia de Ortega en el Ateneo: "El arte del toreo cambiado". Pretender encerrar todo el toreo en unos moldes particulares y personales fue un dislate. |
Lidia y toreo fundidos
Con Manolete y desde Manolete, ya no se lidia primero, sino que se toreadesde el primer momento. Manolete ya se lo dijo a Ortega:
“Mientras usted se dobla con el toro yo ya le he dado cinco naturales”Con Manolete se va al garete ese planteamiento arcaico que sostenía que primero había que lidiar y dominar al toro y luego, conseguido lo anterior, si se conseguía, torearlo. Hoy, eso se admite y celebra pero se admite y celebra mucho más lidiar toreando. Ese "pronto y en la mano" que diría años después el manoletista maestro Antoñete.
Fue ese un planteamiento que tuvo mucha enjundia e importancia porque iba a cambiar el rumbo de la fiesta de forma irremisible para los años venideros.
Hay que advertir también que eso de dominar a los toros, toreando en redondo, no era un concepto nuevo. En un artículo de la Lidia de mil ochocientos ochenta y tantos, ya se decía que el toreo en redondo era el que más castigaba a los toros, el que más los destroncaba, el que más los obligaba.
No era un concepto nuevo pero no se alcanzó, al menos de forma sistemática, hasta que pisó los ruedos el diestro de Córdoba. Quien puso en práctica ese sistema, todas las tardes y con todos los toros, ya fuesen dóciles o fieros, suaves o broncos, fáciles o peligrosos.
Se cumplía así también la profecía de Belmonte: "Llegará un día un torero que toreará a todos los toros".
Ahí, el de Córdoba, con su novedoso planteamiento, marcó la diferenciacon el resto de la torería de su época y de todas las épocas.
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