Ferrera sienta cátedra con Platino
Por Jose Morente
Muchos y variados matices tuvo la emocionante corrida que Victorino Martín envió ayer a Sevilla, tanto por el comportamiento de los toros como por la apuesta de los toreros (Ferrera, Escribano y Ureña).
Muchos y variados matices tuvo la emocionante corrida que Victorino Martín envió ayer a Sevilla, tanto por el comportamiento de los toros como por la apuesta de los toreros (Ferrera, Escribano y Ureña).
Una corrida con mucho que comentar y analizar y de la que me interesa destacar la magistral lección lidiadora que dio Antonio Ferrera a lo largo de toda la tarde y, en especial, su forma de meter en la canasta al fiero toro cuarto, "Platino" de nombre, un nombre de toro de hondas e importantes resonancias manoleteras en tierras mexicanas pues Platino se llamaba aquel toro de Coaxamalucan al que el diestro de Córdoba hizo faena histórica, en la plaza el Toreo de la Condesa, allá por febrero de 1946.
Fiereza de un toro fiero en el caballo. Platino (Fotografía de Arjona para Aplausos) |
Al inicio de la faena de muleta, traía Platino una arrancada probona, amagando mucho, midiendo mucho al torero en el cite. Luego, sin embargo y una vez pasado el embroque, la embestida se resolvía con un tranco si no excepcionalmente largo, si suficientemente hondo y emotivo. El toro, además, se revolvía rápido en el remate. Reponiendo. Un interesante problema lidiador para que lo resolviese un lidiador de fuste.
Hemos nombrado a Manolete y, no sé si acordándose o no del diestro de Córdoba, Ferrera tiró de técnica manoletista y retrasó la muleta, colocando el cáncamo a la altura del cuerpo en el cite.
Aquello fue como un bálsamo para la complicada embestida del toro que dejó de dudar y probar y salvado el cuerpo, acometía ya con franqueza, humillación y hondura en unos muletazos que llegaron mucho al público.
Aquello fue como un bálsamo para la complicada embestida del toro que dejó de dudar y probar y salvado el cuerpo, acometía ya con franqueza, humillación y hondura en unos muletazos que llegaron mucho al público.
Resuelto el problema planteado, los muletazos se sucedieron largos y enjundiosos (Fotografía de Arjona-Aplausos) |
Un detalle, el de Ferrera, de gran inteligencia lidiadora. Uno más en una tarde plagada de ellos. La tarde de su reencuentro con los grises en la Maestranza. La tarde en la que este torero volvía a poner su nombre en lo alto junto a un toro de la ganadería de la A coronada, como ya hiciera en 2015 con Mecanizado. Esta vez el toro se llamaba Platino. Ferrera con Platino dirán los libros de historia del toreo.
Ambos, Ferrera y Platino, nos hicieron ayer evocar en la Maestranza el toreo de Manolete y su faena a ese otro Platino de Coaxamalucan en tierras mexicanas.
70 años después de aquello, Ferrera sentaba cátedra con este otro Platino y, lo mejor, es que nos volvía a traer el recuerdo de aquel genio del toreo que se llamó Manuel Rodríguez "Manolete", en el año en el que se conmemora el centenario de su nacimiento.
1946. Plaza del Toreo de la Condesa-México. Manolete citando a Platino de Coaxamalucan |
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