sábado, 17 de marzo de 2018

“El cursillo de cristiandad ha sido una de las experiencias más importantes de mi vida”


Entrevista para Iglesia en Córdoba al torero Rafael González Sánchez “Chiquilín”


Rafael González Sánchez “Chiquilín” nació queriendo ser torero. Muy temprano asumió que el ambiente taurino de su casa lo reclamaba para la causa. Con pañuelitos blancos ensayó sus primeras faenas al lado de la Iglesia de Santa Marina, el barrio en el que nació. El día de su bautismo, la parroquia estaba en obras y todavía hoy sonríe al ver en fotografía el recipiente que sirvió de improvisada pila bautismal. Después de 25 años en los ruedos, este hijo y hermano de familia numerosa no anhela el éxito profesional del pasado, pero sí la compañía de sus padres, aunque ha sabido encontrar en la cercanía con Dios la paz y la serenidad para comprender su pérdida. “Chiquilín” no ha dudado nunca en ayudar a los más necesitados a través de festivales benéficos y capeas. Parte de su compromiso cristiano se refleja en una apertura a prestarse a cuantos requerimientos se le hagan, porque cree que ser cristiano hoy significa, sobre todo, comprometerse con el débil. Tiene guardada la experiencia de su cursillo de cristiandad como un precioso regalo que la fe en Cristo le ha dado y se manifiesta en plena acción para que otros disfruten de la cercanía del Señor en la casa de San Pablo. En estos días aguarda la salida de Jesús Caído al que acompaña en todo su recorrido procesional.
¿Cuándo tomas conciencia de tu ser cristiano?
Siempre que me vestía de torero me encomendaba a Dios y le pedía que todo saliera bien, también le daba las gracias cuando volvía de la plaza, lo he hecho siempre porque soy cristiano, bautizado en Santa Marina. Desde pequeño he vivido la fe con mis padres, mi abuela. Cuando decides tener una profesión como la mía, te agarras a Él para que te proteja, te ayude. Desde siempre, rezo cada noche y doy gracias a Dios por cada día que me da. También he tenido momentos malos en mi vida y siempre me he refugiado en Él para que me diera fuerza, me ha ayudado mucho en momentos de pérdidas importantes como la de mi padre o mi madre. Él me ha ayudado a ver la vida de otra forma.
Al retirarte de los ruedos decides ponerte al servicio de los más necesitados ¿no es así?
La mayoría de los toreros somos cristianos y nos volcamos mucho en las personas necesitadas. He toreado mucho para festivales benéficos para necesidades de la Iglesia, imágenes que necesitaban restauración, residencias de personas mayores… Dios me ha dado esa oportunidad de poder hacer algo que se transforma en ayuda a los demás. Así me siento orgulloso y en paz conmigo mismo, es una satisfacción muy intensa.
¿Quién ha estado a su lado en este camino de Fe?
Yo lo he descrito solo. Mi madre siempre me habló de la fuerza de la fe, aparte de eso, yo mismo la he descubierto. Aunque conocí a una “mariposa” que me animó a acudir al cursillo de cristiandad, la hermana de una amiga me animó a vivir esa experiencia. Mi cursillo fue el 1053, coordinada por Inmaculada Luna y Esther Ogaya quien me invitó; el sacerdote, Antonio Murillo. No me quería ir de allí del cursillo, luego sales a la vida cotidiana y el cambio es total. Mi cuarto día fue muy bonito, a raíz de esta experiencia tu fe es más fuerte y tienes la paz interior necesaria, afrontas los problemas de manera distinta. Lo recomiendo. Te cambia la vida. Conocía los cursillos de Cristiandad pero no había llegado el momento en mi vida de acudir, hasta hace dos años que me invitó esta persona y fue una experiencia que no puedo expresar con palabras. Sentí paz y tranquilidad junto al Señor, es algo inexplicable, hay que vivirlo. Aconsejo a todo el mundo que acuda, de hecho una de mis hermanas ya lo ha hecho y se lo sigo proponiendo a mis otros hermanos y a mis amigos. Además de este cursillo también acudí al de renovación hace poco.
¿En tu mundo se tiene muy presente al Señor?
Hay personas que son creyentes pero no lo expresan, no lo difunden, como si hubiera reparos al expresarse. Creo que hay que decir que crees en Dios y mostrar las experiencias bonitas que con Él vives. He pedido a Dios cosas que me ha concedido y en otras he sentido su cercanía y me ha hecho entender, por ejemplo, que la muerte de mi madre tiene lugar tras haber cumplido su misión entre nosotros. Rezo a Dios y le hablo a mi madre y sé que está conmigo y no me abandona.
¿Cómo invitarías a la gente a acercarse al Señor?
Le diría que haga los cursillos porque te cambia la vida para siempre y la manera de acercarse a Dios.
En tu opinión, ¿cómo debe vivir un cristiano en la Córdoba del siglo XXI?
Ayudando a los demás, comprometiéndonos. Hay muchas personas necesitadas no solo de alimentación o vestido, también de cariño. Creo que en la medida de nuestras posibilidades hay que acercarse a ellos.
¿Cómo esperas la Semana Santa?
Vivo la Semana Santa intensamente desde siempre y deseo que se desarrolle con brillantez, como siempre. La hermandad de la Caridad de Priego de Córdoba me pidió mi primer vestido de torear para hacer una saya a la Virgen y lo entregué convencido de que ése es el mejor destino que pudo tener, porque es para siempre. Lo mismo hice para la Virgen del Mayor Dolor, de esta localidad. La Semana Santa para mí es mi Padre Jesús Caído de San Cayetano que es para mí el más grande.

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