TENTADERO EN LOS ARENALES
ENRIQUE HERRERO SE ESTRENÓ ANTE EL GANADO BRAVO
CON NOTA ALTA
Ladislao Rodríguez Galán
En la finca Los Arenales (Hornachuelos), donde pastan las reses de Antonio Doblas, se ha celebrado un tentadero organizado por un grupo de familiares y amigos de Enrique Herrero, alumno de la Escuela Taurina de Córdoba, que ha significado su "debut" ante el ganado bravo.
Se tentaron una becerra y una erala que dieron muy buen juego, tanto con el caballo como con la muleta.
A media mañana se programó el tentadero y hasta la finca fueron llegando los invitados a este esperado acontecimiento.
Como es natural, al ser Enrique alumno de la Escuela, no faltaron Rafael González "Chiquilín", Director Artístico de la misma y Juan Antonio García "El Califa", profesor, que no quisieron perderse este debut tan esperado por el chaval y estar cerca de él en un momento tan importante.
Enrique Herrero es un joven cordobés que lleva en la Escuela Taurina de Córdoba poco más de un año y tanto él como el profesorado han creído llegado el momento para demostrar lo aprendido ante el ganado bravo.
Enrique estuvo auxiliado por los novilleros Juan Carlos Ávalos y Francisco José. En primer lugar se soltó la becerra (para calentar motores) y desde el primer instante se vio la predisposición del chaval. Fue muy positivo para este debut el extraordinario comportamiento del animal que repetía y repetía sin cesar.
No contamos las embestidas, pero fue un número muy considerable siguiendo la muleta que una y otra
vez le presentaba Enrique. Cuando se le dio puerta, la becerra seguía con la boca cerrada.
Tras unos minutos de descanso con comentarios y consejos al toricantano, salió al ruedo el segundo animal. Una erala muy fuerte, que al igual que la anterior colaboró de principio a fin con el chaval, que dio rienda suelta a su amplio repertorio aprendido. Consiguió, dentro de su bisoñez, muletazos templados, largos y en algunos momentos profundos.
La vaca iba imantada a la muleta y el chaval supo aprovechar este buen regalo. Enrique estuvo toreando hasta que le pareció, cediendo después la muleta a sus auxiliares, que gozaron lo más grande con tan buen material.
En resumen una jornada muy agradable, con ráfagas de buen toreo de un chaval que vio cumplido, con creces, su deseo de probarse ante el ganado bravo. Y lo hizo con nota alta.
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