El sevillano firma una exquisita faena malograda con los aceros; floja corrida de Martín Lorca
La inmensa torería de Juan Ortega en Las Ventas
Un crujido estremeció el alma de los aficionados en el primer trincherazo de Juan Ortega. El núcleo de aficionados que fielmente acude a Las Ventas tuvo paladar para saborear, jalear y exponenciar la exquisita obra del sevillano. La Virgen de la Paloma siempre ha sacado toreros.
Con su bendición han resucitado carreras, han surgido figuras y ha dado alas a toreros en vías de extinción. Así ocurrió el año pasado con Juan Ortega, de aquellos polvos estos lodos. De la reveladora torería al despertar de la sensibilidad artística que se vivió ayer en Las Ventas. Entre medias, la cumbre capotera de Resurrección y la nulidad de opciones en San Isidro. También un absurdo apoderamiento por parte de Plaza 1 para tenerlo parado en su casa. Y la mala elección de escoger una destartalada y pesada corrida de Martín Lorca en forma de oportunidad envenenada.
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