LA CÓRDOBA TAURINA Y DIVERSA

CAPOTES SINGULARES DE PASEO, EN EL MUSEO TAURINO

El capote de paseo nació en los primeros tiempos del toreo de a pie. La preponderancia que empezó a tener la modalidad de a pie en la fiesta de toros, a partir de mediados del siglo XVIII, y la popularidad de los diestros, hizo que fuera preciso despejar por los alguacilillos la gente que se agolpaba en el ruedo, y una vez todo despejado, volvían para acompañar a los toreros. ¿Como empezó todo ?, pues de forma lógica, los primeros actuantes de a pie, eran los chulos que acompañaban a los jinetes, y como sus evoluciones resultaban del agrado del público, fueron tomando partido hasta convertirse en los verdaderos protagonistas. Y en aras de su creciente popularidad, se mostraban tal cual, vestidos de calle, y paulatinamente, a tenor del buen entender de cada cual, fueron sumaron aditamentos vistosos, incluido el capote de brega, que empezó siendo gris, después negro más tarde marrón y finalmente rosa. Tal evolución, sucedió también con la forma de llamar la atención en la calle, pues los toreros de a pie, para distinguirse del común viandante llamaban la atención, vestidos de toreros, y por los hombros el capote o capa de abrigo con bordados. Y así acudían el día de la corrida, hasta cambiar en el ruedo el capote de salida, por el de brega.

La literatura sobre el tema y la lógica de la evolución de todo, certifica que poco a poco aumentaron los adornos, bordados y motivos, y en especial a partir del siglo XVIII, utilizados exclusivamente para el acto ritual del paseíllo, y figurar posados en el poyete de la barrera, como homenaje a algún personaje que en allí se encontraba. Pero volviendo al tema, se pasa con cierta rapidez, de las bandas de colores identificativos, que se empleaban en la Maestranza de Sevilla, a los trajes más apropiados de Costillares, quien precisamente fue el torero que contribuyó a cambiar el aspecto de los trebejos taurinos, y cincuenta años después le siguió Paquiro, un verdadero estilista taurino y colaborador necesario (según algunos tratadistas la escribió el médico gaditano Manuel Rancés) de su TAUROMAQUIA COMPLETA. Ambos maestros enriquecieron más todo lo relacionado con la tauromaquia, le dieron prestancia a la par que riqueza. Una de las prendas beneficiadas, fue sin duda el capote de paseo que nos ocupa.

JINETE Y CAÑAS SON CONTAGIO MORO:

RESTITÚYANSE JUSTAS Y TORNEOS

Y HAGAN PACES LAS CAPAS CON EL TORO...

(Quevedo)

Nos recordaba Ildefonso Montero Agüera:

...” la capa fue el engaño predilecto para torear a pie, por su eficaz manejo. Sirvió de defensa o se utilizó como amparo. Liada al brazo a manera de escudo, se usó en la primitiva suerte de acuchillar o matar a espada, así se observa en una lámina, de la corrida celebrada en honor de Felipe I “El Hermoso” en Benavente”…

De esta capa o capote, que en realidad fue una prenda de abrigo, se fue transformando como con anterioridad hemos relatado, en el capote de paseo ritual y claramente bello, que hoy acompaña al torero, en el paseo de presentación junto a las cuadrillas, areneros etc...

Centrándonos en el momento actual, es un privilegio visitar en el Museo Taurino, la exposición que con todo acierto han denominado: LA CRISÁLIDA DEL HÉROE, EL CAPOTE DE PASEO... y una especial mención para el catálogo de lujo que han confeccionado. A través de él, se puede entender nítidamente, tanto el fin de la exposición como tener acceso y conocimiento de lo más sobresaliente que se exhibe en élla. Firman los textos, plumas brillantes, en especial los certeros comentarios, minuciosos y didácticos de la comisaria de la exposición María del Mar Zafra..

En lo que a mi respecta, me ha congratulado sobremanera, admirar los tres capotes de Lagartijo - primer califa -, también el del segundo: Guerrita, así como el de Manolete -cuarto califa- y como no el capote del quinto El Cordobés. Y también me ha impresionado, el retrato del tercer califa Machaquito de López Mezquita, y… todo me ha gustado y enriquecido.

En fin, eventos como éste suman voluntades para visitar el museo. Al hilo de este comentario - si se me permite -, sugiero estudien la posibilidad de un concurso fotográfico a nivel nacional, en el que se podría premiar el mejor rincón del museo, la imagen de algún objeto del mismo, o que se yo...cualquier imagen artística, pero sobre todo que esté relacionado con el edificio en sí o con su contenido.

Enhorabuena.