LA LUZ EN LOS PINCELES DE JUAN CANTABRANA
Las composiciones pictóricas, de este poeta de los pinceles, están acompañadas siempre por una luz un tanto especial, que acaricia sus colores. Tonos tan suaves, cálidos y envolventes, que a nadie deja indiferente. A unos por las tonalidades, a otros por el tema, y a todos por la maestría con que maneja los pinceles en el lienzo.
Juan Manuel Sánchez de Puerta Cantabrana, es el “Juan Cantabrana”, que conocemos porque así firma las obras, pero su pintura va más allá de la rúbrica, porque nada más contemplarla, se adivina el autor, su santo y seña es la la conjunción de la belleza a través del color azul, del violeta y de la luz, con la que consagra su obra.
Nació en Córdoba el 7 de Julio de 1941. Desde pequeño le atrae trasladar al papel con sus “alpinos”, los objetos y figuras que encuentra a su alrededor, hasta que consigue que le señale su entorno de forma admirativa...
Cuenta el pintor, entre orgulloso y asombrado, que ya con nueve añitos, copió en óleo “La Virgen del Racimo”, obra perteneciente al Renacimiento italiano. Y cuenta también que su primer maestro fue Amadeo Ruiz Olmos, el insigne escultor valenciano, afincado en Córdoba. Y que, paralelamente, se formó en los principios básicos de la pintura, en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba.
Adolescente todavía y con el fin de cultivar día a día la imprescindible técnica o esa palabra tan entrañable, como es aprender el oficio, era frecuente verlo por plazas, monumentos y jardines, acompañado de amigos como Fernando Polo de Alfaro, José Francisco López “Jofra” y Aurelio Moreno, todos ellos con el caballete a cuestas, captando rincones mágicos...
...”Aurelio Moreno es un pintor cordobés, afincado en Málaga, que
nos conocimos en el año 1957, pintando paisaje en la calle, y con el
me sigue uniendo una buena amistad”...
También tuvo mucha afinidad con Pierre de Matheu, sobre el que Cantabrana opina lo siguiente:
...”con Pierre de Matheu –pintor postimpresionista, formado en Francia, pero
nacido en El Salvador, con el que tuve una relación pictórica y de amistad,
durante los cuatro años que pasó en Córdoba, pintando sus calles. Después
viajó a Ubrique con el mismo fin y se quedó prendado, hasta el punto de
que le comentaba a sus amigos que había encontrado “una mina”... y
esta admiración le duró hasta su muerte en 1965”...
En 1959 asistió a las clases magistrales del gran pintor Daniel Vázquez Díaz. Aprovechó su estancia en la capital, para matricularse por libre, en cursos de Estudio de Ropajes y Figuras en Movimiento, en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando.
En 1966 presenta en Córdoba una exposición individual, que resulta todo un éxito. Dos años más tarde, monta otra exposición en Madrid en la sala Toisón, cuyo contenido despierta admiración entre la crítica y el público visitante.
Vuelve a Córdoba en 1979 y retorna con la ilusión de dar forma a su ansiado proyecto: pasajes del Nuevo Testamento en grandes formatos. En el 82 realiza el primer cuadro relacionado con la idea, plasmando “La resurrección de Lázaro”. La colección se compone de momento de treinta temas bíblicos.
Durante los años de 1980 y 1981, viaja a Estados Unidos y se proyecta como artista a tener en cuenta, en conocidas galerías neoyorquinas. En Nueva Jersey realizó siete retratos. Su pintura, tras este periplo, se puede contemplar ya en colecciones particulares de Estados Unidos, además de las que ya figuraban en poder de ingleses, franceses y por supuesto españoles, distribuidas por casi todas las provincias.
A partir de 1983, participa en numerosas muestras individual y colectivamente, presentando siempre creaciones originales con el sello inconfundible de Cantabrana. Su presencia es siempre un lujo para los organizadores de cualquier evento pictórico.
En 2009 preparó una selección de sus obras, con motivo de la inauguración de la sala Carlos Bermúdez.
En 2012 el cuadro Debut de Montalvo en el Carnegie Hall, fue presentando durante un concierto del propio Montalvo, en el Salón del Liceo del Real Círculo de la Amistad.
Tras varias muestras más, su obra Desnudo, forma parte de la antología 60 Años de Arte Contemporáneo en Córdoba, que se celebró en la Fundación Gala.
No frena la evolución de su pintura, y vive atento a todos los movimientos de vanguardia:
...”continúo investigando en las posibilidades de los colores neutros y la
luz, utilizando mi teoría de los iris”…
Precisamente bajo el título de Iridiscencias, en 2018, seleccionó cincuenta y cinco obras, para una muestra en la Sala del Museo de Etnobotánica del Real Jardín Botánico de nuestra ciudad.
En el año 2020 dirige un taller relativo a la mirada, que titula La fisiología del ojo humano en el dibujo al natural.
Y para cerrar este breve trabajo, sobre la trayectoria del pintor cordobés, sólo me permito añadir que desde el arte, se le aplaude la investigación que tanto le apasiona sobre los colores neutros.
Es un artista fundido con la cultura más profunda, de ahí sus presentaciones musicales o literarias, como ejemplos el citado concierto del violinista Paco Montalvo, obra que se mostró en la Fundación Miguel Castillejo, con motivo de la Semana Master Class Andalucía y el concierto Cantabrana del pianista Andrés Carlos Manchado, así como otras manifestaciones culturales en la que es un habitual.
Su pintura, de siempre ha sido una caja de sorpresas: color personal, temas y figuras originales y sobre todas las cosas, un dominio absoluto de los pinceles para extraer de lo natural, el alma de las personas y la clorofila singular de las plantas a las que da vida en el lienzo.
Las obras de Cantabrana en si mismas y por su universalidad, constituyen un premio para la historia cultural, singular y milenaria de Córdoba.
FRANCISCO BRAVO ANTIBÓN
FUENTES DOCUMENTALES:
-DATOS FACILITADOS. POR CANTABRANA.
-CORDOBAPEDIA.
-ARCHIVO PROPIO.
JOSE LUIS CUEVAS
Montaje y Editor
Escalera del Éxito 252...
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