MEDINA AZAHARA. LLEGÓ EL DÍA
Con seis discos en ocho años, Triana fue capaz de erigirse como padres del denominado rock andaluz. Las raíces que mezclaban el rock con el progresivo de King Crimson sin perder la esencia del flamenco arraigaron con fuerza hasta ver como su ramaje ha seguido creciendo casi cincuenta años después. Desde ese 1983 fatídico en que la muerte de Jesús De La Rosa marcaba el fin de la banda, a pesar de los intentos y la polémica de reformarla sin que intervenga ningún miembro original del grupo, su legado ha recibido numerosos homenajes y tributos con los que seguir proyectando en el tiempo la calidad de sus canciones. El más reciente corre a cargo de sus más directos herederos, y no solo porque han defendido el rock andaluz llevándolo a las puertas del heavy melódico, sino porque incluso su cantante estuvo presente en la grabación del último disco de Triana.
Por aquel entonces, Manuel Martinez ya lideraba Medina Azahara y poco podía sospechar que cuarenta años más tarde, se encontraría llenando hasta la bandera un recinto tan impresionante como el Palau de la Música para prolongar la leyenda de la banda sevillana, y porque no, para demostrar una vez más que su calidad sobre un escenario los hace grandes, y que los músicos perfectos para emprender la compleja tarea de traer al 2022 las canciones de Triana.
Sobre el escenario del Palau se podían distinguir dos niveles de forma evidente. Algo más elevada estaba la sección rítmica compuesta por tres jóvenes músicos encargados del bajo, la batería y una guitarra de apoyo además de la presencia de Juli, quien pondría la calidez femenina a los coros que apoyaban la excelente voz que conserva Manuel a los 72 años. En primera línea, el trío de músicos que más tiempo lleva en la banda. En los teclados Manuel Ibañez fue capaz de devolver con maestría los ambientes en los que las canciones de Triana se apoyaban. En la derecha del escenario el siempre incombustible Paco Ventura, para mí uno de los guitarristas más infravalorados del rock nacional, dejaba de lado los riffs más poderosos para llenar con sus notas los pasajes sonoros más melódicos de los sevillanos. Y en el centro, Manuel Martínez y su eterna cabellera recogida esta vez, defendiendo de manera impoluta cada una de las canciones del último disco que sonaron aquella noche. “Llegó El Día” es el segundo homenaje que los cordobeses rinden a Triana tras el lanzamiento en 2007 de “Se Abre Una Puerta” en el que se encontraba “Hijos Del Agobio”, la canción que iniciaba el repertorio de la noche.
Un excelente ejemplo de cómo Triana consiguió dar color a sus temas con pinceladas progresivas. La primera ovación de las muchas que se oyeron la noche del miércoles vino con “En El Lago”, una de las joyas de la discografía de Triana. Lo cierto es que la continuación con “Desnuda La Mañana” y “Una Noche De Amor Desesperada”, que el público coreó como si fuera una solo voz, ponía el concierto en un nivel de calidad que rozaba ya lo excelente y apenas llevaban poco más de veinte minutos sobre el escenario. “Sentimientos De Amor” puso un poco de calma y freno antes de dar paso a otros dos de los temas más celebrados: “Sé De Un Lugar” y esa cancion dedicada a un “gorrilla” (típico personaje sevillano que te ayuda a aparcar a cambio de unas monedas) como es “Sr. Troncoso”. Uno tras otro fueron cayendo temas como “Quiero Contarte”, “Llegó El Día” o “Cae Fina La Lluvia”, del que Manuel Martínez nos desveló que fue testigo de su grabación original, pero fue a partir de “Tu Frialdad”, en la que la Juli compartió micrófono protagonista para suplir la voz de India Martínez que es con quien hacen el dueto en el disco, donde el concierto comenzó su subida pletórica hasta el éxtasis colectivo.
Hasta ese momento, Medina Azahara se había metido en los zapatos de Triana para recrear con bastante fidelidad los temas, pero siendo “Abre La Puerta” uno de esos puntales en sus conciertos desde hace años, Manuel Martínez ya avisó que a partir de aquí el concierto iba a sonar más a Medina, y ofrecieron una potente versión que puso al Palau en pie. Fue Manuel Ibañez el que se encargó de cantar “Recuerdos De Una Noche” y ponerse al frente de la banda con un teclado portátil para ofrecer el último homenaje a Triana de la noche y dar descanso por unos minutos a las cuerdas vocales de su tocayo, que volvería a escena para “Paseando Por La Mezquita”, el primero de los tres clásicos de Medina Azahara que sirvió para que los músicos se despidieran antes de los bises.
No se hicieron mucho de rogar ante la insistencia de un público que sabía que aún les quedaba un rato más de disfrute. Y la banda terminó el concierto por todo lo alto con dos canciones que convirtieron el Palau en un gran karaoke en directo, ya que tanto “Necesito Respirar” como “Todo Tiene Su Fin”, la versión de los Módulos que han hecho definitivamente suya desde hace años, fueron cantadas a pulmón por los presentes. Con el tramo final de presentaciones, en el que tanto Manuel Martinez como Paco Ventura (con desliz geográfico incluido) se acordaron del conflicto en Ucrania y pidieron la paz para el país, dieron por finalizadas las casi dos horas de una noche que estoy convencido que habrá quedado para el recuerdo tanto de los que asistimos como para los componentes de Medina Azahara.
Texto por Sergio Leiva y fotos Desi Estévez.
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