Joaquín Pérez Azaústre ahonda en las luces y las sombras de Manolete en 'La larga noche'
El escritor presenta su nueva obra, ganadora del Premio Jaén de Novela, en el salón de actos del BBK Cajasur de Gran Capitán
Córdoba | 19·12·22 | 21:03 | Actualizado a las 22:04
El género de no ficción alcanza su máximo cometido en La larga noche, la última novela publicada de Joaquín Pérez Azaústre, ganadora del Premio Jaén de Novela y cuya acción comienza en el momento en el que el toro Islero asesta una cornada a Manolete y finaliza justo en el momento de su muerte en el hospital, durante la noche del 29 de agosto de 1947. Entre medias, todas aquellas personas de los círculos más o menos íntimos del torero sirven de pretexto para una vuelta a los recuerdos que marcaron al personaje más icónico de la España de posguerra.
"Se trataba de un hombre que lo tenía todo en una España en la que nadie tenía nada y él tuvo que lidiar con ello con la muerte pisándole los talones, porque fue el primero en acercarse tanto al toro", ha declarado el autor, que este lunes ha presentado la obra en el salón de actos BBK Cajasur de Gran Capitán, en compañía de la periodista y escritora, Mar Rodríguez Vacas; el poeta y escritor, Alejandro López Andrada y el editor de Almuzara, Javier Ortega.
El origen del libro está en la fascinación que Pérez Azaústre siente por el personaje de Manolete desde muy joven, cuando veía esa "mirada intensa, de gran hondura, que parece seguir hablándonos aún hoy". Tras un extenso bagaje logrado a base de archivos, lecturas- como los libros de Fernando González Viñas- y revisión de fotografías, la curiosidad se transformó en una inmersión profunda por un personaje enigmático, contradictorio en sus luces y sombras, "como tenemos todos" y "lleno de resonancias, con gran fuerza poética", como ha destacado el escritor, consciente de esa manera de torear tan única que tenía el diestro, "sobria, casi de duelo, imposible ya de imaginar en color", ha asegurado.
Precisamente, el escritor espera de este libro un acercamiento "libre de prejuicios" por parte del lector, ya que "se van a encontrar con un hombre que paraliza España en los años 40 con su toreo; quien sirvió en el bando franquista pero también simpatizó con los exiliados, políticos y artistas republicanos en México", ha asegurado. Por no hablar de su relevancia en el mundo anglosajón. Esto lo demuestra Azaústre con anécdotas veraces, como aquella en la que Manolete llega a conocer a Cary Grant, gran admirador del matador, o la comparación de Orson Welles, quien dijo de él: "Tenía algo de Sancho y de Don Quijote, porque Don Quijote veía Gigantes en los molinos y él, en cambio, veía molinos en los toros".
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