las ganas de triunfo del novillero Rafael Reyes, salva una tarde para
olvidar en la histórica plaza de Las Virtudes.
El segundo novillero fue el cordobés Rafael Reyes, que se encontró con un novillo de excelente presentación, fuerte, de manos cortas con hechuras de toro más que novillo el único problema fue que en la salida el novillo de partió el pitón derecho por la cepa, pero no se desprendió y aunque fueron muchas las protestas el presidente aguantó al novillo. Rafael Reyes le recetó un buen recibió capotero con algunas verónicas de muy buen corte.
El novillo cumplió en el caballo, pero toda la corrida fue muy mal picada, debido a que casi todos los picadores tenían muchísimos problemas para montar a los caballos fue lamentable ver como los picadores apenas tenían capacidad de mover a los caballos de manera ágil.
El tercio de banderillas fue sencillamente lo mejor de la tarde donde se pudo ver a un Rafael Reyes con un buen dominio de los terrenos y clavando en la cara de los novillos destacaron el segundo par colocado de dentro hacia afuera y el tercer par clavando en la misma cara y frenando al novillo.
En el tercio de muleta entendió perfectamente al novillo ya que se dio cuenta del galope que tenía este y tras arrancar con dos pases cambiados por la espalda le dio distancia en dos tandas con la mano derecha de gran lucimiento corriendo la mano. En el toreo al natural dio algunos muletazos de buen trazo pero estuvo condicionado por el viento. Volvió a la mano y le pegó otras dos tandas bajándole la mano derecha que fueron jaleadas con olés por el público, ayudó también la gran condición y embestida del novillo de El Madroñal. Terminó por bernadinas muy ajustadas que terminaron de calentar al público. La pena fue el pinchazo al matar recibiendo y después mató de estocada casi entera. Oreja con fuerte petición de la segunda e incomprensiblemente un desacertado presidente durante toda la tarde no concedió la segunda oreja bajo su criterio personal.
El cuarto novillo fue devuelto con tres avisos y salió el director de lidia, Curro Márquez, que también fue incapaz de acabar con el novillo, soltaron a los cabestros para tratar de llevar al novillo a los corrales, pero los cabestros eran muy bisoños y no se pudieron hace cargo de la situación. Ante tal desconcierto y con un presidente que no daba ninguna solución desde el palco demostrando una incapacidad absoluta de ordenar lo que sucedía en el ruedo el novillero Rafael Reyes solicitó al presidente de muto propio acabar con la vida del novillo y vaya que si lo hizo se fue directo al novillo y de un certero descabello acabó con el novillo, demostrando compañerismo y sacando la tarde hacia adelante, mostrando lo que se suele llamar los valores del toreo.
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