lunes, 30 de septiembre de 2024

 JUAN CANTABRANA Y LA LUZ DE SUS PINCELADAS



          Apoyándome en la frase de Carlos Clementson y en la reciente de la pintora Julia Hidalgo, entrar en la exposición de Cantabrana que estamos disfrutando en el Teatro Cómico Principal, supone entrar una vez más en el ambiente primaveral. Las composiciones pictóricas de este poeta de los pinceles, están acompañadas siempre por una luz un tanto especial, que mima sus singulares colores. Tonos tan suaves, cálidos y envolventes, que a nadie deja indiferente. A unos por las tonalidades, a otros por el tema, y a todos por la maestría con que maneja los pinceles en el lienzo.

       Juan Manuel Sánchez de Puerta Cantabrana, es el “Juan Cantabrana”, que conocemos porque así firma las obras, pero su pintura va más allá de la rúbrica, porque sólo contemplarla se muestra de forma diáfana, quien es el autor de las obras. Su santo y seña es la conjunción de la belleza a través del color azul, del violeta y de la luz con la que consagra sus creaciones.

TRAYECTORIA

           Nació en Córdoba el 7 de Julio de 1941. Desde pequeño le atrae trasladar al papel con sus “alpinos”, los objetos y figuras que encuentra a su alrededor, hasta que consigue que le señale su entorno de forma admirativa...



         Cuenta el pintor, entre orgulloso y asombrado, que ya con nueve añitos, copió al óleo La Virgen del Racimo, obra perteneciente al Renacimiento italiano. Y con nostalgia recuerda que su primer maestro fue Amadeo Ruiz Olmos, el insigne escultor valenciano, afincado en Córdoba. Y también que, paralelamente, se formó en los principios básicos de la pintura en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba, donde fue alumno de Rufino Martos.

         Cuando de chaval estudiaba en la Academia Espinar, en la que por entonces daba clases el recordado poeta y fundador de CÁNTICO Ricardo Molina, le encomendó al joven aprendiz de pintor, la cabecera de la revista:



“Me gustaría que hicieras un letrero con la palabra CÁNTICO, con letras de punta latina”…

Pasadas dos semanas el poeta insistió:

“Juan Manuel, que no se te olvide, que han de ser letras verticales de cuatro centímetros y de punta latina”….

        Y así fue, el histórico cuadernillo CÁNTICO vio la luz con la cabecera del pintor en ciernes Juan Manuel.



       Adolescente todavía y con el fin de cultivar día a día la imprescindible técnica o darle sentido a esa frase tan entrañable, como es “aprender el oficio”, con frecuencia se le veía por plazas, monumentos y jardines, acompañado de amigos como Fernando Polo de Alfaro, José Francisco López Jofra y Aurelio Moreno, todos ellos con el caballete a cuestas, captando rincones mágicos...

...”Aurelio Moreno es un pintor cordobés, afincado en Málaga, que nos conocimos, pintando paisaje en la calle, y con él me sigue uniendo una buena amistad”...

          También tuvo mucha afinidad con Pierre de Matheu, sobre el que Cantabrana opina lo siguiente:



...”con Pierre de Matheu –pintor postimpresionista, formado en Francia, pero nacido en El Salvador, con el que tuve una relación pictórica y de amistad, durante los cuatro años que pasó en Córdoba, pintando sus calles. Después viajó a Ubrique con el mismo fin y se quedó prendado, hasta el punto de que le comentaba a sus amigos que había encontrado “una mina”... y esta admiración le duró hasta su muerte en 1965”...

         En 1959 se traslada a Madrid, ciudad donde vivió durante veintidos años, para asistir como alumno a las clases del gran pintor Daniel Vázquez Díaz. Aprovechó su estancia en la capital, para matricularse por libre, en cursos de Estudio de Ropajes y Figuras en Movimiento, en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando.

EXPOSICIONES

       En 1966 presenta en Córdoba una exposición individual, que resulta todo un éxito. Dos años más tarde, monta otra exposición en Madrid en la sala Toisón, cuyo contenido despierta admiración entre la crítica y el público visitante.



       Se integra en el grupo Nueva Figuración Española. Viaja a Holanda y después a París, para enriquecer sus conocimientos del impresionismo. Por cierto que fue en una exposición de pintores franceses, en la galería madrileña Theo, seguidores de esa forma de entender las pinceladas, donde una composición de Pierre Bonnar, titulada “Estudio de rosas rojas”, abre para el pintor cordobés, una nueva forma de entender el color, e inicia el uso maestro de el violeta y el azul, tonalidades que ha llegado a dominar de tal forma, repito una vez más, que la pintura de Cantabrana, se distingue esencialmente por el singular uso de ambos colores y sus matices.

          Aunque mantiene estudio en Madrid. Vuelve a Córdoba en 1979 y retorna con la ilusión de dar forma a su ansiado proyecto: “Visión Bíbica”, Pasajes del Nuevo Testamento en gran formato. En el 82 realiza el primer cuadro relacionado con la idea, plasmando La resurrección de Lázaro. La colección se compone de momento de treinta temas bíblicos.



         En el año 1980 , viaja a Estados Unidos y se proyecta como artista a tener en cuenta, en conocidas galerías neoyorquinas. En Nueva Jersey realizó siete retratos. Su pintura, tras este periplo, se puede contemplar ya en colecciones particulares de Estados Unidos, además de las que ya figuraban en poder de ingleses, franceses y por supuesto españoles, distribuidas por casi todas las provincias.

          A partir de 1983, participa en numerosas muestras en formato individual o colectivo, presentando creaciones con el sello inconfundible de Cantabrana. Su presencia es siempre un lujo para los organizadores de cualquier evento pictórico.

           En 2009 preparó una selección de sus obras, con motivo de la inauguración de la sala Carlos Bermúdez.

          En 2012 el cuadro Debut de Montalvo en el Carnegie Hall, fue presentando durante un concierto del propio Montalvo, en el Salón del Liceo del Real Círculo de la Amistad.



           Su obra Desnudo, forma parte de la antología 60 Años de Arte Contemporáneo en Córdoba, que se celebró en la Fundación Gala.

          No frena la evolución de su pintura, y vive atento a todos los movimientos de vanguardia:

...”continúo investigando en las posibilidades de los colores neutros y la luz, utilizando mi teoría de los iris”…

           Precisamente bajo el título de Iridiscencias, en 2018, seleccionó cincuenta y cinco obras, para una muestra en la Sala del Museo de Etnobotánica del Real Jardín Botánico de nuestra ciudad.

              En el año 2020 dirige un taller relativo a la mirada, que titula La fisiología del ojo humano en el dibujo al natural.

DOS NOMBRAMIENTOS

           En mayo del 2022 ingresa como Académico correspondiente por Córdoba, en la Real Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría de Sevilla.



       Asimismo es nombrado Académico correspondiente por La Rambla (Córdoba) en la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba.

FINALIZANDO...

           Y para cerrar este breve trabajo, sobre la trayectoria del pintor cordobés, sólo me permito añadir que desde el arte, se le aplaude la investigación que tanto le apasiona sobre los colores neutros.

           Es un artista fundido con la cultura más profunda, de ahí sus presentaciones musicales o literarias, como ejemplos el citado concierto del violinista Paco Montalvo, obra que se mostró en la Fundación Miguel Castillejo, con motivo de la Semana Master Class Andalucía y el concierto Cantabrana del pianista Andrés Carlos Manchado, así como otras manifestaciones culturales en la que es un habitual.

           Recientemente como ya anticipé, una parte de su obra se puede admirar en el Teatro Cómico Principal, recinto en el que estará expuesta hasta el día 17 de noviembre del actual 2024. El recorrido es muy interesante, se pueden ver obras de pequeño formato y obras de gran formato, paisajes urbanos, escenas bíblicas, retratos, grupos como el de su Tertulia…

           Esta exposición enriquecerá la película documental que sobre la trayectoria del pintor está filmando el director cinematográfico cordobés Miguel Ángel Entrenas y su hija Fátima.

          La pintura cantabraniana, siempre ha resultado ser una caja de sorpresas: pues aparte de su singular paleta de colores, los temas y figuras han provocado la reacción del que se pone delante de una de sus pinturas.

             Goza, a través de los años, y de mucho trabajo e inquietud, de un dominio absoluto de los pinceles para extraer de lo cotidiano, el alma de las personas y representar con personalidad, la clorofila singular de las plantas a las que da vida en el lienzo.

         Sus obras en si mismas, representan un galardón para la historia cultural, singular y milenaria de su Córdoba, a la par que una contribución importante al arte universal.

FRANCISCO BRAVO ANTIBÓN


JOSE LUIS CUEVAS

FOTOGRAFÍAS, MONTAJE Y EDITOR
















No hay comentarios:

Publicar un comentario