miércoles, 5 de noviembre de 2025

 LA CUESTA DE LUJÁN Y LAGARTIJO…

EN MUCHAS OCASIONES, LAGARTIJO LA ASCENDÍA EN COCHE DE CABALLOS...


LAGARTIJO 

         De esta vía, como de otras, se ha escrito tanto que sería por mi parte un atrevimiento recordar la intensa historia que soporta. No obstante y para poner en contexto la anécdota de Lagartijo, recordaremos lo más esencial, como por ejemplo que esta calle o cuesta, en principio fue terriza, y a partir de 1862-1863 empedrada y transitada, no sin esfuerzo, por algunos atrevidos coches de caballos entre los que se encontraba el de Lagartijo. En aquel entonces era accesible porque los escalones que actualmente conocemos, se diseñaron y construyeron hacia 1928. La cuesta se llama de Luján en honor del Corregidor Hernando Pérez de Luján, quien la abrió finalizadas las obras en 1537. En el siglo XIX también fue conocida por la Cuesta de los Gabachos, ya que se implantaros algunos negocios regentados por franceses.


PLANO DE COMIENZOS DEL SIGLO XIX

        El anteriormente citado Rafael Molina Sánchez Lagartijo -primer califa taurino -, es protagonista de numerosos hechos y singularidades a lo largo y ancho de su existencia.

          Pasemos de puntillas por su intensa y extensa trayectoria taurina y social, y volvamos al hecho que me invita a escribir sobre este curioso pasaje, seguramente real pues lo solía contar su propio cochero Finito, al que para divertirse y como una travesura más, sugería a menudo que enfilara la Cuesta de Luján, para tomar por la calle de Letrados y seguir por Paraíso, dirección Hotel Suizo, y la histórica Confitería La Perla, - entonces Café Cantante -.

       Imagino la conversación testaruda de Lagartijo y el cochero:

     - Que sí Finito, entra con más “velociá”..

     - Maestro que las “rueas” patinan mucho en el “empedrao”

    - Tira “palante” que no pasa “na”… Ya mismo estamos en la calle Paraíso...

FINITO

           Según cuenta Manuel Franco Sánchez Finito, en una entrevista que le hizo José Luís de Córdoba, Lagartijo disponía de dos coches de caballos, pero el que más usaban era el carruaje tipo manola tirado por una jaca, y recuerda que Rafael Molina solía visitar el centro de la capital y de ahí la subida por la Cuesta de Luján, en sus ratos libres para tomar café y echar un rato con los amigos. Repartía su tiempo de asueto entre El Café Cantante entonces, y la cafetería del Hotel Suizo (inaugurado en 1870). Localizaciones a las que accedía, como ya he comentado, a través de la empedrada Cuesta de Luján. Por cierto, que en dicho Hotel Suizo, tomando un café y firmando el compromiso en una simple servilleta, compró la finca de Rabanales al propietario de entonces.


ANTIGUA IMAGEN DE LA PERLA,  ESQUINA TENDILLAS

        El mencionado Café Cantante, en aquellos momentos era propiedad de los señores Vázquez y Reina, hablamos de 1887. Diez años después, pasó a manos de José Fernández Vasallo y su esposa Rosalía Vergara Sánchez, matrimonio que ya conocía los entresijos, porque dirigían en el Realejo una confitería desde 1879. Y desde ese momento, el establecimiento hostelero de las Tendillas, se dio a conocer como Cafetería y confitería LA PERLA, de hondo sabor cordobés, incluido el loro de La Perla que saludaba cuando le parecía a los parroquianos al entrar...


_HOTEL SUIZO

CUESTA DE LUJÁN

Coche tipo Manola- Foto Rafael Contreras 



Francisco Bravo Antibón




José Luis Cuevas

Maquetador y Editor

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