lunes, 10 de noviembre de 2025

 

              TORERO Y DE JAÉN




Torero y de Jaén. Un título de gran raigambre y valor, pero cada vez más escaso. La capital jiennense lleva ya más de 20 años sin un matador de toros en activo, desde que en 2003 Juan Carlos García decidió cambiar su terno de luces del oro a la plata, para seguir dejando el pabellón taurino de nuestra ciudad en todo lo alto, como lo ha hecho hasta que el pasado 18 de octubre se retiró como subalterno, tras cumplir la edad y festejos necesarios para jubilarse. Una gran pérdida para el toreo en general, pero sobre todo para el de nuestra tierra. Y un merecido descanso para un torero de los de verdad, vista el traje de luces que vista.

Juan Carlos García, que nació el 19 de septiembre de 1970, se inscribió muy joven en la Escuela Taurina de Jaén, creada por la peña 'Tendido Uno'. Debutó en público con sólo 17 años de edad, en la plaza jiennense de Cazorla, donde lidió en agosto de 1987 su primer novillo sin picadores. Empezó con los del castoreño el 19 de octubre de 1989, ante sus paisanos en el coso de 'La Alameda', con un encierro de utreros de nada menos que el hierro de 'Prieto de la Cal'. Las ganaderías consideradas 'duras' marcaron toda su carrera de matador, porque no le dio la espalda a ninguna, ni en ningún sitio, por muy 'torista' que fuera su público. Prueba de ello es que triunfó y tiene aún miles de seguidores en los dos considerados 'templos' del toreo por este motivo, tanto en Madrid como en Pamplona, donde convenció con su valor, entrega, firmeza, inteligencia y profundidad. 

No tardó en presentarse en la plaza más importante del mundo, 'Las Ventas', el 14 de octubre de 1990, cuando llegó su primera grave cogida. Fue un novillo de una ganadería 'paisana', la de Román Sorando Herranz, que le impidió continuar la lidia al principio del festejo. Sus numerosas fatalidades, habituales en un toreo con tanto riesgo como el suyo, nunca tampoco le echaron para atrás, sino todo lo contrario. Siguió en la lucha por todos esos temidos cosos del llamado 'Valle del Terror' y otros lugares recónditos de la España donde sale el toro como manda la santa Tauromaquia. Ponía siempre nada más y nada menos que ganas, sacrificio y honestidad. 

El 6 de abril de 1995 toma la alternativa Juan Carlos García en su tierra, con Ortega Cano de padrino, Enrique Ponce de testigo y toros del hierro de 'Jerónimo Martínez'. Salió por la Puerta Grande tras cortar 3 orejas.  No tardó tampoco mucho en confirmar su doctorado en Madrid, el  2 de julio de ese mismo año, de la mano del murciano Pepín Jiménez y el madrileño Miguel Rodríguez. Obtuvo entonces un trofeo en uno de esos auténticos festejos del verano 'venteño', donde acuden los aficionados de verdad, para los que también se convirtió en uno de sus toreros preferidos a partir de entonces. No le importaban ni los pitones ni las exigencias de ese público frío y entendido, que no se 'calienta' ni con más de 40 grados a la sombra, pero sí cuando veía uno de los pases cruzados, cargando la suerte, templados y llevándose el toro a la cadera, tras rozar los cuernos sus muslos, de los habituales de este diestro de Jaén.



Llegaron luego sus innumerables triunfos en el resto de España y en cosos franceses tan importantes como Arlés, donde el 19 de mayo de 1996 debutó en el país vecino. El final del siglo pasado le resultó muy positivo con sus repetidos éxitos tan relevantes como en los 'Sanfermines', pero después empezaron a torcérsele las cosas. Hasta que se hartó de tantas injusticias empresariales, como un día le confesó a uno de sus mejores amigos y seguidores, Pepe Labella, alías 'El Cebollas'. El 16 de julio de 2003 decidió pasarse al escalafón de banderilleros, donde debutó en Solana de los Barros (Badajoz), a las órdenes del novillero extremeño Murillo Márquez. Ha estado después en cuadrillas de matadores tan relevantes como las de Paco Ojeda, Víctor Puerto, David Mora, José Ignacio Ramos, Fernando Robleño, Gabriel Picazo, Juan Leal o el linarense Curro Díaz, con el que se acaba de retirar por jubilación en su plaza de siempre, 'La Alameda', y ante su gente. Cómo la auténtica figura del toreo que ha sido y será siempre.

Callado y discreto, siempre ha preferido hablar sobre el albero y hacer más que decir. Pero, cuando Juan Carlos García ha reclamado o denunciado algo, ha sido con total sinceridad y razón. No se ha tragado ni silenciado ninguna de las tropelías o maltratos que ha sufrido él o sus compañeros, por los que siempre ha dado la cara. Por ello, no era muy bien visto por los hipócritas magnates financieros que juegan a los 'cromos' con el futuro y las ilusiones de los toreros, porque sólo les importa llenar sus billeteras. Ha mantenido en todo lo alto la dignidad, ética y profesionalidad de los profesionales taurinos, vestido tanto de oro como de plata. Todo ello le ha hecho ganarse el respeto de los que viven por y para la Tauromaquia, y no de la Tauromaquia.  



La capital jiennense sólo ha contado con tres matadores, según indica la enciclopedia del 'Cossío', a lo largo de toda la historia de la Tauromaquia. Juan Carlos García ha sido el tercero, tras Gregorio López y Juan Tirado, aunque también sus aficionados han contado con otros de adopción, como Manuel Cruz, 'Morenito de Jaén', que han llevado el nombre de la ciudad del 'Santo Reino' por todo el mundo. El novillero Alfonso Morales tiene muchas cualidades y capacidades para ser el próximo.

Enhorabuena, Juan Carlos, por tu merecida jubilación y por habernos hecho disfrutar tanto en los ruedos como aficionados taurinos, además de hacernos enorgullecer como jiennenses en cada plaza que te hemos visto torear y jugarte la vida. Muchísimas gracias por todo, torero. Y de Jaén. ¡¡Casi ná!!.

Antonio Cepedello

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