viernes, 30 de diciembre de 2016

Celso Ortiz, nuevo presidente de Casa del Toreo de Córdoba


celsoortiz

La asamblea general extraordinaria de Casa del Toreo de Córdoba, celebrada en la tarde de ayer en el salón de Los Califas de la plaza de toros de la capital, cuyo primer y único punto del orden del día era nombramiento de nuevo presidente y junta directiva, tras el reciente fallecimiento de Eugenio Arévalo, que hasta entonces ostentaba dicho cargo, tuvo como resultado la elección de Celso Ortiz como nuevo presidente de la entidad. Por el momento, el resto de componentes de la junta directiva permanecen en sus respectivos puestos y funciones, al menos hasta la próxima asamblea general ordinaria. 
Ortiz, cirujano jefe de la enfermería del Coso de Los Califas, que ya sucedió en dicho cargo a Eugenio Arévalo tras haber formado parte de su equipo durante varios años, viene a ocupar ahora la vacante dejada por el doctor Arévalo en la presidencia de Casa del Toreo, cuyo recuerdo, sin duda, ha estado muy presente en la celebración de la asamblea general extraordinaria y, por supuesto, se mantendrá en el tiempo, pues honda ha sido su huella, tanto personal como profesional, en este colectivo taurino cordobés.
 

miércoles, 21 de diciembre de 2016

ASAMBLEA DE LA FEDERACIÓN TAURINA DE CÓRDOBA
Ladislao Rodríguez
Con la representación de la gran mayoría de las peñas taurinas federadas de Córdoba y Provincia, se celebró la Asamblea fin de año para hacer balance del 2016 y comentar proyectos de cara a la siguiente. Presidió la reunión Antonio Sanz Yergo acompañado del vicepresidente Domingo Echevarría y todo el equipo directivo. Comenzó la reunión con un minuto de silencio por Pedro Cano, presidente de la Asociación Taurina de Montoro y asesor de su plaza de toros, fallecido recientemente. Tras aprobarse el acta anterior y las cuentas, se procedió a valorar la temporada que ha concluido. En primer lugar, en cuanto a Córdoba se refiere, se valoró muy positivamente la recuperación de plazas de la provincia que estaban poco activas. La asistencia de público ha sido más numerosa gracias a lo interesante de los carteles. Papel fundamental han jugado, para conseguir este fin, dos empresarios jóvenes  quienes gracias a su gestión han revalorizado la fiesta de los toros. Lamentablemente no ha sucedido así en Córdoba donde la temporada ha quedado en una simple anécdota para el aficionado, mermándose el número de festejos y cerrando la misma al término de la feria.
Igualmente la Asamblea mostró su satisfacción por la partición de los niños en las diversas actividades que se han ido celebrando en el transcurso de la temporada. Actividades que se acordó se sigan celebrando ampliadas a otras áreas culturales como la literaria y la pictórica.
También fue motivo de satisfacción haber comprobado como el ganado bravo sigue en  línea ascendente en su juego y comportamiento no cayéndose apenas desde hace varias temporadas. Lo que es muy beneficioso para la Fiesta en general.
Por otro lado los peñistas lamentaron que se sigan prohibiendo festejos taurinos en diversas localidades a pesar de la ayuda a la economía local que supone estos espectáculos.
Respecto a la conmemoración del centenario del nacimiento de Manuel Rodríguez "Manolete", la Asamblea acordó, aunque no se ha contado con las peñas taurinas para formar parte de la Comisión nombrada por el Ayuntamiento, sumarse a los actos que programe el Consistorio para recordar la efemérides. Reservándose la Federación el derecho a organizar los que estime oportunos.

Antes de cerrar la velada y tomar una copa de Navidad, se nombró vocal de juventud a Pilar Guil Alcalá estudiante de veterinaria de la Facultad de Córdoba.

martes, 20 de diciembre de 2016

Manolete la culminación de un sueño (XII) Paseo por la Córdoba de Manolete
Por Luis Miguel López-Rojas.



Inicio de la jornada. El grupo (mejor dicho, los madrugadores del grupo) en la Torre de la Malmuerta (Fotografía de José Luis Cuevas)
Soy uno de los afortunados que tuvo el privilegio de vivir esta doble jornada (conferencia y ruta) bajo el título “Manolete, la culminación de un sueño”.  Frase que puedo hacer propia,  porque para mí, también han supuesto la culminación de mi sueño. Mi sueño sobre Manolete. “Vivir y palpar” todas esas cosas que siempre he leído sobre el “Monstruo”. Pasear por donde él paseo, vivió, jugó y soñó con ser torero…tantas y tantas cosas. 

Esta entrada, que en un primer momento sólo aspiraba a ser un comentario de la primera entrada de la serie, era para mostrar mi agradecimiento público a Jose Morente. En primer lugar como convocante y alma de la organización de este acto. En segundo, por la grandiosa exposición en la conferencia del viernes. “Sin entender a Manolete, no se puede entender el torero moderno”. En tercero, cuarto… y todos los que se me ocurran, por su amistad. Es un regalo.

A Manolo Vázquez y su familia, por mostrarnos la esencia de Pepe Luis. En la sencillez y sentimiento de sus palabras, en el trato que nos dispensaron en la cena posterior…. “La naturalidad” que siempre pregonó su padre, también estuvo presente y más viva que nunca. San Bernardo también se dio cita  en Córdoba.

A D.  José María Portillo, la Tertulia Taurina “El Castoñero” y el Real Círculo de la Amistad de Córdoba, especialmente a su anfitriona. Por ceder ese marco incomparable y por hacernos sentir como en casa.

A D. Antonio Luis Aguilera, por su medida y precisa intervención en el acto del viernes. Brillante. Nos encandiló desde el primer momento, pero al final, aun siendo grande, no fue más que un aperitivo para lo que nos tenía preparado para el día siguiente. Verdadero hilo conductor de toda la ruta. Sus descripciones, sus explicaciones, sus relatos según íbamos haciendo el recorrido eran puro primor. Accesible en todo momento a nuestras preguntas y cuyas respuestas,  siempre saciaban nuestra curiosidad. Todo su esfuerzo para abrirnos puertas que sin él, a buen seguro que hubieran estado cerradas. Visita a Cofradías, Salesianos, tertulias… donde contemplar verdaderas reliquias de “La Estatua”. Mi agradecimiento también a todas estas personas que nos dedicaron su tiempo y su generosidad.

A todos los aficionados de Córdoba que nos acompañaron (familiares directos de Manolete incluidos). Nos hicieron sumergirnos en otra época. La época de Manolete y  prácticamente tocar al “mito”. Especialmente también a D. Rafael Sánchez González. Por su comentarios impregnados de sentimiento y arte. Todos esperamos que Antonio Aguilera dijera “Vamos Rafaeee” para quedarnos ensimismados escuchando… Córdoba pura.

Gracias también a todo el grupo de personas que fuimos a estos actos, pues siendo un grupo tan diverso y venido de tan distintos lugares (Málaga, Sevilla, Valencia, Alicante, Zamora, Toledo, Valladolid, Madrid... y hasta de tierras italianas), reinó una armonía mágica, diría yo. Gracias a todos. Amigos, todos.

Para que los que no pudieron asistir puedan “vivir”, y los que allí estuvimos podamos “revivir” la ruta “manoletista” que D. Antonio Luis Alguilera y D. José Morente nos tenían preparada, daremos unas breves pincelas.

El paseo del sábado

A primera hora de la mañana, nuestro alfa en forma punto de encuentro  se situó en la Torre de la Malmuerta, en pleno barrio del Campo de la Merced. Barrio de los toreros cordobeses por antonomasia.  Antonio Aguilera rápido nos sumergió en la vida de ese barrio en los siglos XVIII y XIX. La vida alrededor del matadero.  Los toreros y la génesis de sus apodos (“Lagartijo” de su habilidad para escalar, “Machaquito” de “Machaco” (machacar de los zapateros), “Guerrita”, “el niño dios”…) no había torero cordobés que se preciara sin apodo. Cómo el barrio se quedaba vacío los días de festejos y como la vida volvía, repleta de alegría al caer la noche, si todos habían resultado ilesos… el origen de guiso de rabo de toro (lo que hoy consideramos manjar, pero que surgió de pura necesidad y esa magia de las madres, hermanas, esposas cordobesas, para convertir un despojo en alimento de primera necesidad)…

Hablando de rabo de toro este es el trapío del que nos comimos en la Taberna San Cristóbal después del recorrido (El fotógrafo gastrónomo es Ignacio Sánchez-Mejías)
Todo ello sin perder de vista la veleta manoletista, que sería hilo conductor. A nuestra espalda, la desaparecida Taberna de Paco Acedo, donde Manolete se juntaba con los amigos y primeros seguidores.
A Antonio le acompañó, en todo el recorrido, D. Rafael Sánchez González quien nos fue presentando a todos los amigos cordobeses que estaban dispuestos a acogernos y arroparnos en nuestra visita. Todos ellos leyenda viva de la Córdoba taurina y sus familias toreras. Y es que la historia del torero sin Córdoba no se puede entender.

Rafael Sánchez (segundo por la derecha)  y Antonio Luis Aguilera (tercero por la derecha) disertan. Los demás escuchamos y aprendemos (Fotografía José Luis Cuevas)
Una vez formado el grupo y como no podía ser de otra forma, primera estación,  visita a San Cayetano. Donde se veneran las imágenes de Jesús el Caído y la Soledad, de cuya hermandad, Manolete fue Hermano Mayor. Allí fuimos recibidos por varios hermanos que con verdadera pasión, nos abrieron el corazón de los tesoros que custodia su hermandad. Pudimos contemplar el primer traje de Manolete (de los tres que veríamos). Un morado y oro, con la duda en el aire de sí sería uno de los tres que prestó Manolete a Carlos Arruza para su presentación en Madrid.

En la Casa Hermandad de Jesús el Caído y la Virgen de los Dolores (Fotografía José Luis Cuevas)
El traje de luces que conserva esa Hermandad (Fotografía de Manuel Jaimez Pastelero)
Desde allí a la plaza de la Lagunilla.  Donde vivió Manolete de niño. Jugó y soñó con ser torero. Un busto suyo preside la plaza. Sólo queda el lugar de la casa donde residió. Precioso un nuevo relato de D. Antonio Aguilera, con historias de la niñez de Manolete que le han contados personas muy cercanas a él y las reliquias como esportones,  estoques y capotes del Monstruo,  que el mismo ha tocado.


Adentrándose ya en pleno barrio de Santa Marina, visita a la Hermandad del Resucitado, donde contemplamos en último traje que vistió Manolete saliendo en pie de una plaza (Santander)… antes de la próxima cita del Monstruo con “Islero” en Linares. Justo enfrente, la “Taberna la Sacristía”. Verdadero museo taurino. Sólo por ver todo lo que cuelga de sus paredes, merece la pena un viaje a Córdoba.

Traje de luces de Manolete que conserva la Hermandad del Resucitado (Fotografía de Ignacio Sánchez-Mejías)


Interior y exterior de la Taberna la Sacristía con decoración netamente taurina (Fotografías José Luis Cuevas)
Próxima parada, grupo escultórico que se hizo para homenajear a Manolete, en la Plaza Conde de Priego. Para financiar la obra, su rival y gran amigo Carlos Arruza, organizó una corrida de once toros en el coso de los Tejares, en el 1951. Rafael, siempre Rafael, nos recitó de memoria uno a uno todos los actuantes, como si el festejo hubiera sido la tarde de ayer
De testigo y frente a nosotros, la Parroquia de Santa Marina donde tanto toreros cordobeses (no Manolete) fueron bautizados.

Nuestro grupo ante el monumento a Manolete en la Plaza del Conde de Priego (Fotografía de José Luis Cuevas

Seguimos caminando por las calles cordobesas por el mismo camino que cada día recorría en niño Manuel rumbo al colegio de los Salesianos. Parada en la Taberna “el Rincón de las Beatillas”, en pleno barrio de San Agustín, donde tiene su lugar de reunión la Tertulia Taurina “Manolete” (varios de sus miembros nos acompañaban). Lugar también que el que siempre que iba a Córdoba, visitaba Federico García Lorca. Otro tesoro escondido.

El dintel de la puerta de entrada a la Tertulia Taurina de Manolete en la Taberna "Rincón de las Beatillas" (Foto de Ignacio Sánchez-Mejías)
Interior del salón donde se reune la Tertulia Manolete

Llegar al colegio de los Salesianos, pasar por su patio, era revivir los correteos del niño Manuel, el hijo de Doña Angustias y “Sagañón”. Expresamente y no con poco sacrificio, puesto que ese mismo día tuvieron que renunciar a otra cita  de Hermandad salesiana, se quedaron para atender a nuestro grupo y abrirnos las puertas del lugar donde se encuentra el último de los trajes que veríamos. Un verde y oro. Traje que quedó como suplente la trágica tarde de Linares. Donado por Doña Angustias en agradecimiento al colegio donde estudió su amado hijo. Quién sabe si a última hora, una decisión de Manolete, hizo que ese rosa palo y oro que se convirtió en traje de luto y muerte, pudiera haber sido verde y oro.

El traje de Manolete que está en el Colegio de los Salesianos de Córdoba (Fotografía de José Luis Cuevas)
A la salida, paso por la Iglesia de San Miguel, donde por motivos del reparto de  feligresía de los barrios de cordobeses, pertenecía y fue bautizado Manuel Laureano Rodríguez Sánchez.

Subiendo por la cuesta de Baílio, se sitúa el azulejo de la fachada del convento de San Jacinto donde a Manolete le gustaba rezar a la Virgen de los Dolores,  para desembocar en la plaza de los Capuchinos.  Presidida por el venerado Cristo de los Faroles. Resucitamos la foto de Manolete junto a Él. Y nuestra visita se impregnó de romanticismo y devoción


El grupo ante el azulejo de la Virgen de los Dolores y ante el Cristo de los Faroles (Fotografías de José luis Cuevas)
Reiniciamos nuestro camino hacia el cementerio pasando por la Calle Torres Cabrera. Una placa nos recuerda la casa donde un 4 de julio de 1917, vio sus primeras luces el niño Manuel. Pasamos por la Taberna San Miguel, lugar en que se fundó, un 18 de julio de 1896, el Club “Guerrita”.  De aquí a la calle Góngora donde vivió el segundo califa cordobés. Pasando por el antiguo coso de los Tejares, desaparecido y cuyo lugar ocupa hoy el Corte Inglés.

La placa que se sitúa en la fachada donde estaba la casa en la que nació Manolete. El próximo año se cumple el Centenario de su nacimiento que seguro que en Córdoba sabrán celebrar como se merece el grandioso torero (Fotografía de Ignacio Sánchez-Mejías)
Última etapa, el cementerio de la  Virgen de la Salud de Córdoba. Donde reposan los restos mortales de “Lagartijo”, “Guerrita” con esas flores blancas naturales (único color de flores que por mandato expreso de sus descendientes) que siempre luce su mausoleo. “Machaquito”, José Flores Camará, apoderado eterno… y poner colofón en el majestuoso panteón de Manolete, frente al que se rezó un emotivo Padrenuestro y de forma espontánea, Manolo Jímenez Bravo, se arrancó con esa canción que de niño le hicieron recitar y cantar los padres salesianos sobre Manolete. Hasta ese punto llegó la importancia y la influencia de este mito en su tiempo. Digno colofón a forma de media verónica para rematar esta inolvidable cita “manoletista”.

El Panteón de Manolete (Foto de Ignacio Sánchez-Mejías)
Guardaremos para siempre estas jornadas en lo más profundo de nuestro corazón.

Algo muy grande tiene que tener la Tauromaquia y Manolete para que después de 70 años de Linares hayan conseguido reunirnos este fin de semana.


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Postdata de LRI:
Sobre el Paseo por Córdoba evocando a Manolete se pueden leer también estos interesantes textos:

Paseo cordobés con Manolete: raíces, recuerdos, creencias, grandeza... por Antonio Lorca (El País)

Ruta por Córdoba en homenaje a Manolete por Ignacio Sánchez-Mejías Herrero (ABC)

Y también este otro de nuestro amigo cordobés José Luis Cuevas, que nos acompañó dejando constancia gráfica en todo el recorrido,

Charla–coloquio y ruta “manoletista” en Córdoba

Manolete con un grupo de amigos
Manolete. La culminación de un sueño (XI) Bibliografía manoletera
Por Jose Morente


Manolete enfrascado en la lectura de un libro

Si la bibliografía belmontista es tremendamente amplía, no le va a la zaga, la dedicada al diestro de Córdoba muerto en Linares hace ya unos demasiados años.

No están aquí ni mucho menos, todos los libros que se han publicado sobre Manolete pero si los que tengo en mi biblioteca. Me parecía interesante revisar y airear estas viejas y nuevas portadas.

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Sassone, Felipe. El caso Manolete-(Y varias divagaciones taurómacas...)
Editorial Mediterráneo, 1943




Villa, Antonio de la. Manolete-Otra época del toreo
México. Editorial Leyenda, S.A., 1946



Urrutia, Julio de. La despedida de Manolete
Madrid, Editorial Radar, S.L., 1947



Martínez Gandía, Rafael (ed.). Vida, triunfo y muerte de Manolete
Madrid, Fotos Marca, 1947



García Santos, Manuel. ¡Manolete! El dolor de su vida y la tragedia de su muerte
Madrid, s.e., 1947



K-HITO. Manolete ya se ha muerto-muerto está que yo lo ví
Anaquel de Dígame, 1947



Castillo Casas, Juan. Manolete-Cumbre de la torería
México D.F., Editorial Pax-México, 1948



Puente, J.V. Arcángel-Novela del torero Manolete
Madrid, Rivadeneyra, 1960



José Luis de Córdoba. Manolete en el recuerdo
Córdoba, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1982 (3ª ed. 1987)



Mira, Filiberto. Manolete-Vida y tragedia
Valencia. Aplausos, 1984



Soto Viñolo, Juan. Manolete-Torero para olvidar una guerra
Madrid, delfos, 1986



Laguna, Paco. Tauromaquia de Manolete 
Córdoba. s.e.. 1987-1997 (Tomos I, II, III, IV y VII)



Narbona, Francisco. Manolete-50 años de alternativa
Barcelona, Espasa-Calpe, 1989 (Col. La Tauromaquia 21)



Miletich Berrocal, Juan Elías. Manolete en la plaza de toros de Lima
Lima, Rubicán editores, 1998



González Viñas, Fernando. Sol y sombra de Manolete
Barcelona. Berenice, 2002



Arco, Fernando del. Parnaso manoletista-800 poemas dedicados a Manolete
Madrid, Egartorre, 2006.



Medina, Tico. El día que mataron a Manolete.
Jaén. Almuzara. 2009



González Viñas, Fernando. Manolete-Biografía de un sinvivir
Jaén. Editorial Almuzara, 2011



Manolete. La culminación de un sueño (X) ... Y México
Por José Francisco Coello Ugalde




Nota de LRI. Cuando se habla de Manolete, es inevitable hablar de México, de la relación de Manolete con México, de las tardes que toreó allí, de su estancia en ese país. Inevitable y necesario.

Si en España Manolete fue figura indiscutible del toreo (indiscutible pero después de ser muy discutido), en México, Manolete fue un dios, admirado por todos, empezando por sus propios compañeros.

Manolete llegó a México dispuesto a jugarse la vida y los públicos mexicanos, agradecidos, se le entregaron como no se le habían entregado algunos públicos españoles.

José Francisco Coello Ugalde, un gran aficionado e investigador quiso colaborar en la Charla Coloquio que se celebró bajo el cobijo de la Tertulia Taurina el Castoreño en el Círculo de la Amistad de Córdoba el pasado día 11 de noviembre, hace justo un mes, y nos permitió usar y difundir un fragmento del DVD de la UNAM: Los Orígenes, Cine y tauromaquia en México 1896-1945. 

Un fragmento con imágenes del Monstruo toreando en México, bajo el fondo musical de "La Feria de las Flores" (que a Manolete encantaba y que gustaba de tararear) y con comentarios del propio José Francisco que, así, pudo hacer presencia en el homenaje a Manolete representando a los aficionados mexicanos. 

Un honor para nosotros poder escuchar su voz y sus opiniones sobre el diestro de Córdoba.

Este es su testimonio.






Manolete. La culminación de un sueño (IX) La crítica contra el Rey de los toreros

Por Antonio Luis Aguilera


Manolete. Dios del toreo (Fotografía de la web del Ayuntamiento de Alicante)

Nota de LRI: El día antes de nuestro paseo cordobés en memoria de Manolete, nuestro amigo Antonio Luis Aguilera nos hablaba, en magistral charla, con acierto y tino sobre la importancia de Manolete en el toreo venidero y sobre la inquina que sobre su figura desataron algunos aficionados, algunos críticos y, lo que es más penoso, algunos toreros de la época..

Hoy, en la distancia, esa actitud nos parece inconcebible e injusta, como también nos lo parece el trato que otros públicos y otros críticos dieron a toreros tan incontestables como Guerrita Joselito, por poner dos ejemplos señeros. 

Espero que la  ajustada enseñanza que hoy comparte con nosotros Antonio Luis Aguilera nos sirva a nosotros para no caer de nuevo en los mismos erroresLo espero, aunque, a la visto del trato que, en ocasiones, reciben los toreros y el toreo de nuestros días, lo dudo.

El texto de Antonio Luis Aguilera, publicado antes en el Diario Córdoba el 28 de agosto de 2012, es impagable.

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Manolete, dios del toreo

El 3 de noviembre de 2005, en la magnífica sede de la Tertulia Taurina “El Castoreño” del Círculo de la Amistad de Córdoba, con el auditorio lleno hasta la bandera y actuando como notario el historiador taurino Fernando Claramunt López, el matador de toros Ángel Luis Mejías Jiménez, último representante de la célebre dinastía de los Bienvenida, una de las más toreras de la historia, respondió con el señorío, sencillez y gallardía que le caracterizaban al ser requerida su opinión sobre la campaña antimanoletista emprendida por críticos y toreros para restablecer la “verdad” del toreo, poco tiempo después de que un toro de Miura matara al torero cordobés: 
Mire usted, si el toreo ha tenido un dios y una virgen, ése ha sido Manolete. Primero fue él y luego todos los demás. Lo que ocurre es que aquí hay mucha envidia y eso no se perdona. Desgraciadamente, en España hay muchos envidiosos


Contra Manolete

En sus dos últimas temporadas Manolete sufrió el hostigamiento del público. Se metían con él y le protestaban el precio de las entradas. No era de extrañar, pues críticos de la influencia de Gregorio Corrochano (Diario ABC) le habían llamado banquero en sus crónicas al verlo de espectador en la feria de Sevilla. 

Resulta sorprendente que un crítico tan conocedor como Gregorio Corrochano participase en dos de las campañas más injustas de toda la historia del toreo: Las iniciadas contra Gallito en 1919 y contra Manolete en el 46.. Luego quiso enmendarlo en sus libros postreros ("¿Qué es torear?" y "Cuando suena el clarín") pero el daño ya estaba hecho.

Por otra parte, toreros que gozaban del fervor de una crítica ortodoxa pero de escasas miras, nunca perdonaron al espada de Córdoba que les anticipara la retirada, como fue el caso de Marcial Lalanda, quien juzgaba a Manolete de torero corto que se desenvolvía bien con los toros chicos y afeitados, cuando precisamente fue él quien protagonizó un enorme escándalo en Valencia, al aparecer afeitada en los corrales de la plaza la corrida del Conde de la Corte prevista para su despedida de la afición de aquella ciudad, hecho que originó el arresto y consiguiente rapado al cero de su representante, como entonces era habitual

Manolete era el torero que más cobraba, porque era el que más se arrimaba. Precisamente por eso ocupaba el trono del toreo y mandaba en la Fiesta. Y como no podían pararlo, los envidiosos recurrieron a quienes sin escrúpulo propagaron que en él todo era truco y fraude. Sin embargo, la historia termina poniendo a cada uno en su sitio, por mucho que se empeñen en lo contrario algunos de los que la escriben. Basta comprobar cómo se toreaba antes de Manolete, examinando fotos de los toreros más influyentes de las primeras cuatro décadas del siglo XX, para verificar que se trata de un toreo de escasa reunión, con trasteos a la defensiva, donde la muleta balbucea un toreo de mayor sosiego, pero todavía desplaza al toro lo más lejos posible del sitio que ocupa el torero. El público aceptaba esta tauromaquia y veía como algo extraordinario cuando un toro propiciaba una actuación donde adquiría protagonismo la quietud de piernas

El toreo anterior a Manolete era -en general- un toreo de poco ajuste y escasa quietud (fotografía de un natural por alto de Vicente Pastor en la primera década del siglo XX, publicada hace unos días en Toro, torero y afición)
Quietud y ajuste

Por el contrario, analizando detenidamente fotografías de Manolete podemos observar que nos hallamos ante un toreo que no ha perdido actualidad. El ligado en redondo, donde el diestro deja venir al toro por su terreno natural para obligarlo a ir hacia atrás y hacia dentro, un planteamiento, que permite la ligazón de los pases, no fue descubierto por el inolvidable torero de Córdoba. Téngase en cuenta que en su formulación y desarrollo tuvieron mucho que ver matadores como Guerrita, Joselito y Chicuelo. Ahora bien, lo que sí hizo Manolete fue aceptarlo y adoptarlo como patrón de su modelo de faena y ejecutarlo ante todos los toros. De esta forma, asumiendo el riesgo que conllevaba no esperar a que saliera “su toro”, con una firmeza y regularidad impresionantes, implantó definitivamente el toreo ligado en redondo como la base técnica donde habría de cimentarse cualquier manifestación artística. 

Antes de él se hablaba de “parar, templar y mandar”, pero fue necesario su reinado para hallar el gozne que permitiera la implantación y desarrollo de esta célebre fórmula, atribuida a Belmonte, a la que le faltaban los verbos: “aguantar y ligar”. Manuel Rodríguez asume cada tarde el riesgo que supone, mientras los demás murmuran que está llegando muy lejos, porque a todos los toros no se les puede torear por naturales y, por supuesto, porque ninguno es capaz de aguantarle el pulso. 

Comentaba el matador de toros Rafael Jiménez Castro “Chicuelo”, hijo del gran maestro sevillano que otorgara la alternativa a Manuel
“Mi padre decía que Manolete fue el único torero al que había visto pararse con los toros gazapones”.
Manolete fue el primer torero de la historia que se paró de verdad con los toros que entraban en la muleta gazapeando. Sólo los aficionados saben el mérito y la verdad que eso supone. 

Unidad de estilo. Un sistema de torear novedoso

Sobran comentarios, pues cualquier aficionado sabe lo que eso significa. Sin embargo, no podemos pasar por alto que esta valiosísima opinión confirma que el toreo de Manolete tenía unidad de sistema porque lo aplicaba a todo tipo de toros.

El tiempo acabó desarmando a quienes interesadamente etiquetaron al espada cordobés de “torero corto”, como Marcial Lalanda, que fue “el más grande” en la letra de su pasodoble. A un torero de la solemne majestuosidad y hombría de Manolete no se le puede juzgar por el austero catálogo de suertes que practicaba. El torero cordobés no realizaba, ni falta que le hacía, quites como el de la mariposa, donde se le tocan las orejas al toro, ni necesitaba torear de rodillas para que el público vibrara. Sin embargo, ejecutó con singular pureza las suertes fundamentales de la tauromaquia, como la verónica  -reina del toreo a capote-, el natural -rey del toreo de muleta- y la estocada -reina de todas las suertes, llamada suprema porque en ella se pierde de vista la cara del toro cuando se entra a matar derecho y atacando arriba-. Sin concesiones a lo accesorio, Manolete ejecutó las suertes fundamentales en sus actuaciones. ¿Torero corto?

También Domingo Ortega, aprovechando que soplaban vientos a favor cuando Manolete ya no podía replicarle, conferenció sobre la “verdad” del toreo censurando al diestro que no adelanta la pierna contraria cuando se arranca el toro, porque no carga la suerte. Era una clara referencia al toreo de perfil del espada cordobés. Pero si la verdad del toreo se resumiera en esa acción de avance de la pierna de salida, todos los toreros, desde Manolete hasta nuestros días, habrían sido unos farsantes. Y no fue así. Conviene precisar que Manuel Rodríguez cargaba la suerte siempre que volcaba el peso de su cuerpo sobre la pierna de salida, que es la máxima expresión de entrega y dominio sobre el toro, sin que en ello tenga mucho o poco que ver que el compás permanezca abierto o cerrado. 

No tuvo discípulos Domingo Ortega, que basaba su faena en un intercambio de pases y pasos, en un toreo sobre las piernas, de avance con el toro, armonioso para quienes aceptaban esta forma de dominio y de menor valor para los que veían en su sistema una forma más o menos elegante de irse al rabo

Por el contrario, todos los toreros adoptaron para expresar su arte el sistema de toreo ligado en redondo consolidado por el torero cordobés, donde el lidiador, con el compás abierto o incluso retrasando ligeramente la pierna de salida, deja venir al toro por su camino natural para, sin quebrar su viaje hacia afuera, llevarlo hacia atrás y hacia adentro, y con un giro de talones resolver la colocación para ofrecer nuevamente la muleta y ligar los muletazos. 

Ninguna campaña pudo evitar que la sombra de Manolete siguiera agigantándose en la historia de la Fiesta, porque como escribió “Clarito”: 
“El toreo está tan lleno de Manolete como los cielos y la tierra de la voluntad de Dios”.
Frente a la inquina de algunos aficionados, algunos críticos y algunos toreros, los públicos reconocieron mayoritariamente en España y, sobre todo, en México la categoría y grandeza de este dios del toreo (Manolete en Alicante. Fotografía publicada en la web del Ayuntamiento)
Manolete. La culminación de un sueño (VIII) De Guerrita a Manolete (8ª parte)
Por Jose Morente


Manolete (Una de sus fotografías mas difundidas. Realizada por Manuel H. en 1945 en la Plaza Santamaría de Bogotá)

Después de un largo y arduo periplo (no tan largo ni tan arduo como el que tuvieron que recorrer los toreros en las plazas), hemos arribado al final de nuestra historia. La historia de la creación del toreo en redondo.

Una historia que comenzaba incluso antes del Guerra, con ese ideal de los toreros decimonónicos de engazar tres naturales seguidos. Lo que ellos llamaron el pase en redondo.

Guerrita no tuvo empacho en ponerse de perfil (en la verónica y en el natural) retrasando la pierna de salida, para conseguirlo pues comprendió bien pronto que la verdad del toreo está en el corazón del torerono en una pierna más o menos adelantada.

Lo que, en Guerrita y en los toreros del XIX, fue proeza extraordinaria, Joselito lo convirtió en moneda habitual. Su pase en redondo, sus tres naturales ligados en serie (tres o cuatro o cinco o seis...), se convirtió en pieza fundamental y habitual de muchas de sus faenas. Ahí están las hemerotecas para quien de verdad quiera conocer la historia verdadera del toreo.

En 1928, Chicuelo levantó en Madrid (como antes había hecho en otras plazas españolas y mexicanas) un monumento al pase natural en series. Ante el toro Corchaíto de Graciliano Pérez Tabernero, el torero de la Alameda desgranó un natural tras otro. Después de él, los públicos se negaron a degustar otra cosa que no fuera paladear el manjar más selecto del toreo.

Con Manolete... ¡con Manolete hay que hacer punto y aparte pues el torero de Córdoba acabó con el cuadro!

Denostado y ninguneado por la afición más mezquina y sectaria, Manuel Rodríguez Manolete cambió el rumbo del toreo al imponer en las plazas, por siempre y para siempre, el toreo que soñaron los toreros que le precedieron.

A Manolete se le critica abiertamente o, en el mejor de los casos, se le acepta por su personalidad y su valor, pero criticando su forma de torear y la herencia que ha dejado. Eso es un error.

Manolete no es el torero que pervierte las normas clásicas, ni el que rompe con el canon clásico como de él han dicho. Por el contrario Manolete es el torero clásico y puro que culmina el sueño del toreo en redondo tomando como referentes a Guerrita, Joselito y Chicuelo

Manolete consigue torear en redondo todas las tardes, en todas las plazas y con todos los toros. Y hace de ese toreo en redondo la base de su toreo, el eje de su faena. Una faena que luego se convertiría en modelo de la faena moderna.

A partir de Manolete, todos los toreros tendrán ya que torear siguiendo su modo de torear. 

Manolete ya no puede volver a los ruedos pues le mató un toro de Miura en la plaza de Linares, pero hoy tenemos toreros tan importantes como él (estoy pensando en José Tomás) que torean siguiendo su herencia y tenemos también un toro mucho más importante que el toro de su época. 

Lo único que falla, lo único que hoy nos falta es que vuelva a las plazas un público como el público de la época de Manolete

Un público que sea capaz de entusiasmarse con el buen toreo de ahora tanto como el público de ayer se emocionaba con el grandioso toreo que, en las plazas, hacía Manuel Rodriguez Manolete.





Manolete. La culminación de un sueño (VII) De Guerrita a Manolete (7ª parte)
Por Jose Morente

Estatuario de Manolete en Málaga. Un pase que fue "santo y seña" de su toreo. Un muletazo con más enjundia lidiadora de lo que aparenta (Fotografía publicada en El Ruedo en agosto de 1944)
Como hemos comentado en la entrada anterior, con Manolete se cumple la profecía de Juan Belmonte (“llegará un día un torero que toreará a todos los toros”) y es que Manolete les hará faena -toreará- todas las tardes a todos sus toros.

Una faena que, como también hemos visto en esa entrada, consigue fundir la lidia con el toreo. Manolete no recurre a la "lidia evidente", al toreo de dominio sobre las piernas para someter al toro, sino que lo somete directamente en redondo y por naturales. Manolete lidia a los toros con sutileza máxima y encubierta. O sea, toreando.

Pero su aportación no se limita a eso (aunque "eso" hubiera sido suficiente para pasar a la historia del toreo) sino que, además, su faena se convertirá en modelo y patrón del toreo venidero. Pero ¿cómo era esa faena? ¿cuál era su faena tipo?


La faena tipo de Manolete

Decía Felipe Sassone del toreo anterior a Manolete:
"Un pase aquí, dos allá, tres acullá, recorriendo todos los sitios de la plaza, cortando el lance, no por defecto del toro, que no huye cuando es bravo, sino por voluntad temerosa del torero que no resiste o no consigue, por falta de habilidad, torear seguido, no constituye faena propiamente dicha".
El párrafo de Sassone aunque excesivo (algunos diestros anteriores, y estoy pensando sobre todo en Juan Belmonte, aportaron un evidente y cierto sentido de unidad a sus trasteos aunque, por supuesto no siempre ni todas las tardes) resulta revelador y clarificador. Lo que antes de Manolete era normal y admitido (la faena como sucesión de muletazos sin orden ni concierto), deja de serlo a partir de él. Hasta tal punto ello es así que, para Sassone, la faena de pases sueltos ni siquiera merecerá ya llamarse faena. Para eso, exigirá coherencia y unidad

Y es que Manolete tuvo muy claro como tenía que ordenar sus faenas. Tanto que estas van a seguir siempre un mismo patrón (patrón que se convertirá en referencia de la faena moderna): Es el siguiente:
Inicio por estatuarios.
Tandas en redondo (culminando el sueño de los toreros anteriores).
Manoletinas de remate.
La cosa tiene más enjundia de la que parece y merece la pena detenerse en ella.


Inicio por estatuarios


Alameda decía de ese inicio, que a él, en un primer momento, esos estatuarios le parecieron insulsos comparados con los ayudados por alto ganando terreno y barriendo los lomos de los toros de otros toreros, 

Más tarde comprendió que esa era la manera del torero de Córdoba de interrogar al toro. De descifrarlo.

Dejándolo ir a su aire, sin forzarle, sin condicionar su embestida, Manolete comprobaba en esos primeros compases, cual era la verdadera condición del toro: Si punteaba, si se vencía o acostaba, si se quedaba corto o se rebosaba,... 

Una forma muy inteligente de proceder y muy propia de gran lidiador que eso es lo que siempre fue el diestro de Córdoba. Una cualidad suya que creo que no ha tenido el reconocimiento que se merece.




El toreo fundamental




Después de los estatuarios, venía la faena de muleta estructurada en tandas de naturales y derechazos rematados con algún otro muletazo (en Manolete pocos veces mediante pases de pecho pues el toreo cambiado le era extraño y ajeno). 

El natural de Manolete es el natural clásico, cargando la suerte con los brazos y no con las piernas. 

Manolete se colocaba al rafe del pitón para respetar el viaje natural del toro y una vez pasada la cabeza por el cuerpo del torero, rematar hacia atrás para poder ligar los muletazos. Precisamente, para ligar los muletazos, se colocaba de perfil como había hecho años antes el Guerra

Manolete además citaba con la muleta a la altura del cuerpo que tal era la norma clásica. La muleta adelantada es escudo y defensa, la muleta a la altura de cuerpo es pura entrega. Por eso su natural era tan emocionante.


Una de las características más impresionantes del toreo de Manolete era su aguante. Antonio Luis Aguilera en Córdoba nos recordaba hace pocos días que Manolete era el único torero capaz de quedarse quieto ante los toros gazapones. Una hazaña de incalculable mérito e importancia fuera de lo común.
La faena de Manolete se estructuraba sistemáticamente en tandas (series de muletazos), lo que, además de novedoso, era también muy inteligente. Los toreros antiguos toreaban de un tirón (salvo alguna pausa para reposar con el pretexto de arreglar la muleta, o cambiar los terrenos) porque las faenas eran muy cortas y de muy pocos muletazos (sólo los que el toro tenía).

Al darle más importancia a la faena de muleta, esta se alarga y la lidia ya no consiste en machacar al toro de salida, sino en un dominio dosificado (para conseguir que dure la emoción y la faena).

Estructurar la faena en tandas será clave para poder realizar esa lidia dosificada.pues las pausas permiten descansar al toro y, sobre todo, que este recargue el depósito de la bravura (que vuelva a querer pelear, a embestir). 

Están muy bien las faenas cortas, pero 10 o 12 arrancadas las da casi cualquier toro. Lo difícil es torear cuando el toro se para y hay que tirar de él (y no sólo llevarlo o acompañarlo aprovechando inercias). Hay quien ha dicho que cuando el toro se para, es cuando empieza el toreo.

Dentro de su faena, causaron sensación los pases mirando al tendido

Manolete quiso demostrar que toreando en redondo se podía dominar totalmente al toro. Esa es la explicación de su pase mirando al tendido. Una expresión de dominio total. Tanto que, cuando toreaba mirando al tendido, los públicos rugían de entusiasmo.

La mejor prueba del dominio sobre el toro. Un toro que va totalmente toreado y embebido en el engaño. El pase mirando al tendido fue "marca" de la casa.



Remate de faena por manoletinas


Verticalidad y grandeza incluso en los adornos. Aunque debajo de esa estética aparente de líneas rectas, ascetismo y seriedad, había mucho más. El fondo en Manolete tuvo tanta o mas importancia que sus impactantes formas.  
Por lo que respecta al remate de al faena por manoletinas era su manera de conseguir mantener o incluso acrecentar el clima de emoción sostenido durante toda la faena, antes de la estocada

Algunos diestros de hoy, lo consiguen llevando el toro de los medios o del tercio a la barrera, toreando en ochos. Manolete lo hacía como había empezado con un toreo de línea natural, no cambiado. 

Eso demuestra la total coherencia de su sistema, de su forma de torear.





El triunfo de un concepto

Manolete conseguía todas las tardes y en todas las plazas imponer a los toros su modelo de faena. La faena del diestro de Córdoba será el mayor referente de todo el toreo que vendrá después.