viernes, 10 de febrero de 2017

LA GUARDIA CIVIL SALVA A MANOLETE DE UN LINCHAMIENTO

PERO ¡QUÉ GRAN ESTOCADA!

Todas las figuras han tenido un día aciago. Los seguidores de nuestro modesto blog los pueden ir coleccionando: Joselito en Valencia (pulsar aquí) y Domingo Ortega o Lalanda en Sevilla (recordar a ambos aquí). Manolete tuvo su día nefasto en Soria.
En su casa nueva de Córdoba, es el 11 de julio de 1944 (Colección Bejarano)

Fue el treinta de agosto de 1943. Salvo error, la única vez que toreó en Soria. Este era el cartel:

Manolete vistió de verde y oro. Pepe Luis no vino y fue sustituido por un buen lidiador, Pepe Bienvenida. Los toros eran patasblancas de Arturo Sánchez Cobaleda, divisa morada y grana, que solían anunciarse con el paréntesis de
'antes Paco Villar', o sea, la rama de Cobaleda cuyos descendientes fueron al matadero como explicábamos en esta entrada (y lean los comentarios, que tienen mucho interés).
(Colección Bejarano)

Éste de la foto de abajo es uno de los pupilos de Cobaleda cinco años después en Zaragoza (observen que el picador tiene que tapar la salida para evitar el batacazo):

El maestro cordobés llevaba en el pecado la penitencia. Nos referimos a que la quietud y el hieratismo eran su tarjeta de presentación. El público soriano esperaba verle quieto y los pegajosos patasblancas no se lo permitieron. Uno como Manolete no sabía correr y en España nunca se ha perdonado al torero al que se le nota el miedo (¿verdad, Curro?). Cosechó pitos en el primero y gran bronca en el segundo. A la salida, lo esperaban 
'para correrlo a palos' como dijo un testigo presencial. La Guardia Civil tuvo que protegerlo y lo sacó de allí apuradamente.
Triunfo en Barcelona, es el 22 de junio de 1947 tras cortar un rabo a un toro de Bohórquez (Colección Bejarano)

De novillero, había quienes achacaban su quietud a falta de recursos. Y es que la fama de Manolete en sus inicios venía de su perfección a la hora de matar, no de su toreo. A nosotros nos gusta más como matador que como torero, o sea, más con la espada que con la muleta. Manolete es un ejemplo en sus estocadas de 
lo que les comentábamos aquí hace seis meses.

Estarán ustedes de acuerdo en que era un torero corto, así lo calificó siempre su padrino de confirmación, Marcial Lalanda. Pero su forma de torear, entonces novedosa, hacía que le valieran todos los toros (menos los de Soria aquel día). 

Para quedarnos con buen sabor de boca les mostraremos la secuencia de una espléndida estocada del maestro. Antes les diremos que también tenía su relación con Tarragona por parte de madre. Resulta que el primer matrimonio de doña Angustias fue con el sobrino del que inauguró la plaza de toros de nuestra ciudad en 1883. Efectivamente, fue la esposa de 'Lagartijo Chico', ya que la inauguración la protagonizaron su tío, el primer califa, mano a mano con Paco, el hermano de Frascuelo, que no pudo venir por lesión. Las reses fueron de Antonio Hernández.
Con Doña Angustias vistiendo un batín rojo; al fondo, el crítico José Luis de Córdoba (Colección Bejarano)

La estocada que nos ocupa se la recetó a este 'Platino', toro de la ganadería de Coaxamalucán, de la que, salvo error, sólo mató cuatro toros en su vida. Fue el diecisiete de febrero de 1946 en la plaza de El Toreo de la Condesa, en Mexico D.F. (por cierto, la plaza la cerraron definitivamente cuatro meses después):

Alternaba con Pepe Luis y con Luis Procuna. Los tres cortaron sendos rabos pero el respetable enloqueció con Manolete aunque, por lo que se aprecia en las imágenes, el toro es un torete. Aquí vemos esa tarde a Manolete con la derecha:

Y al natural. Observen que presenta la muleta plana en ambos pases (hoy van diciendo algunos que el pico es algo inevitable...):

Pero lo extraordinario fue la estocada que recetó. Hemos capturado las imágenes para poder recrearnos. Observen que se perfila a la distancia correcta, con la muleta bien liada y la mano del estoque en el pecho:

Avanza arrastrando la pierna y sin echar el brazo por delante para asesinar al toro:

No tapa la cara al toro en el momento del embroque y no ha adelantado la mano para clavar antes de tiempo (no olviden que a los toros se los mata con el pecho):

Clava con los pies en el suelo y su cabeza está al lado de la empuñadura, señal de que ni se ha dado ventaja alargando el brazo ni, sobre todo, se ha salido de la suerte:

No salta, no tapa la cara del toro y cobra una entera:

Tampoco se queda en la cara del toro como los que matan con miedo sino que sale por el costillar:

No ha tirado la muleta para aliviarse como hacen tantos hoy en día y fíjense en que la estocada ha quedado en lo alto:

Pero es que, además de lo dicho, el maestro lleva a cabo la suerte con una gran lentitud, como debe ser. 
Lo pueden comprobar pulsando aquí, yendo al 1'40''. Hay que matar a cámara lenta, no al estilo de nuestros maestros actuales, que corren como gacelas en dirección al toro.

Con razón se decía que, matando tan despacio, tarde o temprano tendría Manolete un disgusto gordo.
Verano de 1946 en la finca de Fuentelaencina, Guadalajara. Uno de sus escritores favoritos era Stefan Zweig, con lo que celebramos su buen gusto (Colección Bejarano)

Hay muchas cosas que alabar en el torero cordobés: su empaque, su quietud, su personalidad y su seriedad. También su capacidad para ligar aunque fuera colocándose al hilo del pitón. No olvidemos tampoco su intachable profesionalidad, que le llevaba a aparecer cuatro o cinco veces por temporada tanto en Madrid como en Barcelona (cuando Barcelona era lo que era).

Y una cosa clave en su toreo, la naturalidad, algo que en nuestros días brilla por su ausencia y que nosotros echamos tanto de menos, ya lo saben.
Manolete sonriendo, cosa rara. Es Barcelona el 31 de agosto de 1945.
Toros de Vicente Muriel, cortó dos orejas (Colección Bejarano)

Pero, por encima de lo dicho, Manolete fue uno de los mejores matadores de toros. Nos despedimos con otra secuencia que hemos capturado, en este caso del toro 'Ratón', sobrero de Pinto Barreiros en corrida de Alipio al que cortó las dos orejas. Es el seis de julio de 1944 en Madrid. Creemos que la estocada es inferior a la que hemos comentado porque, si se fijan, el toro colabora menos y el maestro se ve obligado a alargar el brazo más que en la anterior. Comparen la tercera imagen de abajo con la cuarta de la estocada mexicana.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.






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