viernes, 30 de octubre de 2020

 Joaquín Camargo Gómez “El Vivillo”.

Bandolero y picador



En la primera década del siglo XX se vivieron los últimos grandes episodios del bandolerismo andaluz, con su centro de maniobras en Estepa (Sevilla). Las cuadrillas de “El Vizcaya”, “Pernales” y “El Vivillo” juntos a otros, fueron sangrientamente exterminadas en varias campañas de la Guardia Civil.

Bandoleros, contrabandistas y cuatreros, gentes que se buscaban la vida a fuerza de echarle corazón. De ahí anteriormente salió Juan Caballero, primer caballista trabuco en mano que atemorizó la serranía. Y de la misma Estepa, esa porción andaluza que se codea con sus hermanas Málaga “la Bella” y Córdoba “la Sultana”, vio la luz primera un 5 de marzo de 1865 Joaquín Camargo Gómez hombre que, andando el tiempo, habría de adquirir triste fama por sus punibles aventuras.

El célebre bandido "El Pernales"

También de ese mismo lugar eran: “El Canuto”, muerto en riña con otro bandido; “El Soniche", “El Panza", “El Chorizo", “El Chato", “El Niño de la Gloria", “El Pernales”, íntimo amigo de Joaquín Camargo al que apodaron “El Vivillo": “Un personaje de los que se les puede calificar de “singular". Uno de los más afamados de la España pintoresca y el último bandolero de “leyenda", que alcanzó gran popularidad a principios del siglo XX".

Las reiteradas y habilidosas fechorías llevadas a cabo por el mencionado Joaquín Camargo corrieron como la pólvora, de un punto a otro de la Península. De pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad, le fueron haciendo la semblanza al bandido que asaltaba cortijos, diligencias y hasta a los peatones; robaba caballerías, ejecutaba audazmente el contrabando, cometía desafueros a mansalva, ocasionando el terror en la serranía y poblados dando motivos a la justicia para llenar pliegos y más pliegos en la incoación de expedientes y sumarios de las supuestas andanzas delictivas de este hombre “El Vivillo “.



Desde muy chiquitín por su espíritu inquieto y travieso el apodo de “Vivillo" puesto por un maestro de escuela que no era capaz de imponerle el castigo con el palo, al esquivar los golpes escondiéndose debajo de los pupitres. Cuando alguna vez el maestro lograba su propósito decía: ”!Te pillé. Tú eres muy vivillo, pero conmigo no te vale!”. De tantas veces oírlo decir, los compañeros dieron por llamarle Joaquín “El Vivillo". Era el décimo hijo de dieciséis que tuvieron sus padres, que disfrutaban de una economía holgada dedicándose a la agricultura en las tierras de labor propias. Pero la mortalidad infantil era demasiado alta en aquellos años, y únicamente consiguen sobrevivir él y su hermano José, quince años mayor.

La madre por consejo de su maestro don Alejandro quería que su niño Joaquín estudiase la carrera eclesiástica. Para ello contaba con la ayuda de un cuñado suyo que ya era sacerdote pero al final, todo quedó en nada…una grave enfermedad segó su vida.

El pequeño Joaquín quedó deshecho con la muerte de su pobre madre por la que sentía verdadera devoción. Su pérdida le marcó de por vida, pero el nuevo casamiento del autor de sus días con Pilar Galván mujer de fuerte carácter, de firme voluntad y de mucho temperamento, le llevó a fugarse de casa cuando apenas contaba trece años. Habían llegado los malos tratos, dureza en los castigos y continuas riñas, y no soporta ver cortado su espíritu aventurero ni mermada su independencia, por lo que desde ese momento empiezan las aventuras del muchacho rebelde, astuto y despierto.

Se emplea donde le dan trabajo y cobijo, en un principio como mozo limpiando cuadras y al cuidado de caballos en un cortijo de Écija, una vez enterado el padre de su paradero va a por él y le devuelve a casa. Inquieto y bullicioso “El Vivillo" quiere ver mundo y se marcha de nuevo por los caminos.



De niño había conocido, a su paisano Juan Caballero “El Lero", bandolero estepeño de la época romántica, por quien sentía profunda admiración, y cuando este célebre excaballista reunía en la calle Molinos, según costumbre, a sus muchos admiradores, para hacerles pintoresco relato de sus robos y hazañas caballistas, jamás faltó “El Vivillo" como oyente. Recuerda que oyó por boca de “El Lero" y de otros contrabandistas después, que había un dinero rápido, pero con riesgo: el contrabando… y, así, comienza a poner sus ojos en Gibraltar, campo de grandes e importantes operaciones. Una noche llega a la venta “La Atalaya”, en la sierra de Atalayón. En ella va a conocer a José García (el que iba de ser su amigo y compañero inseparable en los momentos más duros), que le invita a sumarse a su partida y con él permanece durante diez meses haciendo contrabando en la zona de Gibraltar.

Se asocia más tarde a la partida del señor Manuel “El Vizcaya” como lugarteniente del bandido más temido y famoso de toda la zona estepeña. Los golpes y los atracos comienza a ser de mayor envergadura, pero tan diestra en su preparación que la justicia sigue absolutamente desorientada. Su fama empieza a crecer y a extenderse, se le teme y se le admira, siempre consigue zafarse de la justicia y no es un asesino, aun no ha derramado sangre en ninguna de sus actuaciones.

Cerca de un año anda “El Vivillo" en compañía de “El Vizcaya", burlando permanentemente a los guardias, cuando es capturado en un encuentro con los civiles en las cercanías de Estepa. Se le acusa de haber tomado parte en el asalto a unos tratantes que regresaban de la feria de Villamartín, pueblo situado en la serranía de Ronda.

Más de un millón de reales se llevaron de aquel atraco y, aunque no hay pruebas, todo apunta a la persona del bandolero.

Después de permanecer siete días en la cárcel de Estepa, emprende camino, andando entre civiles, hacía Osuna; fatigados llegan a Utrera y de aquí, cargado con cadenas y después de treinta días de recorrido, entra en la cárcel de Jerez de la Frontera donde permanece trece meses.

Es juzgado por la Audiencia de Cádiz y las acusaciones son confusas en cuanto a la paternidad de aquel asalto y, si a esto añadimos a -testigos- que aseguran haber visto a “El Vivillo" en las tabernas de Estepa, durante la fecha, tenemos como resultado su absolución.

Intenta de nuevo permanecer tranquilo, pero no lo consigue. En un principio se dedica a traficar con objetos de compra y venta y se hace experto en caballos con los que negocia. A la vez amplía el “negocio". Organiza su propia partida de bandoleros y, además del “trapicheo", se hace cuatrero, roba, asalta caminos y secuestra. La popularidad de “El Vivillo" se propaga por toda Andalucía, desde el Campo de Gibraltar hasta los quebraderos de Despeñaperros y todos los males que podían ocurrir en dos lugares muy distantes y a la misma hora cargaban las culpas de lo robado en el haber de “El Vivillo", diciendo que habían sido asaltados por éste y sus hombres en cualquier encrucijada.

El día de la feria de Priego de Córdoba, en septiembre de 1895, se comete otro asalto muy parecido al de Villamartín, pero mucho más cuantioso, por acudir a ella gentes más acaudaladas.



Cuando llega la guardia civil, ésta consigue capturar a tres posibles autores; “El Vivillo", que, por supuesto, está en la mente de los civiles, cae más tarde sorprendido mientras duerme.

Su peregrinar de cárcel en cárcel es continuo, siendo la última en ingresar la de Cabra (Córdoba). Después de largos meses y cuando ya ha renunciado a que su libertad sea un hecho jurídico, opta por fugarse, que tras mil peripecias y peligros consigue consumar eficazmente.

Perseguido hasta los últimos confines por toda la guardia civil, se embarca a Orán y desde allí a Argentina y, con documentación falsa, cambia de nombre. Allí se establece y hace amigos. Lleva consigo a su mujer e hijos, pero uno de aquellos amigos lo denuncia a las autoridades españolas que consiguen su extradición.

En el año 1909, “El Vivillo" tiene pendientes 12 procesos con la ley, robos, asaltos, amenazas y robo de ganado, le retienen en la cárcel de Sevilla, en espera de que el juez especial atienda las demandas de los distintos juzgados y dicte sentencia.

Su abogado, Rodrigo Soriano, diputado republicano y director del periódico La Nueva España, trabaja con entusiasmo para conseguir la libertad de su detenido.

Después de varios meses de interminables sesiones consigue demostrar su inocencia, (algo sin precedentes en la historia del bandidaje español) saliendo absuelto de todos los cargos que le imputaban y sobreseyeran todas las causas por falta de pruebas.

Es el año 1911 y quiere volver de nuevo a Argentina, donde ha dejado bienes y familia, y sin recursos, tiene la idea de tomar parte en corridas de toros como picador, aprovechando su destreza como caballista.



Con objeto de recaudar fondos para que poder reunirse con su familia en Argentina, en Linares (Jaén), se anuncia para el domingo 17 de septiembre de 1911 en una corrida de toros de la ganadería de Correa, para los diestros Enrique Vargas “Minuto" y Antonio Moreno “Moreno de Alcalá” y como aliciente que “El Vivillo" actuaría de picador a las órdenes de “Minuto". La revista El Toreo enjuicia así su labor: “En cuanto al “colofón” de la fiesta, o sea “El Vivillo", solo salió en el primer toro; y con completo desconocimiento de lo que es picar toros, trató de poner una vara en una arrancada del animal, marrando, y el bicho entonces, cogió al caballo de revés, derribándolo y despidiendo a “El Vivillo" que se pegó un “costalazo” de mil demonios, pasándole el toro por encima y con mucha suerte de que no le hiciera ningún daño.

Volvió a repetir suerte en la plaza de toros de Vista Alegre, en Carabanchel (Madrid), el día 1 de octubre del mismo año. Esta vez actúa en la cuadrilla del valeroso novillero madrileño Enrique Fernández “El Carbonero", al que acompañaban en el cartel Manuel Navarro (banderillero de los Bienvenida) y Julio García, de Gijón, nuevo en esta plaza, con astados de la ganadería de don Ildefonso Gómez. Con antelación a la celebración del festejo la prensa dio la noticia de la actuación de “El Vivillo" y en los carteles apareció con una nota destacada que decía: “la presentación al público de Joaquín Camargo “El Vivillo" como picador de toros”.

Los periódicos El País y El Liberal hacen una amplia crónica e incluye, este último, reportaje con varias fotografías.

Del desarrollo y trabajo tomamos nota de los comentarios de ambos diarios: “Lleno colosal, rebosante. La muchedumbre acudió para ver al célebre “Vivillo" de su nuevo y no menos arriesgado oficio (…). Pero como se verá nuestras esperanzas no se cumplieron, pues no sabemos si a causa de su obesidad, quizás también temiendo un batacazo como el de Linares. Primero (de los novillos) “El Vivillo” da la vuelta al ruedo en medio de aplausos que se me antojan chungos (…) No entra a “El Vivillo" porque éste (el novillo) no va a él. Trabajan los peones y el matador para ponerlo en suerte, pero no entra. El animal fue condenado a banderillas de fuego.

En el cuarto se colocó en la suerte pero a la hora de la reunión ni el toro tuvo valor de acercarse al “Vivillo", ni “El Vivillo" espoleó su caballo ni empujó para ponerle la pica en su punto, muy al contrario, toro y picador, como de común acuerdo, se dieron las espaldas y huyeron de sus sombras respectivas. -Puso solamente una vara- y todos los esfuerzos de la cuadrilla para que tomara las reglamentarias de “El Vivillo" pero fue inútil, y aquí terminó la expectación.

Y también acabó la breve vida profesional taurina y su incursión en los ruedos de Joaquín Camargo Gómez “El Vivillo", el último de los caballistas de la España pintoresca. La de un personaje novelesco, que por su vida aventurera y

celebridad notable, la imaginación popular le puso enseguida a la altura de los héroes análogos, hijo del romanticismo falso.

Él como todos los bohemios y hombres libres y sin ataduras, que vivieron la vida plana de riesgos y excesos, marcó el tiempo a su voluntad. Volvió a Argentina y el 16 de julio de 1929, cuando cuenta sesenta años de edad, muere después de ingerir una solución de cianuro potásico, mortal de necesidad, que acaba con su sufrimiento.

En el recuerdo, el eco de la copla de “El Vivillo" que luego sería para él, y a modo como lema de su existencia:

Para ser un buen “quinaor" / dos cosas has menester / una "pusca" y un buen “gras" / que tenga unos buenos “ pinrés".


Antonio Rodríguez Salido. –

Compositor y letrista. 

Escalera del Éxito 176.-

JOSE LUIS CUEVAS
Montaje y Editor

Escalera del Éxito 254.

 UNA NOVILLERA  Y TRES NOVILLEROS   CORDOBESES 

ROCÍO ROMERO                     RAFAEL REYES

       JAVIER LAGARTIJO     JOSE ANTONIO ALCALDE
                                                "EL RUBIO" 
                     
       

ROCÍO ROMERO
















RAFAEL REYES 












JAVIER LAGARTIJO





JOSE ANTONIO ALCALDE "EL RUBIO"
















jueves, 29 de octubre de 2020

 José Antonio Alcalde «El Rubio»



Fecha nacimiento: 10/05/1994

Debut en público: Becerrada Homenaje mujer cordobesa 30/05/11 (Los Califas)

Debut de Luces: Villanueva de Córdoba 10/09/2012

Un ídolo: José Tomás

Un torero del pasado: Manolete

Una frase: «El que no arriesga, no gana»


 Preguntas:

-Actualmente, ¿Cómo te encuentras?


- Me encuentro muy bien, actualmente tengo la suerte de ir al campo, y gracias a Dios estoy avanzando y me encuentro más asentado y maduro que en temporadas anteriores.



-¿Cómo es el día a día de un novillero en tiempos de pandemia?

 Me encuentro muy bien, actualmente tengo la suerte de ir al campo, y gracias a Dios estoy avanzando y me encuentro más asentado y maduro que en temporadas anteriores.

-¿Qué recuerdas de aquel debut en Los Califas? 

- De mi debut sin picadores en Los Califas recuerdo esas emociones y sentimientos a flor de piel, tanto míos como de la gente que me quiere y aprecia. En esa feria hubo dos novilladas sin picadores y tuve la suerte de ser el triunfador de la feria de Córdoba, de mi tierra, y eso es un orgullo tremendo.



- Suenas como posible novillero para el próximo festejo de Córdoba: ¿Qué sería volver a torear en Los Califas?

- Creo que para mí sería el día más importante de mi vida hasta el momento. Llevo mucho tiempo esperando sin cesar mi debut con picadores, y si es en mi tierra... un sueño. Agradecería enormemente a la empresa que dieran está novillada en los tiempos que corren, y que contaran conmigo y me dieran la oportunidad de mostrarme.



 ¿Cómo valoras la situación actual de la plaza? ¿Ha cambiado para bien con la nueva empresa?

- Es obvio que la empresa Lances de Futuro ha hecho una apuesta fuerte por Córdoba y no ha parado de organizar eventos para incentivar a la afición cordobesa desde que llegaron. Prueba del trabajo bien hecho fue el rotundo éxito que tuvo la corrida de toros del 12 de Octubre, en la que se acabó el papel en solo unas horas después de ponerse a la venta.



- ¿Tienes alguna manía?

- Siempre que me visto de torero empiezo por la pierna izquierda, los pantis, las medias, la taleguilla, las zapatillas... Se que es un poco raro y a algún supersticioso le sonará fatal, pero...son mis cosas jejeje

-¿Algo que decir a la afición?

- Que ojalá puedan verme en esta novillada y que me voy a entregar en cuerpo y alma para poder mostrarme como lo siento.

Por: Rafa Florido

Fotografías: Jose Luis Cuevas

miércoles, 28 de octubre de 2020

 Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”



¿Quién iba a decir que el chaval que aparece en el centro de la fotografía se fuera a convertir en una leyenda del toreo? Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, vio por primera vez Córdoba el 4 de julio de 1917. Pero, ¿Cómo era la Córdoba que vio nacer a uno de los toreros más reconocidos en el mundo?

Aquel día el calor apretaba de firme, aunque a la sombra y en habitaciones bajas se podía disfrutar de una temperatura de 32 grados. Al parecer, Angustias Sánchez, madre del torero, sufrió en el parto el calor característico de un julio cordobés. Tampoco estaría muy atenta doña Angustias de la polémica creada en torno al Hotel Suizo, que contaba con partidarios y enemigos del derribo del local que ocupaba este edificio. Tampoco estaría muy preocupada por la petición de pan que hacían los vecinos de San Lorenzo al alcalde de aquella época, José Carrillo, que se quejaban de que las piezas no daban el peso reglamentario.



Y es que mientras estaba naciendo el torero más universal de España, el Catedrático del seminario, Joaquín Tirado Redondo, marchaba a Pozoblanco a pasar sus vacaciones. Además, llegaba de Cabra el primer teniente de la Infantería, Joaquín de Silva y su bella esposa, Soledad Amo. Todo esto, mientras pasaba el día en la ciudad el diputado a Cortes, Juan de Dios Porras. Doña Angustias, con los dolores del parto, seguro que lanzó rezos a la imagen de la Virgen que presidía el altar de la barriada cordobesa de Alcolea, donde contrajo matrimonio con Manuel Sánchez Rodríguez, padre del torero.


Retrato de Manolete, autos Jose Luis Cuevas

Desde la calle Torres Cabrera número 2, donde nació “Manolete”, no se escuchaban los rezos de la iglesia conventual de los Trinitarios descalzos, que se abría junto a la Puerta de Plasencia, y donde tuvo cumplido efecto el domingo último de mes una ceremonia suntuosa organizada por la Pía Asociación de la Santísima Trinidad y Santísimo Cristo de Gracia, que en aquel entonces, bajo la presencia del joven cordobés Eugenio Barroso Sánchez-Guerra, deplegaba todos sus entusiasmos para probar la ardiente devoción que siente esta ciudad por la imagen de Nuestro Padre Jesús de Gracia, conocido como “El Esparraguero”. También, mientras “Manolete” llegaba a este mundo, las carmelitas descalzas de Lucena, la misma comunidad que en la actualidad habla por teléfono con el Papa Francisco, recibían una buena noticia, se concedía la obra de reparación de su convento por 1.500 pesetas.



Ese día, 4 de julio, además, fue detenido en Baena Francisco Mocejil López, que viajaba sin billete desde Bobadilla. También, en las proximidades de Montoro fueron sorprendidos tres sujetos que conducían caballerías robadas. Perseguidos por la Benemérita se dio alcance a Martín Parras Rodríguez, que resultó ser licenciado de presidio.

Lejos de la suntuosa tranquilidad que se vivía durante el nacimiento del torero en el barrio de San Miguel, Europa sufría los efectos de la Primera Guerra Mundial. Sin ir más lejos, el día en el que “Manolete” nació, la Administración francesa autorizó el tránsito por su territorio de la correspondencia que se cambiaba entre los alemanes residentes en España y sus familias en Alemania, siempre que sólo se tratase en aquellos asuntos de familia y llevase en lugar preferente del sobre escrito la designación “Nouvelles Familia”.

Poco sabían los taurinos cordobeses de la época que ese mismo día estaba naciendo un hito del mundo del toro en su propia ciudad. Seguramente estaría más centrados en el domingo próximo cuando se lidiarían, en la Plaza de Toros de Ronda de los Tejares, cuatro novillos de González Trapero por los diestros Enrique Ruiz, “Machaquito II”, y José Martín Domínguez, de Sevilla.


Tampoco disfrutarían ni doña Angustias, ni Manuel del pasacalles que protagonizaría la Banda Municipal en el Paseo de la Victoria y en la que interpretaría “Pasacalle en 3 por 4”, de Eduardo Lucena, o “Fantasía de El sueño de un vals”, entre otros muchos temas. Mientras, en el Gran Cine Salón Ramírez, la compañía cómica de Carlota Plá interpretaba “Amores y amoríos”. En la Plaza de Toros-Ideal Cinema se estrenaba el tercer episodio de la película de aventuras policiales en 11 episodios y 22 partes, titulada “El Círculo Rojo”, con un precio de silla a 0,40 pesetas; y general, a 0,10. Eso sí, quizás, posiblemente pasado el parto, los padres de “Manolete” asistiesen al CineVictoria que muy pronto estrenaría “Las Aventuras de Ladis”.

Lo cierto es que en la noche en la que nació “Manolete”, además, hubo un eclipse lunar en Córdoba. Podría hasta ser esto una paradoja de lo que significaría este torero para el mundo del toro: un eclipse de aquella época que era capaz de cubrir con su presencia, su saber estar, su arte en la plaza, su personalidad y su elegancia, cualquier astro mayor.

RAFAEL VALERA

JOSE LUIS CUEVAS

Montaje y Editor