martes, 31 de mayo de 2022

 Julio Romero de Torres

El pasado día 10 de mayo de este año 2022, se cumplieron noventa y dos años del fallecimiento del genial artista del pincel Julio Romero de Torres.

Era el año 1946, (yo tenía 10 años de edad) cuando una vecinita de mi misma casa me entregaba un recorte de periódico con un poema escrito, de autor desconocido, invitándome a que lo aprendiese de memoria. Dicho recorte se lo había proporcionado su padre que ejercía de Practicante en la Seguridad Social y tenía la oportunidad de poder leer la prensa diaria de aquellos años. Las líneas escritas de aquel poema versaban sobre la conmemoración del décimo aniversario de la muerte del pintor cordobés Romero de Torres. Han pasado ya la friolera cantidad de setenta y seis años y aún me maravillo de mí mismo, por mi clara y diáfana memoria para poder acordarme de la mayoría de las estrofas que componían aquella poesía, y que hoy por simple curiosidad doy a conocer a todos mis amigos:



AL GRAN JULIO ROMERO DE TORRES.-

En Córdoba el 10 de mayo

se celebra entre flores,

el X aniversario

del gran Julio Romero de Torres.

El arte le proclamó

el pintor de las mujeres,

y al mundo glorificó

con sus mágicos pínceles.

Dónde está Julio Romero

dónde está… a dónde se fue,

el alma subió al cielo

su cuerpo a San Rafael.

Jardines de Agricultura

el orgullo vuestro es

de a esa gloriosa figura

del gran pintor cordobés.

No llores guitarra agarena

por el arte soberano

del pintor de las morenas…


Ahora, obligado por el maldito Covid, me encuentro en casa intentando reponerme del mismo, mientras me entretengo en releer algunos libros de mi modesta biblioteca. Y buscando que te busca, me he dado de bruces con un artículo que escribiera el maestro de la gubia y el pincel, el maño José Miguel Palacio, con especial dedicatoria al artista cordobés, por lo que voy a darlo a conocer a mis amigos lectores, junto con alguna cosita más de mi propia cosecha.

Julio Romero de Torres nació en Córdoba el 9 de Noviembre de 1874, en el viejo edificio del Museo Provincial de Bellas Artes ¿Casualidad o jugada del destino? Era hijo del matrimonio formado por don Rafael Romero Barros pintor- director-fundador de dicho Museo Provincial, y de doña Rosario de Torres Delgado.

Julio se apasionó desde muy niño por todas las disciplina artísticas, mostrando gran interés por la estructura del cuerpo humano. Su vida artística estuvo en sus principios influenciada por el torbellino de corrientes pictóricas que sacudían la época. Desde el Impresionismo francés que encontró en la Península su mayor adepto en Darío de Regoyos, hasta el realismo de Courbet que inspiró los celebrados paisajes del catalán Martí Alsina, pasando por el retratismo fotográfico propio de Federico de Madrazo, la genialidad de la pintura oriental de Mariano Fortuny y un prerrafaelismo inglés que él ambientaría siempre en el marco predilecto de su Córdoba natal. Una Córdoba de complejo espíritu bizantino, romano, árabe, gitano, cristiano, mahometano y pagano.

Julio Romero de Torres, alió a su vocación de pintor una curiosidad que, unida a su carácter sociable le introducirían con gran aceptación en sendos ambientes del Córdoba y del Madrid de principios del siglo XX. En estos años participa en la vida cultural cordobesa. Frecuenta la Academia de Ciencias, Bellas Letras y nobles Artes, presidida por Ramírez de Arellano, el Ateneo y la Sociedad Económica de Amigos del País. Se mueve además entre escritores y artistas como Mateo Inúrria, Rafael García Lovera o Guillermo Belmonte Muller. Era asiduo a las tertulias madrileñas a las que acudían las más insignes personalidades de la época, desde intelectuales hasta destacados artistas del mundo del espectáculo. Los hermanos Baroja, Ignacio Zuloaga, José Gutiérrez Solana, Rafael de Penagos, Luís Alemany… pudieron intercambiar con él toda clase de opiniones y sugerencias acerca de las últimas tendencias de su insaciable necesidad de conocer “lo nuevo”. Y junto a su gran amigo Ramón Valle-Inclán, su ansiedad por la novedad le impulsó a apostar por un

joven novillero cuya revolucionaria concesión del toreo causaba gran revuelo y polémica por aquel entonces; nos referimos a Juan Belmonte.


Retrato de Juan Belmonte (1917). La Giralda al fondo  es un homenaje a Sevilla, donde el torero nació en 1872.

Desde su primer lienzo que le supuso el reconocimiento, “¡Mira qué bonita era!” el artista cordobés augura los tres pilares esenciales en los que se cimentará su obra; la mujer, la copla y la muerte. El referido cuadro le valió una mención honorífica en la Exposición Nacional de Bellas Artes.


"Mira que bonita era". Su primer lienzo de éxito.

La mujer morena, intrigante muchacha ardiente y sensual, enigmática e impetuosa, ha recibido un trato personalísimo en la pintura de Romero de Torres. A la mirada profunda y misteriosa que todos percibimos conocemos nos asombra el planteamiento surrealista de los cuadros, con desnudos femeninos surgidos en armonía con estos paisajes místicos, inconfundibles del maestro. Aparece la mujer como tentación, el erotismo sutilmente minado de religión, o al revés. Se agazapan el dualismo del amor y de la muerte, pasión sagrada y profana de féminas sacralizadas y herejes, unidas como en el cante jondo de una saeta. Más qué pintor, habría querido ser cantaor, confesaba Romero, que mantenía una entrañable relación con la copla, con cuya fuentes primordiales de inspiración, la religión, la mujer y la incertidumbre del destino -la copla andaluza es desesperanzada por antonomasia- se identificaba plenamente el hombre.

No se puede negar que conociera mejor que nadie a los personajes que plasmaba en sus telas. Se le conoció como el pintor que retrató a la mujer morena española, pero Julio Romero de Torres no fue un simple artista folklórico. Bien a pesar del desprecio de los expertos que, recurriendo al tópico, tachaban su obra de “andaluzada”. La verdad era otra, y con el tiempo lienzos como “Carmen” y “La Consagración de la Copla” han sido consideradas como dos obras cumbres del prerrafaelismo español.


Carmen                                                      "La Consagración de la Copla".


Una de las grandes pasiones del artista cordobés era la Tauromaquia. Dato curioso a resaltar, era un incondicional del sombrero cordobés gris perla, aunque los únicos que lo usarán ya en España fueran Guerrita, algún otro picador y el propio pintor. Sombrero que, junto a la airosa capa otorgaba un aire extraordinario a su gallarda compostura.

Una parte sustancial del legado de Romero de Torres está constituida por retratos, sobre todo de personajes populares y también históricos como gustaba al simbolista que era. No es entonces de extrañar que el genial pincel del creador inmortalizara los colosos del toreo cordobés de mayor redundancia. Guerrita y Machaquito son toreros impasibles, con aires místicos, litúrgicos solemnes propios de un emperador romano en la obra de Romero de Torres.


"Guerrita"                                                         "Machaquito"          


En el “Poema de Córdoba”, el pasado se reencarna en el presente merced a la evocación del alma del filósofo hebreo Maimónides, del poeta Góngora, del Gran Capitán y ¡como no! del ídolo lo popular “Lagartijo”. En “La Consagración de la Copla” Machaquito aporta también al cuadro aquella referencia histórica tan del agrado del autor.


"El Poema de Córdoba"


Hallándose enfermo, poco antes de su fallecimiento, regresa a Córdoba donde pinta “Ofrenda al Arte del Toreo”, mezcla del poder sugerente de una figura femenina, rodeada por diversos elementos simbólicos. La lápida, a los pies de la mujer, con los nombres de “Lagartijo”, “Guerrita” y “Belmonte” constituye un auténtico homenaje a esta señeras figuras de la Tauromaquia.


"Ofrenda al arte del toreo".

El sevillano Juan Belmonte, con estrechos y templaneros vínculos de amistad con el pintor, ha recibido un trato preferencial, dedicándole un retablo inspirado de una foto dedicada por el Pasmo de Triana.

No olvidemos que Romero de Torres fue uno de los organizadores, junto a Valle Inclán, Julio Antonio, Ramón Pérez de Ayala y Sebastián Miranda, del homenaje que se le brindó al legendario torero cuatro meses antes de tomar la alternativa. Y cabe también señalar que Juan Belmonte adquirió devotamente su cotizado cuadro Carmen, hecho que tuvo amplia resonancia popular y que se reflejó en los títulos de los artículos que se publicaron en la prensa de aquel entonces.

Romero de Torres, realizó también el cartel de la Gran Corrida Patriótica de 1921. El desastre Annual, durante la guerra de Marruecos, tuvo honda repercusión en la sociedad española, organizándose una campaña nacional de ayuda económica para la evacuación y auxilio de heridos y prisioneros. Por este motivo se celebró un magno festival benéfico con grandes toreros, la reina Victoria encargo el cartel al cordobés.


Cartel de la "Gran Corrida Patriótica".

De inequívoca sensibilidad costumbrista, fue en otras ocasiones el firmante de alguno de los carteles de la feria de Córdoba.

Julio Romero de Torres, participo con intensidad en todos los acontecimientos artísticos de Córdoba y España. Ya en el año 1895 participó en la Nacional en Madrid, donde recibió una mención honorífica. También participó en la ediciones de 1899 y 1904, dónde fue premiado con la tercera medalla. En esta época inició su experiencia docente en la Escuela de Bellas Artes de Córdoba.

En el 1906, el jurado de la Nacional rechazo su cuadro “Vividoras del Amor”, lo que provocó que el Salón de Rechazados fuera más visitado que las salas de la Exposición Nacional.


"Vividoras del amor"

Ese mismo año marcho a Madrid, para documentarse y satisfacer su inquietud renovadora. Después realizó viajes por toda Italia, Francia, Inglaterra, y Países Bajos.

En el 1907 concurrió ya con los pintores más renombrados de la época a la exposición de los llamados independientes en el Círculo de Bellas Artes. Poco después obtuvo por fin su primera medalla de la Nacional del año 1908 con su cuadro “Musa Gitana”.


          "La Musa Gitana"                                                                         "Retablo de amor"


También recibió el primer premio en la Exposición de Barcelona de 1911 con el “Retablo de amor”, y dos años después en la Internacional de Munich del año 1913. En la Exposición Nacional de 1912 cuando Romero de Torres aspiraba a la medalla de honor, su obra no fue reconocida lo que provocó que sus admiradores le entregaran una medalla de oro cincelada por el escultor Julio Antonio. Cuando sus cuadros tampoco fueron premiados en la Exposición de 1915 con la medalla de honor, decidió retirarse definitivamente de las Exposiciones Nacionales.

En el 1916 se convirtió en catedrático de Ropaje en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, instalándose definitivamente en la capital. A partir de aquí, su obra comenzó a representar el pabellón español en diversos certámenes internacionales, convocados en París, Londres, etc. Sin embargo, el gran momento de éxito se produjo en Buenos Aires, en el año 1922. En agosto de ese mismo año Julio Romero de Torres había viajado a la República Argentina acompañado de su hermano Enrique, y en los últimos días de este mismo mes se inauguró la exposición, que fue presentada en el catálogo por un espléndido texto de Ramón Valle-Inclán. La muestra constituyó un éxito sin precedentes. Julio Romero de Torres, fue miembro de la Real Academia de Córdoba y de las Bellas Artes de San Fernando. También exhibió su obra en la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1929, y en múltiples exposiciones individuales en nuestro país y en el extranjero. El 18 de diciembre 1922 Ayuntamiento de Córdoba lo nombró Hijo Predilecto de la ciudad.

A principio de 1930 Julio Romero de Torres, agotado por el exceso de trabajo y afectado de una dolencia hepática volvió a su Córdoba natal para tratar de recuperarse. Pintando en su estudio de la Plaza del Potro, realizó entre los meses de enero y febrero la que sería su obra final y más celebre conocida la “Chiquita Piconera”.


"La Chiquita Piconera".


El día 10 de mayo del 1930 moría Julio Romero de Torres en su casa de la Plaza del Potro en Córdoba, hecho que conmocionó a toda la ciudad. Las manifestaciones de duelo general que produjo su muerte, en las que participaron en masa desde las clases trabajadoras más humildes hasta la aristocracia cordobesa, dejaron patente la inmensa popularidad de que gozaba el pintor cordobés.

Casado con Francisca Pellicer -hermana del escritor, poeta y dramaturgo Julio Pellicer -, tuvo tres hijos Rafael Romero de Torres Pellicer, Amalia y María. Su obra más importante fue la “Chiquita Piconera”.

El grueso de su obra se encuentra en Córdoba en el Museo de Julio Romero de Torres, donde se puede admirar el amplio repertorio de cuadros que fueron donados por su familia, por coleccionistas privados o comprados por el Ayuntamiento. Entre la obras más destacadas de este maestro figuran “Amor místico” y “Amor profano”, “El Poema de Córdoba”, “Marta y María, “La Saeta”, “Cante hondo”, “La Consagración de la Copla”, “Carmen” y por supuesto la renombrada y última obra suya la “Chiquita Piconera”.


"Los Piconeros"

NOTA.-

El día 9 de Mayo del año 1970, el grupo que yo dirigía “Los Piconeros”, lograba para Córdoba, un clamoroso éxito con su actuación, en el escenario del Gran Teatro Falla de Cádiz. (Primer premio Regional en la modalidad de Comparsas). Recuerdo que en los bises que nos solicitó el público de sala, interpretamos dos pasodobles inéditos; uno dedicado a Antonio Martelo, recientemente fallecido (intérprete del personaje “Séneca”, de la serie de televisión dirigida por José María Pemán) y otro dedicado al genial pintor y paisano Julio Romero de Torres, con motivo de cumplirse, al día siguiente, el XL aniversario de su fallecimiento. Ni que decir, la explosiva ovación que el gentil y cariñoso público gaditano nos dedicó al acabar de cantar esta humilde letrilla:

A LA MEMORIA DE JULIO ROMERO DE TORRES.-

Se encontraba cierto día un forastero

en la puerta de la Mezquita Catedral,

preguntaba con su acento de extranjero

“mi quegé caballego

cogocé esta ciugá”.

Lo lleve

de la mano al Museo

vio los cuadros que mi Julio

allí pintó:

“La Cabeza de Santa”,

“la Samaritana”,

“Ángeles y Fuensanta”,

“Conchita Triana”,

“La niña de la Rosa”,

“Marta y la Copla”

y la Chiquita Piconera…

su última gran obra.

El “Mister” ni parpadeaba

extasiado estaba

al contemplar,

como a la mujer cordobesa,

plasmó su belleza

pintor tan genial.

Luego, siguiendo el recorrido

llegamos a San Basilio,

Alcázar de los Reyes Cristianos,

el Zoco, el barrio judío,

el Triunfo y ese río

y mi Puente Romano…

Y aquí dije al extranjero:

“Por este Puente juncál

cruza el mejor de los Monumentos

mi Cristo del Descendimiento

del Campo de la Verdad”.

====///====


“Los Beduinos”


El genio de la comparsa gaditana Paco Alba, escribió para su grupo “Los Beduinos”, la siguiente letrilla dedicada a la Musa de Julio Romero de Torres.


"La Chiquita Piconera". Musa del pintor.


Si aquél célebre Julio Romero

el pintor de la Musa Gitana

viera hoy como está su modelo

de seguro de pena lloraba.

En Madrid vendiendo caramelos

toda llena de arrugas su cara

ya no queda de su negro pelo

na’ más que una cabeza plateada.

La morena cordobesa

que plasmó con su paleta

adorna con su belleza

e ilustra con su majeza

billetes de cien pesetas.

Es triste la paradoja

de la vida y sus reveses…

la modelo está muy sola

sumergida en su congoja

lamentándose de verse,

marchitada su belleza

viviendo en la pobreza

estando en tantos billetes.

Antonio Rodríguez Salido.-

Compositor y letrista. –

Escalera del Éxito 176.-


Jose Luis Cuevas

Montaje y Editor

Escalera del Éxito 254.-


lunes, 30 de mayo de 2022

 EL CORAZÓN del TORERO



Prof. Manuel Concha Ruiz

Mayo 2022.

“…el único músculo importante en el toreo es el corazón” (Agustín de Foxá).

El corazón a lo largo de la historia del hombre siempre ha estado cargado de gran significado simbólico. El corazón como símbolo tiene un valor ancestral. En las Civilizaciones china, sumeria, egipcia, hindú o griega al corazón, cuya morfología y función eran prácticamente ignoradas, se le consideraba como el centro del entendimiento, del amor y del valor en el hombre.

Entre los chinos el corazón es el “órgano principal”, es el centro del “entendimiento” y de la “inteligencia”, igual que para los egipcios. El Maat era la justicia y armonía universal, simbolizada por una pluma de avestruz, el Ib. o corazón era depositado por los dioses (Osiris en el platillo de una balanza y en el otro se ponía el corazón del difunto.

En la época griega, tras una discusión filosófica sobre la localización del alma, Platón piensa que hay un alma inmortal, que se localiza en el cerebro y un alma mortal que se sitúa en el corazón. Aristóteles piensa, que alma solo hay una y esta se localiza en el corazón, puesto que el cerebro es frío y según Aristóteles no podría dar vida, por ello el centro del hombre está en el corazón.

El corazón, es el centro de la inteligencia, de la bondad, del valor…y… ¿Cómo es el corazón de los toreros?

¿Qué importancia tiene para la lidia?

¿Puede afectarse el corazón de los toreros ante la situación especial de la lidia?

¿Podríamos definir un prototipo de corazón del torero?

Comentábamos antes, como los antiguos consideraban el corazón como el centro del valor, de la pasión, de la inteligencia etc. ¿Cómo concebir un buen torero, donde el valor, la pasión y la inteligencia no sean sus señas de identidad?



El torero es sin duda un hombre valiente, lo que no esta reñido con que pueda pasar miedo en muchas ocasiones, pero su gran mérito es superar ese miedo innato de la naturaleza humana ante el peligro inmediato.

Recuerdo que hace años, mi recordado y buen amigo Jose M. ª Martorell, me comentaba, “…Manolo, yo ante el toro paso mucho miedo sobre todo antes de empezar, pero lo supero y me entrego con pasión y arte a mi faena…” No en vano comentaba Victoriano de la Serna, “… el torero jamás es un cobarde, aunque a veces experimente la sensación indescriptible del miedo…”, porque no podemos olvidar que, “…el toreo es el único arte que juega con la muerte…” (Henry de Montherlant).

Entre otras, una de las virtudes que más admiramos los aficionados, es la inteligencia del torero, su conocimiento del toro, su “saber estar” en los distintos momentos de la lidia y su frialdad para realizar todo ello en segundos decisivos.

Podríamos decir que esa inteligencia y ese “saber estar” tienen mucho que ver con el cerebro, pero no nos olvidemos que como decía Aristóteles el cerebro está frío y por eso el corazón es el que manda, el que pone orden, el que convierte la inteligencia en pasión y entrega, lo que hace que todo palpite cuando la inteligencia y el corazón se dan la mano. Como decía Felipe Sassone, “…el toreo natural es el que se realiza con la mano izquierda, el estoque en la derecha y el corazón en medio…”.

“¿Es apasionado el corazón de los toreros?,

¿Como viven el amor?”

Mucho se ha escrito y se escribe sobre el corazón de los toreros, sus amores, sus despechos, sus aventuras… Para mí, en el corazón del autentico torero hay una pasión que lo domina todo, es su amor, su locura por el toro y cuanto lo rodea, es su reto, es su misión, nada ni nadie van a apartarle de esa trayectoria que para él lo es todo. Hemos oído a muchos toreros expresarse en ese sentido “…vivo solo para el toro…”.



Como todo ser humano, tendrá sus otras facetas sentimentales, sus amores a veces transitorios, a veces permanentes, sus aventuras… pero sobre todo primará su pasión y su amor por el mundo del toro.

A lo largo de la historia del toreo siempre ha surgido la dualidad, la competencia entre el torero artista y el torero valiente, tenemos varios ejemplos en la tauromaquia española de todas las épocas. No cabe duda que el toreo es arte por antonomasia, pero es también arrojo, pasión, valor para hacer de ese arte algo que te paraliza la respiración y la sangre en las venas, cuando arte y valor se aúnan en el mismo instante.

El torero autentico necesita “un gran corazón” que haga su entrega sublime, porque como decía Juan Belmonte, “…para torear bien hay que olvidarse del cuerpo y el buen toreo es el que se hace con sentimiento y pasión de enamorado…”, por eso es necesario ese “gran corazón”, esa entrega sublime, ese olvidarse del cuerpo.

Quizás uno de los aspectos menos conocidos, es la influencia que puede tener sobre el corazón del torero, las situaciones de estrés, responsabilidad ante el público o el propio sufrimiento durante la lidia.

En una entrevista con J.L de Córdoba antes de iniciarse la temporada de 1942 habla del público, tamaño de los toros, de su deportes favoritos cómo montar a caballo, aunque existe una fotografía de Manolete jugando al tenis vestido a la antigua usanza, con pantalón largo y finalmente llega la pregunta que a todo hombre soltero se le hacía en aquellos tiempos, los amores …contestación de Manolete “…puede darte la seguridad de que, por ahora solo pienso en el toreo”.

El esfuerzo que realiza un torero ante el toro es en muchas ocasiones muy superior al de muchos deportistas, no solo en el aspecto físico sino también en el aspecto psicológico. El torero no solo se enfrenta a la ansiedad propia del peligro que la faena conlleva, sino que también ha de enfrentarse a la tensión, al estrés ante un público expectante y en muchas ocasiones poco tolerante.

El torero cada tarde, no solo se enfrenta con el riesgo de la muerte, sino también a otros aspectos que pueden tener para él, una gran trascendencia sobre su presente y su futuro profesional.

Todo ello, esfuerzo máximo, ansiedad, estrés etc., pueden tener sobre el corazón del torero una importante repercusión orgánica. Ante las situaciones mencionadas, el organismo humano reacciona liberando ciertas sustancias endógenas como la adrenalina, que aparte de tratar de adaptar el corazón y los distintos órganos a esa necesidad de respuesta inmediata, puede tener consecuencias inmediatas o tardías perjudiciales.

Estos aspectos han sido estudiados por el Dr. Gabriel Reyes Cárdenas de Sevilla, en su libro “El corazón del torero”, publicado en2004 y como él comenta en el mismo ..”es anecdótico observar que en lo que se refiere al amplio mundo de la tauromaquía, se ha escrito de todas las áreas imaginables, comenzando por la historia, la filosofía, la narrativa, la poesía, etc.., pero curiosamente poco sobre cómo son las respuestas del organismo y las implicaciones en la preparación física del principal protagonista de la fiesta taurina, el torero. Esas implicaciones pueden ser muy importantes en el corazón del torero.

Esa ha sido la intención del estudio que hace unos años presentó el Dr. Gabriel Reyes, sobre el comportamiento del corazón del torero durante la lidia, demostró como los toreros sufren importantes taquicardias (aumento excesivo de la frecuencia del corazón), sobre todo en los últimos lances de la faena. El demostró que la incidencia de esas taquicardias es mayor en la faena de muleta, donde la responsabilidad y la presión psicológica aumentan.



La liberación de adrenalina en esos momentos, no solo tiene como respuesta fisiológica el aumento de la frecuencia del corazón (taquicardia), sino que conlleva así mismo otras respuestas como la subida de la tensión arterial, vasoconstricción, agotamiento de reservas energéticas etc. Sólo hay que recordar la palidez marmórea que refleja la cara del torero en determinados momentos de la lidia como consecuencia de esa respuesta fisiológica debida a la adrenalina y otras sustancias que se liberan.

Todo ello puede tener sobre el corazón del torero muchas consecuencias que se pueden manifestar a largo plazo, o en ocasiones (pocas), tener una repercusión inmediata no deseada sobre la vida del torero.

En la historia de la tauromaquia hay ejemplos, aunque poco frecuentes, de lo que estamos comentando. El conocido y prestigioso médico y gran aficionado Fernando Claramunt, refiere en su capítulo “Los Toros desde la Psicología” en el Tratado de los Toros de José M. ª Cossio, como hay toreros que mueren en la plaza, no solamente por el asta de toro. Refiere el caso de cómo Luis Segura, controvertido matador que le gustaba llamarse “El Torero de Madrid”, sufrió un infarto agudo de miocardio mortal la Plaza de Valdemorillo de Madrid.(1974)



Otros toreros recordados también por Claramunt son José Mejías, “Bienvenida”, Pepe o “Pepote ”,hermano de Manolo y Antonio Bienvenida cuya muerte tuvo lugar en Lima en el transcurso de un festival en 1968, donde se sintió mal en el callejón y fue trasladado a una Clínica y falleció de un IAM.(Foto)

Otro caso fue el del gran torero mejicano Jorge Aguilar, “El Ranchero”, que toreando un festival, después de un pase natural cayó fulminado sobre el albero.(1974) (Foto)

Esa enorme carga física y psíquica que lleva al torero a sus límites fisiológicos exige lógicamente una gran preparación física y psicológica. Son absolutamente necesarios los reconocimientos cardiológicos y médicos completos como en cualquier otro deportista de elite, donde no se pueden dejar las cosas a la improvisación.

No cabe duda que para una auténtica preparación y adaptación del corazón del torero a esas situaciones límite, es necesario mantener unos hábitos de vida que sean saludables (alimentación, descanso adecuado, evitar hábitos nocivos como el tabaco, alcohol, etc.).

En general podemos decir que el torero por su dedicación desde muy joven, su necesidad de mantenerse en buena forma física, es un hombre que se cuida, que hace una dieta cardiosaludable que junto al continuo ejercicio de entrenamiento y la ausencia de hábitos nocivos, hacen que se pueda evitar riesgos de enfermedad coronaria, que podrían verse aumentados por el continuo sometimiento al estrés, ansiedad o los efectos fisiológicos que antes comentamos como la segregación de adrenalina durante la lidia.

A veces esas influencias nocivas se podrían manifestar en etapas más tardías de le vida, sobre todo cuando se abandonan los buenos hábitos de una vida y una dieta cardiosaludable, como ocurre en algunos deportistas de elite.



¿Cómo REACCIONA EL CORAZON DEL TORERO?

El corazón funciona como una bomba que se encarga de mandar sangre a los tejidos para responder a las necesidades de oxígeno del organismo. En la ciencia del entrenamiento existen varios parámetros para medir la intensidad de una actividad, uno de ellos es la frecuencia cardíaca, o número de veces por minuto que el corazón se contrae para mandar

sangre a los tejidos y guarda una relación más o menos lineal con la intensidad de la actividad que se realiza.

Debido a que el volumen sistólico, cantidad de sangre expulsado por cada latido, se mide en el laboratorio, la frecuencia cardíaca es el parámetro suficientemente fiable para medir la intensidad de la actividad.

En estrecha relación con el sistema cardiovascular se encuentra el sistema nervioso que como todas nuestras funciones, juega un papel fundamental las actividades físicas, las situaciones de estrés, que provocan que este sistema se estimule aumentando la liberación de hormonas y por tanto activando el sistema hormonal, que regula múltiples funciones fisiológicas del organismo.

Estas condiciones antes mencionadas, la actividad física o el estrés, influyen a nivel cardíaco en la liberación de hormonas, provocando concretamente un aumento de la frecuencia cardíaca, ya que el corazón posee unos receptores específicos para dichas hormonas.

A medida que van ocurriendo estas reacciones integradas, a nivel de la frecuencia cardíaca hay otro sistema que entran en participación, el sistema respiratorio, el cual responde a la demanda de oxígeno, aumentando la frecuencia respiratoria y el volumen corriente o de aire respirado (inspirado y espirado) produciendo un incremento de la ventilación.

FRASES y COMENTARIOS de algunos TOREROS sobre la IMPORTANCIA de la PREPARACIÓN FÍSICA del TORERO.

JUAN BELMONTE, decía lo siguiente:

para torear bien. Debes olvidar que tienes cuerpo, yo me entreno y trabajo mi cuerpo para esto, para usarlo sin darme cuenta.

La fuerza física tiene para los toreros una aplicación antideportiva, corremos mucho para torear despacio, nos preparamos y movemos el cuerpo para estar quietos.

El arte de torear -continúa diciendo el maestro-, se necesita el cuerpo como instrumento y debemos tenerlo dominado para que no interfiera, que no sea un obstáculo, que tus intenciones sean el sentimiento que debe fluir con absoluta libertad de espíritu, para que el torero cuente lo que lleva dentro tiene dos contenidos: dominar la técnica y dominar el cuerpo. Por eso hay que torear de salón todos los toros imaginables, y la forma física para que el cuerpo sea un instrumento de alta precisión, estas dos claves pueden superar la barrera más importante que tiene el arte de torear: “el miedo”.



MANUEL BENITEZ “EL CORDOBES”.

Destaca la importancia de la conexión entre la mente y el cuerpo, el equilibrio y el buen estado de ambos: "si anda la cabeza anda el cuerpo”, y ambos están relacionados, si no funciona la mente con el cuerpo no hay nada que hacer.

FRANCISCO RUIZ MIGUEL,

Enfoca la preparación desde el punto de vista de una buena mentalización: “mi forma de concebir el toreo es mediante una gran mentalización”, los entornos negativos influyen mucho, sin preparación física el torero no tiene fuerza mental, pienso que este es el 50% del valor del toreo. El animal tiene reacciones muy rápidas y si tú no estás a la altura de estas reacciones, estás a merced del toro

JOSE ANTONIO CAMPUZANO.

Con la preparación se mejora la confianza y la seguridad de hacer las cosas bien.

SANCHEZ MEJIAS.

Resalta el papel de resistencia en referencia a la seguridad frente al toro, y el control gracias a la adecuada preparación física: “el entrenamiento físico es importante a la hora de torear, porque retarda el cansancio y aumenta la seguridad, además con una buena preparación, se está dejando menos margen al azar.

El Fandi; comenta una buena preparación, ayuda a realizar tu toreo con más soltura y claridad de ideas, te da seguridad y confianza, sin olvidar que un buen fondo, ayuda mucho a soportar una larga temporada y por otro lado unos buenos reflejos, ayudan a evitar muchos accidentes, aunque no siempre se puede evitar del todo, es importante por tanto aplicar entrenamiento, como un elemento más a la preparación global del torero a ello hay que añadir una alimentación correcta y controlada como comenta Pepín Liria

 

Triunfo de Manuel Quintana en Dos Torres

En la mañana del domingo se celebró una becerrada en clase práctica en la localidad cordobesa de Dos Torres, en la que pudimos ver una buena actuación del joven cordobés Manuel Quintana.



Manuel Quintana le tocó actuar en cuarto lugar, quien de capote se llevó de muy buenas formas y sometiéndolo por bajo a su enemigo hasta los medios con el capote, para después dar paso a un buen toreo a la verónica bien rematado con una revolera. Brindó su labor a los profesores de la Escuela Taurina de Córdoba. Destacó en muletazos de trazo largo y buen gusto con la mano derecha ilusionando a los allí presentes con la interpretación del toreo clásico. Cortó dos orejas y lo más importante, nos dejó a los aficionados con muchas ganas de volver a verlo.

Desde estas humildes líneas, considero que Córdoba debe aprovechar la irrupción de jóvenes como lo son Quintana y Manuel Román. Motivos para ilusionarse hay, solo falta que se les concedan más oportunidades.

Resumiendo, festejo muy entretenido que ha finalizado con la salida a hombros de tres de los actuantes. Como nota negativa, deberían cuidar más el horario de los festejos adaptándolo a la época estival que ya vivimos en Andalucía. Es inconcebible celebrar este tipo de festejos a las 12:00h del mediodía a pleno sol, por el bien del público que ocupan sus localidades en el tendido y por el de los propios actuantes.

Ficha técnica: Plaza de toros de Dos Torres (Córdoba). Se ha celebrado una Becerrada perteneciente al ciclo de las Escuelas Taurinas de Andalucía. Media plaza en los tendidos en mañana de calor. Se han lidiado 6 becerros de Castillo de Azuel de buen juego en general, siendo premiado con la vuelta al ruedo al tercero.

– Armando Bustos (Escuela Taurina Ciudad de Motril): Silencio

– Héctor Morales (Escuela Municipal Taurina de Almería): 2 orejas

– Jaime Íñiguez (Escuela Taurina de Lucena): oreja

– Manuel Quintana (Escuela taurina del Círculo Taurino de Córdoba): 2 orejas

– Dennis Martín (Escuela municipal taurina de Almería): 2 orejas y rabo

– Cristian Pedrosa “El mini” (Escuela Taurina ciudad de Atarfe): oreja.

 

Reportaje fotográfico: Rafa Risquillo

Armando Bustos


Héctor Morales


Jaime Íñiguez


Manuel Quintana






Dennis Martín


Cristian Pedrosa “El Mini”