martes, 3 de mayo de 2022

 CARLOS GONZÁLEZ-RIPOLL JIMÉNEZ

RECORDANDO UNA LEJANA ENTREVISTA


         Carlos González-Ripoll, fue un pintor cordobés que nació el 4 de Enero de 1919 y falleció el 15 de febrero de 2012.

          Entrañable personaje que hizo de la creación naif y de su amor por Córdoba, un irrepetible catálogo pictórico de monumentos y singularidades de aficiones, romerías y tipos.



         Tuve el placer y el honor de entrevistarle cuando andaba por los noventa años y enfrascado en cumplir los noventa y uno... En esos momentos seguía brillando dentro del mundo de la pintura costumbrista. Nos acompañó en en la distendida conversación, su esposa doña María Elisa Rioboo Murube ya fallecida (30-7-2010).

          González-Ripoll, se volcó con su dedicación artística de forma claramente vocacional. Sumando el conocimiento que tuvo de ciertos personajes populares antiguos, así como del mundo cultural. Todo ello impregnado de una chispeante locuacidad, que le permitió estar presente en muchas y variadas tertulias.



      Todas sus conversaciones, anécdotas y óleos, giran siempre alrededor de la Córdoba que tanto adoraba. ¿Quién no se ha parado ante un cartel de Adevida, sorprendido por la interpretación naif de algún rincón cordobés ?, en general paisajes urbanos de la ciudad, idealizados por el pintor, añadiendo poesía a sus recreaciones. Sorprende la candidez y calidez de las escenas y la veracidad de las mismas. Son como retratos o secuencias, plasmadas siempre desde el lado amable, de la historia más risueña y cercana de Córdoba.



...”el arte y el cariño que le tenemos a la pintura, nos viene de mi abuelo

Rafael González-Ripoll Núñez, joyero de profesión, que dibujaba muy bien.

          Tanto es así que le unía mucha amistad con Rafael Romero de Barros, como consta en la fotografía... – nos señala una reproducción que está justamente enfrente de su mesa de despacho – donde están recibiendo clases de dibujo, nada menos que los hermanos Bécquer y mi abuelo...”...

       Se refería Ripoll, al insigne poeta Gustavo Adolfo, y a su hermano Valeriano Domínguez Bécquer.

           El maestro Francisco Zueras, reconocido pintor, historiador y crítico, expresó su opinión acerca del estilo naif y de nuestro amable interlocutor:



       ...”el pintor naif , es aquel que en cada cuadro se inventa la pintura, dando preferencia al hecho de “contar algo”. Pues bien, un extraordinario arquetipo de este concepto intuitivo y narrativo, es este gran artista cordobés, quien nos “cuenta” un sugestivo mundo costumbrista, a veces en perpetua fiesta, recordado con mucha ternura pero también con mucha ironía”...

            Me contó y rememoró con mucho gracejo sentado en el sillón de su estudio, a uno de los personajes que llevó al lienzo, al conocido como El Pavo, un limpiabotas de Córdoba muy simpático, al que engatusaron para que se montara en un globo, que despegó desde el ruedo de Los Tejares y que se quedó trabado en un eucalipto del Campo de la Merced...



          Y con nostalgia recordó a dos personajes que le dejaron huella, y que formaban parte del día a día de Córdoba, por ejemplo un sereno que atendía la calle Conde de Gondomar, y que le contaba gran cantidad de anécdotas. Y también trajo a colación, al pulcro y atento limpia de Las Tendillas, conocido por El Mudo, que se esmeraba como nadie, en mantener atractiva y reluciente su bicicleta, repleta de vistosos complementos.

          -Eran otros tiempos, ¿no? ...

        -Y tanto, yo he conocido a muchos personajes populares, pero ahora no estoy en la vida... Por ejemplo era compañero de colegio de Manolete, del que recuerdo que era muy discreto. Tomé café con don Luis Gala, el padre del admirado Antonio Gala. Asimismo, me unió mucha amistad con los hijos de Machaquito: Carlos y Rafaelito, que andaban bastante por El Mercantil. Y como no, fuí amigo, colaborador y “cómplice”... del hermano Bonifacio, personaje singular donde los haya; con el que además de ayudarle en todo lo que buenamente podía, tenía un acuerdo con él, para incentivar las dádivas en las reuniones, que era la siguiente: cuando aparecía el hermano Bonifacio y se dirigía a nuestra reunión, yo sacaba algunos duros y se los daba, de esta forma servía de “cabestro”..., para que los demás se animaran y soltaran... Yo le decía en broma, que después me tenía que devolver lo que había puesto... Era una persona extraordinaria, con un comportamiento en todo momento correcto y muy generoso. Yo le quería mucho.



      Siguió el rumbo de la conversación, recordando a pintores cordobeses, entre los que no podía faltar Julio Romero de Torres y al hilo de las tablas, don Carlos nos contó el cómo y el por qué , a Guerrita lo inmortalizó Julio en un lienzo:

...”el óleo dedicado a Guerrita firmado por Julio Romero de Torres, lo pagó la Banca Pedro López. El motivo fue que este banco sufría una importante crisis y el torero que era consejero del Banco de España, se opuso en una reunión del mismo, a que se le cortara el crédito a la banca cordobesa, argumentando que el propietario don Pedro López era muy buena persona y además de nuestra tierra - de Fernán Núñez - . Y por si fuera poco, aseguró que si le faltara algún efectivo para sus normales transacciones bancarias, lo pondría él de su bolsillo... Esta postura facilitó que la banca Pedro López levantara cabeza. En agradecimiento, pagaron el importe del cuadro a Julio Romero.”...

         De su pintura nos indicó, que siempre le había gustado plasmar todo aquello que le llamaba la atención, desde que tenía tres años; y es que en la casa, empezando por el abuelo, que era un artista y terminando por los nietos que también han manejado con maestría los pinceles, incluido naturalmente el protagonista de este trabajo, han ejercido de verdaderos artistas vocacionales. En concreto, recordamos a vuela pluma, a don Rafael González-Ripoll, que fue profesor en la Universidad Laboral de Córdoba, amigo y compañero por lo tanto, de los maestros: Barroso, Cordero y Zueras.

...”mi forma de pintar es autodidacta, no he pasado por ninguna academia, y la interpreto a través de la expresión naif. Y lo que más me gusta son los momentos festivos y costumbristas de Córdoba. En este estilo, lo que se traslada al lienzo es un recuerdo no una inspiración”...

        Con esta acertada definición de su arte, recordamos a tan generoso artista y entrañable cordobés que representa a través de colores y formas una cariñosa historia de la Córdoba festiva y popular, y que dejó recogida, entre afortunados textos y reproducciones en el libro: “CÓRDOBA Y SU GENTE”, resultado de una dilatada existencia, vivida con la singularidad de su mismo personaje extrovertido. Su retina amable y los pinceles han hecho todo lo demás.

FRANCISCO BRAVO ANTIBÓN

Jose Luis Cuevas

Montaje y Editor

Escalera del Éxito 254.-

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