jueves, 26 de mayo de 2022

POSADAS Y HOSPEDAJES HISTÓRICOS DE CÓRDOBA 

POSADA DE VALLINA

POSADA DEL SOL

POSADA DEL POTRO

POSADA DE LA MADERA

POSADA DE LA HERRADURA

AUTOR: FRANCISCO BRAVO ANTIBÓN

POSADA DE VALLINA


PATIO


Los historiadores nos cuentan que esta construcción data como mínimo del año 785 d.c. (ampliación de la mezquita por Hixen I), junto a la Iglesia de San Vicente, y fue el lugar donde vivían los alarifes o constructores de la mezquita.

Así como otros lugares de hospedaje, al estar situada la Posada de Vallina en la Vía Augusta, fue muy solicitada y por ella pasaron muchos personajes, entre los que al parecer – sus actuales propietarios señalan una estancia en la que posiblemente se alojó Cristóbal Colón, pues ya se sabe que el descubridor estuvo en varias ocasiones en Córdoba, entre otras cosas porque perseguía el apoyo de los Reyes Cristianos, que residían en el Alcázar cercano a la posada. Tan asiduo se hizo de Córdoba, que a finales de 1487 se enamoró de Beatriz Enríquez de Harana hija de Pedro Torquemada y Ana Núñez de Harana, labradores en Santa María de Trassierra. De tal relación nació en Córdoba el 15 de agosto de 1488, Hernando Colón y Enríquez de Arana, quien emuló e incluso en algunos aspectos superó a su padre.


POSADA VALLINA


SALÓN DE CRISTÓBAL COLÓN

ACLARACIÓN DEL USO DE LA “B” Y “V”

En los documentos referidos a esta posada, el Mesón Ballinas, siempre viene citado con “B”, con el tiempo se ha ido generalizando el uso de Vallinas con “V”. En los mencionados documentos, es citada a la familia Ballinas como titular del establecimiento. En concreto fue Bartolomé de Ballinas -Licenciado -, quien firmó un acuerdo en 1569 con el Ayuntamiento cordobés, que establecía alojamientos de oficio, entendiendo que se referían a pernoctaciones oficiales, por lo cual serían remunerados anualmente.


ENTRADA 


El acuerdo implicaba a varios hermanos, entre ellos al presbítero Juan de Ballinas. Situación de alojamiento, que se ve que ya antes había funcionado así, pues el Cabildo el 28 de febrero de 1555, reclamó cobros de “sisa”, por el arriendo de las carnicerías, y también fija el precio de las gallinas... , y termina mencionando el documento (folio 20V) “la deuda sobre el Mesón de Ballinas”…, aclarando que para tal gestión fue nombrado Andrés Barba como jurado real, y el Cabildo por su parte y en su representación nombró a Juan López de Valenzuela y a un tal Sepúlveda.

OTROS PROPIETARIOS O ARRENDADORES

En 1695 pasa el mesón a ser – probablemente arrendado – por Lucía de Berrio. A continuación figura en 1736, Pedro Verde como mesonero, al cual en distintas ocasiones se le reclaman ciertas cantidades.

Después, ya en 1770 aparece como dueña Catalina Vázquez y Pedro Pedrajas.

Y en 1780 lo ocupa el Regimiento de Caballería Alcántara.

DE MESÓN A POSADA

En los documentos que he manejado, se observa que la denominación de MESÓN, cambió por la de POSADA, con la utilización de las diligencias en viajes regulares entre localidades. Fue entonces utilizada la posada para hospedarse los viajeros y cambiar o refrescar a los animales.

Tanto el horario como los puntos de salida y llegada de las diligencias, figuraban ya en las páginas del Diario Córdoba de 1854.

Ya en 1869 sirvió como punto de recepción y salida del cosario de Cabra.

Desaparecida esta utilidad, el recinto pasó a manos de un particular, quedando sólo para el archivo histórico el apellido Ballinas.

A mediados del siglo XX se acondicionaron sus instalaciones y ya en 2008 se renovó por completo actualizando recepción, habitaciones y lugares comunes, para convertirlo en un lugar apetecido por los visitantes de Córdoba.

En la actualidad la posada que sirvió en ocasiones para hospedar al descubridor, funciona de forma admirable como acogedor Hotel Posada de Vallina.

PATIO

Archivos de:

F. Bravo Antibón y Manuel Estévez Recio

POSADA DEL SOL

El Mesón o Posada del Sol – primero Mesón y después Posada - , estaba situado en la actual calle Magistral González Francés, frente al Sagrario de la Mezquita-Catedral, contiguo al Hospital de San Sebastián. Fue la posada más importante de los recintos dedicados al alojamiento, y estuvo en servicio hasta los primeros años del siglo XIX.

La carrera en la que estaba situado el referido mesón, se la conocía como calle del Mesón del Sol. De todas maneras, antes de llegar a esta denominación tuvo otras acepciones como apunta el documentalista e historiador Manuel Estévez.



En 1718 la calle se identificaba como la del “Mármol Gordo” en referencia a una columna que existe junto a las escalinatas de acceso a la Iglesia del Sagrario. Y en otro documento de 1780, aparece como calle de la “Grada Redonda”.

Se da la circunstancia de que en la casa n.º 370, aparece en un documento empadronado el mesonero del Sol así como otros mozos del mismo. La denominación de calle del Mesón del Sol es por tanto posterior. En concreto existen datos, de que en 1808 la vía donde estaba situado el mesón, adoptaba el mismo nombre. Ya en el plano de Córdoba de 1868, figura de forma definitiva como calle del Mesón del Sol, y una cita entre paréntesis: (hoy Carrera del Puente).

LA DECISIÓN DEL EMPLAZAMIENTO

El primitivo emplazamiento se decidió porque en su momento, fue muy interesante desde el punto de vista comercial, pues era un lugar que estaba en el nudo de la alcaicería, término utilizado para citar el lugar de las ciudades de al-Ándalus, donde libremente se podía comprar y vender al por mayor la seda bruta, circunstancia que añadía un movimiento de visitantes muy estimable quienes en muchos casos precisaban de alojamiento. Y a esto se sumaba el hecho, de que el establecimiento se hallaba junto Hospital de San Sebastián.


PATIO DE LA POSADA


En documentos antiguos leemos que el mesón se instaló alrededor de 1618 en unas cocheras de caballos junto al Hospital. Cocheras que eran propiedad de don Gonzalo de Hoces Carvajal -Arcediano de Castro –, y otros propietarios que disponían de locales junto al edificio hospitalario.

EL HOSPITAL

El mencionado Hospital de San Sebastián – uno de los acicates económicos para la consolidación del mesón – surgió con motivo de una seria epidemia de peste negra o bubónica, acaecida en el siglo XIV. Ante la falta de centros sanitarios, el Cabildo cedió un solar que tenía en la zona de la alcaicería y unas casas conocidas como del Lavatorio. Este fue su primer emplazamiento.

A comienzos del XVI surgió la imperiosa necesidad de ampliarlo, y al no conseguirse el terreno suficiente, el Cabildo cedió el Corral de los Cárdenas. Allí se construyó el nuevo hospital, entre 1512 y 1513, dirigiendo la obra Hernán Ruíz I. Ahí, en la calle Torrijos, continúa conservando y mostrando su grandeza y belleza. Actualmente es utilizado como Palacio de Congresos.

DE VUELTA A LA POSADA

Otro dato curioso y relevante, es que Pedro de los Reyes tenía arrendado el mesón al Cabildo por 4.400 reales anuales.

El citado Pedro era Maestro de Postas de “Mango Negro”. Y estaba casado con Catalina de

Ambrosio, ambos de procedencia francesa. “Mango Negro” respondía al nombre del cortijo, en el que fijaron la parada o casa de postas. Un nudo importante de comunicación dentro del recorrido Córdoba-Sevilla.

La medida entonces de los mesones, la fijaba el número de cuadras. El mesón o posada que nos ocupa, disponía de tres cuadras que podían albergar treinta caballerías. Además contaba con cinco caballos y once mulas para el servicio de postas.

Se pensó adjudicarle el nombre identificativo del Sol, por la cercanía de la auténtica calle El Sol, que en esa época era la denominación fija de la actual calle Agustín Moreno.


PUERTA DE ENTRADA A POSADA DEL SOL


En este amable y bien situado rincón se hospedaron muchos personajes importantes que venían a la ciudad bien de paso o a resolver cuestiones. Por ejemplo el vizconde Francois-René, vizconde de Chateaubriand, conocido político y escritor francés. Así como Alexandre Dumas padre, autor entre otras novelas de éxito de Los Tres Mosqueteros y El Conde de Montecristo.

NOTAS DE OTROS AUTORES

Teodomiro Ramírez de Arellano recuerda la calle y el mesón, es sus PASEOS POR CÓRDOBA.

También lo hace Ricardo Montis Romero quien detalla lo que sigue:

...”Una de las industrias más antiguas de Córdoba”… (refiriéndose a la seda).

...”A finales del siglo XVI, la producción de la seda constituía uno de los principales elementos de la riqueza de nuestra ciudad.”...

Y en cuanto a las posadas:

...”Las de mayor categoría, si se nos permite la palabra, eran las del POTRO y del SOL. En ellas había departamentos especiales para hospedar a las personas de alta posición social, separadamente de arrieros, trajinantes, mercaderes y rufianes”…

Escritos cualificados que nos sirven de punto y final, a este resumido resumen sobre la antigua e histórica POSADA DEL SOL.

Archivos de:

Manuel Estévez Recio y

Bravo Antibón

Francisco Bravo Antibón

                      LA POSADA DEL POTRO

Es el rincón más emblemático y con más sabor popular y también cultural de Córdoba. Una bellísima plaza que consta como punto de referencia y de acción en novelas, artículos y poesías.



Frente al Museo de Bellas Artes y de Julio Romero, se encuentra la

POSADA DEL POTRO, ruinosa antaño y espléndida actualmente que forma parte de los renglones de nuestra historia, a través de múltiples señalamientos. Por ejemplo, y el más importante, es su cita en la novela universal de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, ya que conocía la posada principalmente porque su familia y él por supuesto, vivieron muy vinculados a Córdoba. Baste decir que Cervantes llegó a nuestra ciudad con seis años, en 1553, (no olvidemos que la familia paterna hunde sus raíces en Córdoba). Aquí permaneció estudiando en el colegio -entonces de los Jesuitas- sito en la plaza de la Compañía. Supuestamente, porque no está comprobado, pasó entre nosotros tal vez diez años, antes de tomar sus inquietos y variados rumbos.

La Posada del Potro fue en sus inicios una mancebía, después fue formalizándose y se convirtió de forma paulatina en un lugar para pernoctar, sin llegar a la absoluta seriedad. Avala esta inquietud, el fragmento que Cervantes hilvana en El Quijote. Un fragmento precioso, pero lamentable para Sancho, ocurrido en la posada:

...”Quiso la mala suerte del desdichado Sancho, que entre la gente que estaba en la venta, se hallasen cuatro perailes (cardadores o fabricantes de paños), tres agujeros (fabricantes o vendedores de agujas) del Potro de Córdoba y dos vecinos de la Heria de Sevilla (barrio de la feria), gente alegre, bien intencionada, maleante y juguetona, los cuales casi como instigados y movidos de un mesmo espíritu, se llegaron a Sancho, y apeándole del asno, uno dellos entró por la manta de la cama del huésped, y, echándole en ella, alzaron los ojos y vieron que el techo era algo más bajo de lo que habían menester para su obra, y determinaron salirse al corral, que tenía por límite el cielo. Y allí, puesto Sancho en mitad de la manta, comenzaron a levantarle en alto, y a holgarse con él...”... (Cap. XVII).



Pertenecía la posada a la collación de San Nicolás de la Ajerquía, zona muy evolucionada comercialmente, en la que deambulaban viajeros de todos los tipos, y que por tanto precisaban de lugares de ocio y de hospedaje. Fue un barrio que recibía a gente cosmopolita, prestando ambiente y posibilidades a más posadas cercanas entre sí, tales como La Posada de la Madera, del Sol, de la Herradura, etc.


San Nicolás de la Ajerquía


Actualmente la Posada del Potro es sede del museo que Córdoba ha dedicado a un grande del cante flamenco como es Antonio Fernández Díaz Fosforito, y es conocida por propios y extraños, como CENTRO DE ARTE FLAMENCO FOSFORITO.




LA POSADA DE LA MADERA VÍA DE ACCESO A LA RIBERA


Calle de E. Romero de Torres.

La Posada de la Madera estaba situada justamente, en lo que hoy se conoce como calle de Enrique Romero de Torres. Estaba ubicada dicha posada en el número 40 de la calle Lucano, y frente al San Rafael de Verdiguier del Potro, aunque este monumento no estuvo aquí emplazado hasta 1924, fecha en la que fue trasladado desde su primitivo lugar en la plaza de la iglesia de San Hipólito. Pero en fin como referencia vale la referencia. La piqueta también derrumbó la ruinosa construcción del número 42. Por cierto que la Gacetilla del Diario Córdoba (28-7-1860), se hacía eco de la urbanística pretensión:

GACETILLA:

…”-PIDE DERRIBO.- Llamamos la atención de la autoridad local hacia el expediente instruido hace ocho años para el derribo de la posada de la Madera, cuyo estado ruinoso continúa siendo una amenaza para los transeúntes y una ofensa al ornato. Creemos que debería procederse sin más dilaciones a su derribo y ampliación de la plazuela del Potro hasta la Ribera…”…


La Ribera (a la izquierda el corralón)

La idea era buena y futurista, puesto que la Ribera ya contaba con el tramo de paseo a espaldas de la calle Lucano. Por tanto se equilibraba por un lado la bondad de la petición y por otra la insalubridad de la zona de la posad. Pero no fue hasta principio del año 1884 y gracias a un riguroso informe de la JUNTA DE SALUBRIDAD PÚBLICA del distrito de Santiago y de San Nicolás de la Axerquía, cuando se tomó vivamente en serio la idea lanzada veinte años atrás. El informe abreviado decía así:

…”Las cuadras por su escasa ventilación y la carencia de depósitos para materiales fecales, constituyen un verdadero foco de infección…/… Esto, unido a que la finca linda por sus espaldas con el terreno llamado “corralón de la Ribera” que acumula inmundicias peligrosas para aquellos vecinos…”…

El Ayuntamiento se hizo eco del informe y en sesión del 23 de julio de 1884, propone definitivamente el derribo de la Posada de la Madera, es decir la casa nº 38 de la calle Lucano y también por ruina la número 40, ambas propiedad de Enrique Ramírez de Saavedra y Cueto IV Duque de Rivas, hijo de de Ángel de Saavedra Duque de Rivas, insigne poeta, dramaturgo, militar, historiador, político, pintor y diplomático y de su esposa María de la Encarnación Cueto.

Tras varios requerimientos, para que el Duque procediera a su demolición sin resultado positivo, el Ayuntamiento cuatro años cuatro años después y en sesión de 22 de julio de 1891 oficializó el derribo de la Posada de la Madera, así como las casas números 40 y 42.

La Ribera antes de la apertura de la nueva calle.

Se aprecia en la zona de la izquierda el llamado Corralón

de la Ribera.


Losa Juego

Entre pleitos anduvo la definitiva resolución del asunto, hasta llegar a un acuerdo justo para ambas partes: Ayuntamiento y la aristocrática familia afectada. El acuerdo llegó vía pecuniaria, al satisfacer la Corporación Municipal, la cantidad de 13.879.64 pesetas en concepto de justiprecio consensuado por la obligada expropiación. A partir de este momento se iniciaron las obras de derribo y acondicionamiento de lo que se conoce por la calle de Enrique Romero de Torres.

Como curiosidad traslado un anuncio publicitario insertado en el Diario de Córdoba de la época:

“CANARIOS. En la calle de Lucano, casa contigua a la posada de la Madera, se venden crías de canarios superiores, mestizos en belga e inglés. Los machos son de 20 a 40 reales y las hembras de 6 a 40 rs.”

En esta nueva vía y entre las losas de granito que forman parte del suelo. Se encuentra una losa procedente según algunos historiadores del teatro romano, una pieza o losa granítica con el juego primitivo del alquerque, que consiste básicamente en un pasatiempo parecido al conocido juego de las damas…

Juego del Alquerque

En fin, lo que fue una posada, después ruindad y hoy una interesante vía de comunicación entre el Potro y la Ribera, arrastra una historia singular y digna de conocerse, y que hemos tratado de resumir en este reducido trabajo.

FRANCISCO BRAVO ANTIBÓN

POSADA DE LA HERRADURA



Córdoba, desde su fundación ha protagonizado el papel de ciudad de paso. Enclave geográfico privilegiado en el medioevo. Dada su situación como nudo de comunicación, las hospederías, es decir los llamados mesones y posadas, forman parte del acervo histórico de nuestra ciudad. Entre ellos figura la POSADA DE LA HERRADURA, una más en la red de establecimientos al servicio de los transeúntes, que pasaban o pernoctaban para cerrar tratos, recibir o entregar mercancías.

Las posadas eran unas construcciones adecuadas al momento, que empezaron a florecer en la baja edad media, más o menos a partir de la conquista de Córdoba, registrando su máximo esplendor a finales del siglo XIV. Disponían de estancias para el descanso, una zona común para el almuerzo y la cena, y un amplio cobertizo donde acomodar a los animales y almacenar la paja. En este punto cabe recordar que la posada que nos ocupa, se empezó llamando MESÓN DE LA PAJA hasta finales del siglo XVII, a partir del cual se le conoció como MESÓN DE LA HERRADURA y ya más recientemente: POSADA DE LA HERRADURA. Su situación viene dada, como he indicado anteriormente, porque estos “hoteles” a la antigua, se enclavaban en arterias viarias importantes y situadas en zonas próximas a las puertas que unían la Medina con la Ajerquía. Precisamente la zona del Potro era un punto idóneo para la proliferación de este tipo de alojamientos, y el mesón que nos ocupa, resultó ser el más importante del medioevo.

Disponía de dos entradas, una por la Ribera y otra por la calle Lucano, justamente en el número 14, vía que figuraba en el callejero como de las Posadas. Disponía de una importante cantidad de pesebres y además del patio principal, contaba con otro más pequeño. Ambos estaban dotados de pozos y pila, y en el más amplio, estaba situada la escalera de acceso a las estancias superiores. También contaba con dos trascorrales de suelo terrizo donde se encontraban los servicios.

Ya en el siglo XX, fue restaurada la posada pasando a ser parador, desapareciendo en los años 40. En 2007 se realizó una nueva construcción, en la que se integraron los restos arqueológicos descubiertos hasta ese momento.

La travesía de Córdoba que hacían los visitantes a Córdoba, desde el mencionado siglo XIV, pasaba por una entrada lógica que era la puerta de Baeza, pasando por los barrios o collaciones de Santiago, San Pedro, San Nicolás de la Ajerquía, el Potro…, a salir por el puente romano. Era la ruta en la que se asentaba una significada red mesonera.

En las tiendas de los alrededores se vendían productos relacionados con los oficios de curtidores, pellejeros, silleros y correeros, artesanía especializada realizada con una base protagonista: el cuero. También se comerciaba con otros objetos afines que producían los armeros y los freneros.

Estas zonas de paso engendraban la proliferación de las casas dedicadas a la prostitución, y así fue, los alrededores ofrecían tal alternativa y la mancebía tuvo su lugar.

Gran número de los establecimientos que componían la mencionada red mesonera eran arrendados, siendo el propietario de la mayoría de ellos el Cabildo Catedralicio.



La fluidez de estas vías de paso viene incluso de antes del citado siglo XIV, pues ya en el XIII, en concreto en 1284, Sancho IV concedió la celebración de dos ferias, ambas se celebraban en la calle de la Feria (actual San Fernando).

En el Diario de Córdoba del 19 de febrero de 1861, aparecen algunas inserciones referidas los detalles que debían conocer los lectores, si precisaban del servicio de diligencias:

DILIGENCIAS “ LA ANDALUZA “

DILIGENCIA PARA LUCENA.-

Sale todos los días a las 8 de la mañana.

Precio de los asientos:

BERLINA……….52 RS

INTERIOR………39 RS

Se despacha en el PARADOR DE LA HERRADURA calle Lucano conocida por la del Potro, por don Alfonso Maroto. (Despacho de billetes).

Fue un punto estratégico idóneo para cubrir un servicio tan preciso como el de los desplazamientos. Por ello, en esta zona, confluyeron varias paradas de diligencias de la época, para acercar o devolver a los comerciantes o visitantes de nuestra ciudad, a sus respectivos lugares de destino.

FRANCISCO BRAVO ANTIBÓN


Autor: Francisco Bravo Antibón

Jose Luis Cuevas

Montaje y Editor

Escalera del Éxito 254.-



 




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