San Agustín de
Guadalix (Madrid). 14 de septiembre de 2013.
Algo menos de tres cuartos de plaza. ¡Ojo a los
precios! General 12 euros, jubilados 8. El abono 32 euros y el de jubilados 25.
Parados residentes en San Agustín del Guadalix, con tarjeta del INEM en vigor,
¡GRATIS!.
Repitió Andrés Luis Dorado en esta localidad
madrileña después de la buena impresión que dejó el pasado año.
En el bien llamado “Valle del terror”, se lidió un
encierro de Diego Puerta, basto, grande, con muchos kilos y manso de solemnidad,
que por su condición arrearon mucho para los adentros, creando mucho de peligro
durante toda la lidia, en todos los tercios. En el de banderillas, los
subalternos pasaron un verdadero quinario.
Seiscientos diez kilos pesó el castaño primero de
la tarde, primero también del lote de Dorado, y su segundo 587 kilos, siendo
éste el promedio del todo el encierro.
El tercero, se inutilizó en una caída y fue
devuelto, corriéndose el turno al sexo, y en su lugar, salió un primer sobrero
de Albarrán, protestado estrepitosamente por su falta de trapío, que fue
sustituido por otro también de Diego Puerta, morfológicamente muy distinto a
los del encierro, así como en condiciones.
Éste fue el único que dio opción de triunfo, lo que
aprovechó Galván.
La morfología de un toro canta claramente lo que
lleva dentro y lo que puede dar de sí. Eso cantó de salida el primero de la
tarde, un castaño desproporcionado, alto, basto de cabos y grandes pezuñas; el
antídoto de la bravura. Sólo daba arreones de manso, tomando las telas sin
clase y a su aire; partían las varas de picar, y escupían las espadas con
sorprendente habilidad.
Por si fuera poco un error de la presidencia lo
dejó a medio picar. No obstante, Dorado le plantó cara, demostrando una vez más
que puede con lo que le echen.
Con firmeza, aguantó las oleadas del morlaco
consiguiendo series de gran mérito, sobre todo con la izquierda, lo que llevó a
un público admirado por la decisión del chaval, a ovacionarlo de tal manera que
se auguraba un triunfo importante, pero la espada no entró hasta el tercer
intento, agradeciéndole con fuerza su entrega, e invitado así a saludar desde
el tercio.
El segundo, otro toro imposible, cornalón y que con
la cabeza por las nubes miraba hasta a los espectadores de barrera, buscó las
tablas desde el primer momento. Saliendo distraído de los muletazos que por
ambas manos, a fuerza de aguantarle y consentirle, le administró el de Córdoba,
terminó en la puerta de chiqueros sellando así su mansedumbre.
Dorado, con decisión, le recetó una buena estocada
que bastó, volviendo a corresponder, desde el tercio, la ovación del público.
El segundo espada, José Germán, lo intentó con su
imposible primero, pero no había manera. En su segundo, también puso mucha
voluntad, pero sólo consiguió muletazos sueltos entre trompicones del manso,
recibiendo un golpe en la mano derecha, por lo que después de despacharlo, pasó
a la enfermería.
El primero de David Galván, en los capotazos de
recibo, cayó lesionándose seriamente. Pasó el sexto, su segundo al tercer
lugar.
También decidido construyó una faena que malogró
también con la espada. Como dijimos, el segundo sobrero, que hizo de sexto, muy
distinto a los ya lidiados, le permitió lucimiento. El chaval lo supo
aprovechar, consiguiendo una buena faena, iniciada con pases por la espalda,
siendo cogido en uno de ellos, del que salió algo maltrecho. Continuó sin
arredrarse, calentó el ambiente, consiguió las orejas y salió a hombros.
Eso dio de sí, el manso y desproporcionado encierro
de Diego Puerta, pero sabemos que, en esa zona, gusta más la cantidad que la
calidad.
Mi padre, Domingo Echevarría Gómez, fue un gran
aficionado que gustaba también de los refranes y las coplas; siempre tenía una,
apropiada, para una mujer guapa. Referente al toro tenía
una que es todo verdad y que decía: “Cómo vas a comparar / un charco con una
fuente / sale el sol, se seca el charco / y la fuente permanece”.
El paso por aquellas plazas, es una prueba de fuego
para los toreros. Es sol que seca los charcos, pero Andrés Luis Dorado, y sus
dos compañeros de cartel siguen siendo fuente.
Domingo Echevarría
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