Jose Luis Cuevas
Fotografias, Montaje y Editor
Escalera del Éxito 254.-
Fallece, a los 86 años de edad, Manuel Espejo Jiménez Churumbaque
Gran cantaor cordobés, Premio Nacional de Arte Flamenco de Córdoba 1983 a los Cantes de Levante y Excelente Saetero.
El Óbito se produjo el pasado martes, 28 de marzo de 2022. Manuel era una gran persona y muy querido y apreciado, tanto en el mundo flamenco como en su profesión como ebanista, profesión que combinó durante 45 años en la empresa cordobesa Muebles Martínez.
Además de numerosas grabaciones discográficas para el mundo flamenco, actuó con los mejores cantaores de su época y destacó como saetero, modalidad en la que se le considera heredero de María la Talegona y un referente en esta variante del mundo flamenco.
Churumbaque (1936) era muy popular entre los aficionados del mundo flamenco, no en vano comenzó su andadura en el mundo del cante a los trece años de edad, y se mantuvo en la brecha hasta su fallecimiento. Entre sus grabaciones, destacan su participación en antologías y en la Exaltación de la saeta de la víspera del Domingo de Ramos en el Cristo de los Faroles. Sus hondos quejidos por carceleras, así como los de sus saetas quedan registrados en el oído del corazón —el que capta las melodías superiores, las que solo poseen los que gozan de una exquisita sensibilidad— como apuntaba el poeta y músico alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900), sensibilidad de los que se congregaban cada Miércoles Santo, bajo el balcón de la popular taberna cordobesa Casa El Pisto o en el encierro de la Virgen de la Paz o del Cristo de Gracia.
Era el menor de cuatro hermanos y estaba casado con Rafaela Moreno Fuentes. De dicho matrimonio nacieron tres hijos: Manuel, Rafael y Rocío Espejo Moreno. Concretamente, Rafael siguió los pasos de su padre, paseando hoy el apelativo de Churumbaque Hijo, con reconocida excelencia hasta el punto de que ha conseguido en su carrera numerosos premios, entre los más prestigiosos, la Lámpara Minera de la Unión.
Manuel Espejo disfrutaba en el campo y en la sierra, y era un buen aficionado al fútbol. Entre los valores que más destacaban en él eran la amistad, el respeto, la honradez y el amor al trabajo.
Desde este rincón informativo de la Córdoba taurina y diversa, enviamos nuestras más sentidas condolencias a su sus familiares, amigos y allegados.
¡Gloria a Manuel! Descansa en paz, amigo.
Domingo Echevarría
LA
PLAZA DE CÓRDOBA ACOGE EL SÁBADO 2 DE ABRIL UNA BECERRADA COMO HOMENAJE A LA
AFICIÓN CORDOBESA
CAMINO DE LA GLORIA…
Los jóvenes que el próximo sábado día, se juegan iniciar una trayectoria con vitola de triunfadores, se entrenan actualmente en nuestro Coso de Los Califas.
Ellos son:
NICOLÁS CORTIJO
MARTA MARTÍN DE BERNARDO
JOSÉ ANTONIO CAÑERO
MANUEL QUINTANA
MARTIN MORILLA
Se enfrentarán a becerros de El Capricho, sinónimo de calidad y de bravura.
Hace unos días visité su lugar preferido para el entrenamiento, el citado coso, y allí me encontré con ellos, y con otros profesionales queridos y admirados por los aficionados cordobeses, de lo que da fe las fotos que inserto.
ENRIQUE EHERREROS, JUAN MANUEL ARJONA, CARLOS JORDÁN, JOSÉ MUÑOZ, FRANCISCO ALGABA, ÓSCAR REYES, RAFA ROSA Y JAVIER LAGARTIJO
(Lagartijo no está en la foto porque amablemente sustituyó al cámara)
OBJETIVO CUEVAS
“MANOLETE”: CAUSAS DE SU MUERTE
Retrato de Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, óleo de Miguel Del Moral Gómez (pintor del grupo Cántico), realizado “post-moten”, que presidió el salón de la casa-palacete de la Avda. de Cervantes de Córdoba.
Las leyendas que han utilizado a “Manolete” como protagonista.-
Desde que se produjo la muerte de Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, las leyendas en torno a su figura, como torero y como persona, comenzaron circular a la velocidad de la luz. Fábulas sobre su salud; su carácter; sus dineros; sus creencias; su madre doña Angustias; su novia Lupe Sino; y, en menor escala, sobre su tauromaquia.
Tres fotos clásicas de “Manolete”: de calle como hombre, de corto como campero y de luces como torero.
Un cuerpo débil con bastante buena salud.-
De la supuesta mala salud “Manolete” se ha dicho de todo: que estaba tísico; que tenía un mal digestivo desde niño; que consumía en exceso de todo: tabaco, alcohol, mujeres y… ¡drogas!. Pero lo cierto es que “Manolete” era una persona normal en su vida y sus costumbres que, como cualquiera, se “salió del tiesto” en alguna ocasión y como… “una vez mató un perro y lo llamaron mata-perros…”
¿Que fumaba? Como casi todos los varones de su época incluidos los toreros, con escasas excepciones.
¿Que “Camará”, su apoderado, se enfadaba cuando lo veía con el pitillo en las manos? Sí, porque había que cuidar la salud de “su” torero, que era la “gallina de los huevos de oro” y tenía que seguir poniéndolos mucho tiempo.
¿Que bebía? También, un fino o una copa alguna vez, menos que cualquier de su edad. Sin embargo alguno que ha alardeado de ser “amigo suyo” –con afán de notoriedad y faltando a la verdad–, ha dicho que tenía adicción compulsiva al whisky.
¿Qué le gustaban las mujeres…? Por supuesto. Pero si lo que quieren decir es que algún día de descanso fue con sus amigos a “divertirse” a no sé qué casa de “alterne”, pues también…, muchas menos veces de las que han contado y sin que ello fuera signo se ser un vicioso obsesivo de la perversión erótica con el que, quienes, posiblemente, apenas lo conocieron, lo han calificado muchos años después de su muerte. (Ver Nota nº 1)
Pero desde que conoció a Antoñita Bronchalo Lopesino “Lupe Sino”, las supuestas juergas y correrías –cuyo número se ha exagerado–, desaparecieron, porque junto a ella fue un hombre feliz, cosa que sus amigos sabían porque él se lo hizo saber. (Ver Nota nº 2)
¿Qué tenía “tisis congénita” o enfermedad similar…? Falacias sólo admitidas por personas ignorantes.
¿Qué “Manolete” no era un hombre atlético, ni robusto…? Tan cierto como que, para su profesión, era de contextura débil y, se podía pensar o más bien suponer, que era propenso a enfermar con facilidad. Pero ni siquiera se podía decir que fuera anémico, porque aguantó la dureza de torear hasta 92 veces en la temporada de 1944, y sufrió 15 cornadas y lesiones en nueve años, incluido un accidente de automóvil. (Ver Nota nº 3)
“Manolete” sometiéndose a una cura de la fractura de clavícula izquierda, del 29 de junio de 1945 en Alicante, donde se aprecia la estrechez de hombros y la delgadez del brazo.
Y de su adicción a las drogas… ¿es creíble que personajes más o menos conocidos dijeran, muchos años después de morir “Manolete”, que varias veces lo habían visto “coquetear con sustancias…”? Una indemostrable fábula, que ha servido para “alimentar” de falsedad y manipular el guión de una película que nunca debería haber visto la luz.
Como torero: serio. Como hombre: cabal.
¿Qué “Manolete” era serio…? sin duda, era un tipo “senequista”, muy al estilo cordobés, correcto, nada parlanchín, poco amigo del jolgorio, sencillo y cordial en su trato íntimo, que procuraba siempre ser cabal dentro y fuera de la plaza y lo hacía con señorío y humildad, características muy suyas.
Y prueba de ello es que los que eran sus amigos desde antes de empezar a destacar como novillero, lo siguieron siendo hasta el último día de su vida, desde su primo hermano Manuel Rodríguez “Palitos”, pasando por su íntimo Rafael Roca, y terminando por los de su charpa siempre: Manolo y Baldomero Sánchez de Puerta, el doctor Moreno Salinas, Enrique León, etc. Todos se mantuvieron fieles a su amistad más allá del 29 de agosto de 1947, hasta el último día de vida de cada uno de ellos.
Todos recordaban con añoranza aquellas tertulias en el Restaurante de Hijos de Miguel Gómez (Ver nota nº 4) donde también acudían personajes ilustres del ambiente taurino cordobés, como el ganadero Eduardo Sotomayor, “Zurito”, “El Pelu”, “El Niño Dios” o “Camará”.
También sus compañeros de profesión hablaron siempre de él como una gran persona y un mejor amigo, que si en la plaza no se reía era porque, para él, torear era lo más serio que había en el mundo.
Pepe Luis Vázquez o Carlos “Arruza”, con los que pudo tener cierta competencia, admiraban y querían a “Manolete” por encima de cualquier otra diferencia. Don Álvaro Domecq lo acogía en su casa como si alguien de la familia se tratara. Y Luis Miguel Dominguín, al que acusaron de enemistad, falsa e inexistente, y llegaron a “culpabilizar” de lo ocurrido en Linares, manifestó siempre su admiración, respeto y recuerdo entrañable hacia “Manolete”.
Luis Miguel nunca olvidó las palabras premonitorias que le comentó “Manolete”, en la habitación nº 42 del Hotel Cervantes de Linares la noche previa al 28 de agosto, referentes a la exigencia del público hacia las figuras del toreo, que él también tendría que sufrirla. Así lo cuenta Luis Miguel en la película “Yo he visto a la muerte” de José María Forqué.
Con Pepote Bienvenida; Pepín Martín Vázquez y Carlos Arruza.
Un millonario con merecimientos.-
¿Qué “Manolete” tenía mucho dinero…? Jamás lo ocultó. Un día le dijo a Álvaro Domecq: “He ganado más dinero que cinco generaciones de mis antepasados juntas, pero no he podido disfrutar de ese dinero. Estoy deseando retirarme, pero cuando todavía esté entero…”.
Era el torero que más dinero había ganado…, pero también el que más repartía, porque su apoderado, subalternos de a pie o a caballo y mozos de estoques eran los que más ganaban, y si alguien se le acercaba con una necesidad y esperando su auxilio…, si en su mano estaba ayudarle, era generoso y desprendido. La misma generosidad que empleó para insertar publicidad en los medios de comunicación taurinos que, dicho sea de paso, no le hacían ninguna falta.
Pero si todas esas razones no fueran suficientes para justificar que ganara tanto, si que lo fue la sacrificada vida que llevó a lo largo del tiempo que estuvo en la élite de la torería. Viajes, incomodidades y miedos, de los que una parte importante provenían por tener que aguantar improperios, críticas, insultos e incluso algún intento de agresión por parte de quienes “no lo soportaban”. Amén de las intransigencias, a veces injustas, de quienes lo culpaban de: lo caras que eran las entradas; que los toros fueran chicos; que otro estuviera mejor que él; de lo poco que se “entregaba”; y hasta de que la Guerra Civil la ganara Franco.
Y a cambio de tanta ingratitud, él se jugaba la vida cada tarde con una encomiable honradez profesional, sin importarle la categoría de la plaza donde actuaba.
Catorce veces derramó su sangre en la arena desde que tomó la alternativa, la primera el 10 de septiembre de 1939 en San Sebastián y la última, antes de la fatídica de Linares, el 16 de julio de 1947 en Madrid. Y terminó entregando su vida, a los 30 años y sin haber tenido tiempo de disfrutar de todo lo que con tanto sacrificio y esfuerzo había conseguido.
En su despacho, en la terracita exterior y en el patio interior de la casa-palacete, que compró en 1942, y que tuvo poco tiempo para disfrutarla.
Su fortuna fue siempre una incógnita. Se supo que las dos fincas que compró, una en Hornachuelos llamada “El Carrascal” y otra en Torres Cabrera que se llama “El Alcaparro”, las escrituró en catorce millones de pesetas…, y un pico menos valdrían la casa-palacete y los tres coches: el Buick, el Mercedes y el Hispano-Suiza. Se dijo que en metálico dejó unos treinta millones… y que en América tenía inversiones y ahorros… ¿Dónde…? en Nueva York y en México, a criterio de los más entendidos, pero… ¿cuánto…? y ¿quién se los quedó…? ¡Misterio o secreto…! Y a su amada “Lupe Sino”… ¿le dio algo en vida…, mucho, poco… o no le dio nada?
Según dijeron las malas lenguas, los albaceas testamentarios hicieron tan finamente los números que inventariaron todos sus bienes por poco más de nueve millones de pesetas (unos 55.000,00 €). ¿Verdad, leyenda… u otra gran “mentira”?
Sus creencias e ideologías.-
De “Manolete” se han dicho cosas tan contradictorias como que colaboró con Franco…“para tener distraídas a las masas… como el prototipo del nuevo patriota”… y al mismo tiempo, “en voz baja”, se decía que era republicano y, que en México pidió reunirse con los socialistas exiliados.
Ni lo uno, ni lo otro. “Manolete” era muy español y muy orgulloso de serlo, y llevaba su españolidad a México, a Colombia, a Perú, o a Nueva York.
Durante la Guerra Civil española, luchó en el bando Nacional, en el Regimiento de Artillería nº 42, con base en el cuartel de San Rafael de Córdoba, lo que nada significa, porque la mayoría de los españoles pelearon en uno u otro bando por causas geográficas más que ideológicas.
Él era una figura popular que el régimen de Franco utilizó de reclamo mediático, como la de cualquier otra personalidad relevante que viviera en España y tuviera fama internacional. El régimen lucia internacionalmente, tanto a Zarra el futbolista, como a Antonio el bailarín, al pintor Salvador Dalí, e incluso también, aunque involuntariamente, a insignes republicanos que volvieron del exilio a España, como Ortega y Gasset, Gregorio Marañón o Pérez de Ayala.
Lo de que “Manolete” se reunió con los socialistas en el exilio a petición propia, falso. Fueron los españoles exilados en México, socialistas y no socialistas, algunos fuera de España desde antes del sexenio republicano los que le pidieron que asistiera a un acto organizado en honor del historiador cordobés Jaén Morente, y “Manolete” accedió con sumo gusto (Ver nota nº 5).
Donde no cabían dudas, era en las creencias religiosas de “Manolete”. Era ferviente devoto, cuyos credos había mamado desde niño, en su periodo escolar con los Salesianos y a través de la educación familiar, ya que su madre era muy religiosa.
Manuel sentía una gran devoción hacia la Virgen de los Dolores, la que reside en la plaza de Capuchinos o del Cristo de los Faroles, y también por Jesús Caído de San Cayetano, de cuya Hermandad, la de los toreros, fue Hermano Mayor desde 1939 a 1943. Y siempre llevaba sus medallas al cuello y a ellas se aferró en el hospital de los Marqueses de Linares, cuando pidió confesión y se preparó para el tránsito hacia la eternidad.
“Manolete” hizo su Primera Comunión en el colegio María Auxiliadora de los Salesianos. A la derecha, portada del calendario que la Hermandad de Jesús Caído ha editado en 2022 para conmemorar el 75 aniversario del fallecimiento de su Hermano Mayor Honorario.
El amor materno filial.-
Sus relaciones materno-filiales, también han sido tratadas y “maltratadas” en profundidad. Sus amigos y allegados sabían que tenía veneración por su madre y, ni la oposición a su relación con “Lupe Sino”, pudo enturbiarla.
Ha habido quien ha considerado que la madre ejercía un amor absorbente que inundaba las relaciones materno- filiales de autoritarismo y hacía que el ambiente fuera irrespirable y asfixiante para el hijo.
“Manolete” con su madre. Doña Angustias: en la casa de La Lagunilla; en la nueva casa-palacete; y dándole un cariñoso beso.
Es cierto que para Doña Angustias, la relación de su hijo con “Lupe Sino” era infumable porque ella quería para su hijo una novia de otra “clase”, sin los antecedentes que ciertos, manipulados o inventados, habían llegado a sus oídos. Además, en la España de la post-guerra, tradicional, nacional y católica, era intolerable un amancebamiento como el que tenían el torero y la actriz desde 1943.
En más de una ocasión le dijo a su hijo que aquella mujer había estado casada en la Guerra por el rito republicano con un miliciano comunista –boda sin validez legal–. Que, después se había “liado” con otros toreros y había trabajado como “chica de alterne” en Chicote, y que, además, no podía tener hijos, porque estaba “hueca”.
En todo había parte de verdad, aunque no todo era cierto porque, con o sin intención, en el “boca a boca” se exageran y tergiversan las informaciones. Además, la relación de “Manolete” y “Lupe Sino”, no estaba bien vista por nadie del entorno del torero, y todo lo que le llegaba a Doña Angustias venía cargado de negatividad, y terminaba siendo motivo de hostigamiento hacia el torero.
Pero Manuel Rodríguez estaba muy enamorado de Antoñita Bronchalo, y la víspera de la corrida de Linares, conduciendo su coche hacia el fatal destino, mientras “Camará” y “Chimo” dormían, le confesó a Antonio Bellón, que tenía intención de casarse en Barcelona un día del mes de octubre que, desgraciadamente para él, nunca llegó.
Orígenes y causas de la muerte de “Manolete”.
“Manolete” murió porque el toro “Islero” le metió el cuerno derecho en la ingle de su pierna derecha, y negar tan aplastante verdad, es una solemne estupidez. Esa es la única “causa origen” de su muerte: si no hubiera habido cornada, no se hubiera muerto.
A partir de ahí se pueden analizar otras circunstancias que confluyeron y ayudaron a que se produjera la cornada, a que ésta fuera muy grave y, finalmente, se convirtiera en inevitable la muerte del mejor torero del mundo.
Empecemos por una serie de preguntas sin respuesta que formaron parte causante de la tragedia: ¿Qué necesidad tenía “Manolete” de ir a Linares a lidiar Miuras, a dos meses vista de retirarse…? ¿Por qué cambió “Camará” los toros reseñados para Linares, por los que estaban previstos para Albacete…? ¿Por qué insistió “Camará” para que “Gitanillo de Triana”, al que le había correspondido “Islero”, lo cambiara por el segundo toro de “Manolete”…?
Sigamos por la debilidad físico-psíquica de “Manolete”. Es posible que aquel fatídico día no tuviera la “buena salud” necesaria… y su estado anímico, sometido a tantas presiones, tampoco fuera el mejor para superar trances traumáticos. Ambas circunstancias pudieron influir tanto en que la cogida se produjera como en las malas consecuencias de la misma.
Para que ocurriera la tragedia tuvo mucha influencia el que “Manolete” saliera a torear a “Islero” espoleado por su pundonor o vergüenza torera, porque él había estado regular con su primer toro y Luis Miguel le había cortado una oreja al suyo; y porque al empezar la lidia de su segundo enemigo hubo gente que le pitó y recriminó su “desgana”.
El aprecio y las buenas relaciones con Luis Miguel, eran mutuas. Pero el joven Dominguín acababa de llegar al escalafón superior con tanta juventud como ambición, y “Manolete” tenía un amor propio exacerbado, aceptaba cualquier competencia y no permitía que nadie le pisara el terreno. Él era, de verdad, el número “UNO” y no consentía que nadie se lo quitara. Su vergüenza torera fue siempre sello de su casta. En ninguna plaza, ante ningún compañero ni frente a ningún encaste dio un paso atrás, y Linares, Luis Miguel y Miura, no iban a ser la excepción. Y, además, los silbidos y “acusaciones” que escuchó cuando salía a lidiar a “Islero” fueron acicate para entregarse al límite, sin importarle terrenos, querencias, trapíos o condiciones del enemigo.
Tres instantáneas de “Canito” durante la faena de muleta a “Islero”
“Islero” no tenía condiciones para triunfar. No era un toro bravo, ni noble, ni pastueño y, además, tenía querencias inciertas, casi siempre hacia las afuera y otras veceshacia un lugar concreto cerca de tablas, a pesar de lo cual “Manolete” lo toreó como si se tratara de un toro boyante.
Otra causa que dicen pudo influir en que se produjera la cornada es que en uno de los encuentros con el caballo de Ramón Atienza, éste le metió la pica en el mismo boquete anterior y se partió el palo, quedándose el casquillo dentro al toro, y haciéndole de “quemazón” para complicar y dificultar su lidia.
Al llegar la hora de la suerte suprema, “Manolete” tenía las orejas en el bolsillo y bastaba buscar el terreno adecuado, entrar rápido metiendo la estocada con habilidad y que el burel doblara las patas. Sin embargo “Manolete” entró muy despacio y a ley, como siempre hacía, con el brazo izquierdo ligeramente encogido, dándole toda la ventaja al marrajo que sólo tuvo que girar la cabeza hacia la derecha y estirar el cuello para engancharlo por la ingle.
Dos fotos de “Islero” muerto en el patio de arrastre, ambas de “Canito”
Grandes estoqueadores han repetido muchas veces que el brazo que mata es el izquierdo, el que da el pase de pecho necesario para que el toro salga del envite. La muleta hay que meterla lo más abajo posible de la cara del toro, intentando “clavarle el pincho del estaquillador en el hocico”, o “que el toro muerda la muleta”… “Manolete” se apartaba de estos “cánones” al ejecutar la suerte, con un estilo más emocionante y más arriesgado, y encima, en Linares, lo hizo más despacio que nunca... y a partir de ahí, todo dependía de los destrozos que hiciera el pitón, del acierto de los galenos y de la capacidad de recuperación del herido.
Dentro de la gravedad, que nadie ocultó, todo fue suficientemente bien para que el herido saliera a flote, aunque quedara cojo para el resto de sus días…, hasta que, con la mejor intención de ayudar a que la recuperación fuera más rápida, le metieron en vena un plasma desecado de origen noruego (Ver nota nº 6) que lo llevó a la muerte en escasos minutos.
Imagen del estado en que quedaron los alrededores del puerto de Cádiz, después de la explosión de la dársena de la Armada Española, el martes día18 de agosto de 1947.
NOTAS.-
Nota nº 1.- Algunas personas que apenas conocieron a “Manolete” o que se han dejado llevar por un afán de notoriedad un tanto oportunista, en entrevistas y declaraciones periodísticas, han manifestado que a “Manolete” le gustaba el whisky, que esnifaba cocaína y que tenía apego a las casas de lenocinio con ambientes erótico-sexuales exóticos: “En noches en las que se veía obligado a festejar algunos de sus triunfos… se explayaba, recurriendo al whisky como bebida más frecuente… Respecto al consumo de algunas drogas… aseguraba haberlo visto tomar algunas veces cocaína… llegó a conocer algunas de las manías sexuales de "Manolete", como la de disfrutar en algunas de esas alcobas decoradas a la manera de los "meublés" barceloneses, con espejos en los techos”. (sic.).
Nota nº 2.- Sobre las relaciones de “Manolete” y “Lupe Sino” se ha vertido mucha basura sin fundamento. En “El Periódico de Extremadura” del 14 de enero de 2007, se “analiza” el libro “Manolete: La vida y los amores de un torero de leyenda” del periodista catalán Juan Soto Viñolo a través de un artículo titulado: “Manolete fue un adicto a las juergas con whisky y coca”, y se subtitula diciendo: “Un libro ahonda en los amoríos del torero cordobés con Lupe Sino”. Y entresaca algunos párrafos del mencionado libro, tales como: “Manolete se encoñó porque la guadalajareña era jaca fina, experta con sus armas de mujer, y el espada, un pardillo de casi 30 años, medio virgen, que se rindió ante una lagarta con muchas corridas a la espalda en el albero de Perico Chicote” (sic.) Y remata diciendo: “A Manolete no le importó que se ganara la vida como… (y califica de forma gratuita, artera e insultante incluso a familiares del propio torero) … ni que su cuadrilla y su propia madre –Angustias Sánchez– la apodaran la serpiente” (sic.) Tal sarta de falsedades, verdades a medias y ocultación de lo que sí era cierto, solo merecen repugnancia hacia quien las escribe por obtener notoriedad, sin calcular el daño que hace a la memoria de quien ya no se puede defender.
Nota nº 3.- La enjuta, estilizada y un tanto desgarbada figura de “Manolete”, o la cara de agotamiento físico de sus últimos meses, aumentó su fama de enfermizo. Dicen que su mal se debía a un problema digestivo debido a una mala alimentación infantil. Seguro que hoy día le habrían diagnosticado una hernia de hiato, un problema vesicular, o una úlcera péptica. Siempre se especuló con su debilidad física y su propensión enfermiza, hasta asegurar que la muerte le sobrevino por un shock de carácter neurótico, que originó la disfunción del corazón, pulmones y riñones. Que todo se debió a un estado de debilidad emocional, y el shock nervioso hizo que órganos vitales perdieran la sincronización necesaria. Esto suena a “ciencia-ficción”, pero coincide con la causa real de la muerte del diestro cordobés, producida no por una situación de angustia vital o neurótica, sino por un plasma desecado en mal estado que se le suministró, que producía la: disfunción de órganos vitales y causaban la muerte, a “Manolete” y a cualquier persona a la que le aplicaran dicho plasma.
Nota nº 4.- El Restaurante Hijos de Miguel Gómez, estaba en la esquina de las calles Marqués del Boil y Morería, a un paso de la plaza de las Tendillas. Era popularmente conocido como Casa Miguel Gómez, su primitivo nombre, pero en realidad desde el 15 de octubre de 1916, en que falleció Miguel Gómez Pavón, sus dueños eran sus hijos Francisco e Ignacio Gómez Romero, que eataban emparentados con “Manolete, porque su hermana mayor llamada Concepción, se casó con un hermano de “Bebe chico” y “Manolete padre”, llamado Francisco Rodríguez Sánchez.
Nota nº 5.- Las falsedades en torno al encuentro de “Manolete” con los “españoles de México” parten de decir que “el torero pidió reunirse con los “socialistas republicanos exilados”. También se dijo que, después, fue a un hospital de México a visitar al historiador cordobés y notable republicano Antonio Jaén Morente, que estaba en situación de enfermo terminal. Lo cierto es que el acto al que asistió “Manolete” como invitado, era un homenaje a dicho eminente historiador, al que también asistieron otros artistas e intelectuales cordobeses como el poeta de Puente Genil Juan Rejano, el también poeta Pedro Garfias, el periodista Fernando Vázquez Ocaña y el arquitecto turolense, que dejó casi toda su obra en Córdoba, Francisco Azorín Izquierdo. En dicho acto fue donde, parece ser, que “Manolete” pidió que quitaran la bandera republicana, porque podría causarle problemas a su regreso a España. Antonio Jaén Morente, en 1937 estaba de embajador en Filipinas, de allí paso a Ecuador en 1942 y un año después a Costa Rica. En 1953 fue amnistiado y pudo regresar a España, donde sólo estuvo hasta 1955, volviendo a Costa Rica, donde falleció el 8 de junio de 1964 a los 85 años de edad, pero nunca residió en México, aunque algunas fuentes dicen que murió en el santuario del Cisne de México, en la antigua clínica del Dr. Narcia.
Nota nº 6.- El tristemente famoso plasma desecado de origen noruego se le aplicó a “Manolete”, para favorecer su recuperación, por imposición del Dr. Don Luis Jiménez Guinea, contra la opinión del Dr. Garrido Arboledas y los demás médicos presentes. En aquel momento no se sabía que dicho plasma estaba en mal estado, y que producía la disfunción de órganos vitales. Tampoco que estaba causado estragos entre los heridos de la Segunda Guerra Mundial, ni que produjo funestos resultados en la famosa explosión de Cádiz, ocurrida el 18 de agosto de 1947, cuyo estruendo se llegó a oír en Sevilla, que fue causada por unas minas rusas de la Guerra Civil, procedentes de Cartagena, que se habían depositado en la Base de Defensa Submarina del Arsenal de la Armada en Cádiz. Hubo 150 muertos, de los cuales al menos 16 fueron a consecuencia de aplicarles el famoso plasma noruego.
BIBLIOGRAFÍA
¡Manolete! El dolor de su vida y la tragedia de su muerte.
Por Manuel García Santos
Edición propia del autor, 1947
El toreo en Córdoba. Historia del Toreo
Por José Luis de Córdoba
Editorial Nebrija 1980
Córdoba en la historia del toreo
Por José Luis de Córdoba
Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba – 1985
“Manolete” en el recuerdo.
Por José Luis de Córdoba
Cajasur – Córdoba – 1990
Manuel Rodríguez Manolete. A los 50 años de su muerte y a los 80 de su nacimiento.
Por Fernando del Arco
Egartorre – Madrid – 1997
50 años de Manolete
Coleccionable
Diario Córdoba y Cajasur – 1997
Manolete y su época
Fundación Andaluza de Tauromaquia
Sevilla - 1997
Líderes del Toreo (1ª parte)
Cayetano Melguizo
Intermedio Ediciones – Guadalajara - 2015
Recopilación de información y textos de
Jose Luis Cuevas
Fotografias, Montaje y Editor
Escalera del Éxito 254.-
JUAN SERRANO "FINITO DE CÓRDOBA" , JULIO
BENITEZ, RAFAEL REYES, JOSE ANTONIO ALCALDE "EL RUBIO", ROCÍO ROMERO
CINCO AUSENTES EN LA FERIA DE CóRDOBA
PINCHE EL ENLACE PARA VER LA GALERIA
Inauguración del Rincón de “El Puri” en la emblemática
Taberna cordobesa
“Casa Obispo”
Córdoba, 25 de marzo 2022.
En pleno corazón del barrio más torero de Córdoba, Santa Marina, el valiente torero de Bujalance ya tiene su bello rincón cargado de recuerdos.
Con su habitual simpatía, acompañado de su esposa e hijos, Agustín Castellanos “El Puri” nos recibió al nutrido número de asistentes que respondimos a su llamada. El torero anfitrión saludó a los asistentes con la pasión que le caracteriza, en todo lo que emprende. Entre los asistentes se encontraba el alcalde de Córdoba, José María Bellido, acompañado de su esposa y otros componentes del equipo de su consistorio; Leopoldo Tena Guillaume, Subdirector General de Cultura y Patrimonio Histórico, el Decano de los toreros cordobeses, José María Montilla Álvarez y Rafael Jiménez González “Chiquilín”; componentes del Palco Presidencial de la Plaza de Toros de Córdoba y del Equipo Veterinario, así como una gran representación de Peñas Taurinas locales y de nuestra provincia; los fotoperiodistas Ladislao Rodríguez Galán y José Luis Cuevas Flores, que cubren la información junto a otros medios de prensa y radio.
Un rico ágape con las exquisiteces de la Clásica Taberna, regados con caldos de la tierra, sirvieron de “tente en pie” para alegrar el paladar a las horas del ecuador del día. Tampoco faltó el regalo de recuerdo a todos los asistentes, detalle que una vez más sella la generosidad a la que nos tiene acostumbrados este torero, apasionado, cordial y acérrimo defensor de la fiesta de los toros, profesión que fue y sigue siendo el eje de su vida.
Desde estas líneas agradecemos al maestro “El Puri”, el habernos hecho partícipes de la ilusión con la que ha abierto este entrañable rincón taurino que, sin duda, será un nuevo referente del ambiente taurino de Córdoba, donde las nuevas generaciones podrán comprobar la grandeza cultural que engloba nuestra incomparable fiesta nacional y, cómo un hombre, desde la nada, grabó su nombre en los anales de su tierra, engrosando el elenco de los valientes que dieron gloria, por tantos motivos, a la riqueza cultural de la historia de España.
¡Enhorabuena maestro! y que sean muchas veces las que nos encontremos compartiendo su sabiduría, su pasión y sus recuerdos, en ese rincón que expone la grandeza de toda una vida torera.
Autor: Domingo Echevarría
Jose Luis Cuevas
Fotografias, Montaje y Editor
Objetivo Cuevas