MANOLETE, LA CULMINACIÓN DE UN SUEÑO
La Tertulia Taurina “El
Castoreño” del Círculo de la Amistad acogió el pasado viernes la conferencia “Manolete,
la culminación de un sueño”, donde José
Morente fue desgranando el hilo conductor del toreo ligado en redondo que Manuel Rodríguez establece definitivamente
en los años cuarenta del pasado siglo. Los aficionados que llenaban la preciosa
sala pudieron disfrutar de los doctos comentarios de este aficionado malagueño,
y gozar con las imágenes que proyectó de actuaciones de Guerrita, Chicuelo y Manolete.
Tras su intervención, Manuel Vázquez
Silva, hijo del gran Pepe Luis, y Antonio Luis Aguilera, hablaron de los toreros y de la crítica de
la época, respectivamente.
Durante dos horas y media,
aficionados desplazados expresamente desde Valencia, Toledo, Zamora, Madrid, Valladolid,
Málaga o Sevilla, para vivir un intenso fin de semana manoletista en Córdoba, convocados
por José Morente, gozaron de su brillante intervención a
la que pusieron broche flamenco Antonio de
Pozoblanco y Javier el Tomate.
El sábado estaban citados a
las 9,30 en la Torre de la Malmuerta. Allí les esperaban José Luis Cuevas, que quiso brindarles su arte y generosidad fotografiando
el encuentro, Antonio Luis Aguilera,
organizador del paseo, y el historiador taurino Rafael Sánchez González, así como Fernando Saco, hijo de El
Pelu, y Antonio Sánchez Saco, miembro
de la esta célebre dinastía torera cordobesa. Cuarenta personas de diferentes
edades y procedencias se habían citado Córdoba para conocer mejor la historia de
la ciudad que fuera definitiva en el toreo y del torero que marcó el rumbo de
la tauromaquia contemporánea, figurando entre ellas el ganadero Jacinto Ortega y los matadores de toros Fernando Cámara y Juan
Ortega.
Magistral fue la lección
que Rafael Sánchez González impartió sobre “el barrio”,
como se conoce taurinamente al Campo de la Merced. Con lujo de detalles explicó
los lugares donde se ubicaron los mataderos, tanto el mayor como el chico, las
casas de las dinastías toreras, el origen de los apodos, las plazas de toros no
permanentes allí construidas, la endogamia entre familias toreras, las
exquisitas recetas de cocina creadas por el ingenio de aquellas mujeres que
atizaban el hogar en los humildes fogones de la pobreza, como los rabos de toro,
y el silencio que se creaba en el “barrio” cada tarde de corrida en la plaza de
los Tejares, hasta que finalizado el festejo regresaban espadas, banderilleros,
picadores, ayudas, carniceros, matarifes,, mulilleros, mozos de caballos… Los
hombres del toro.
Seguidamente el grupo inició
la ruta, que fue discurriendo por las Casas de Hermandad de las cofradías que
conservan trajes de luces de Manolete,
como Nuestro Padre Jesús Caído, donde vieron un precioso terno nazareno y oro,
la del Señor Resucitado, donde se conserva el traje blanco y oro que vistió en
Santander el 26 de agosto, la última tarde de su vida que abandonó a pie una
plaza, y la Piedad, en el colegio de los padres salesianos, donde fue escolarizado
de niño, y pudieron contemplar el vestido verde botella y oro que Guillermo González Luque, su mozo de
espadas, llevó a Linares para ofrecer al maestro entre los chispeantes que habría
de elegir para la corrida de Miura.
Durante el itinerario el
grupo conoció lugares como la plaza de La Lagunilla, donde Manuel vivió su infancia y soñó con ser torero, la de Conde de
Priego, donde se erige el monumento a su excelsa figura, las tabernas de “La Sacristía”
y “Rincón de las Beatillas”, donde observaron fotografías y detalles taurinos,
la Cuesta del Bailío, donde se detuvieron ante el azulejo de la Virgen de los
Dolores al que Manolete rezaba en la
calle, la capilla de la iglesia de san Jacinto, la impresionante imagen del
Cristo de los Faroles, el lugar donde estuvo la casa donde nació en la calle de
Torres Cabrera, o la iglesia de san Miguel, donde fue bautizado con el nombre
de Manuel Laureano, finalizando en
el Cementerio de Nuestra Señora de la Salud, donde visitaron los panteones de
los Califas del toreo y se detuvieron ante el de Manolete para ofrecer una oración y rematar un día de intenso
sentimiento de admiración por su figura.
El fin de semana
manoletista terminó con un almuerzo en la taurina Taberna “San Cristóbal”, cerca
de la plaza de toros de Ciudad Jardín, donde este selecto grupo de aficionados pudo
disfrutar de su excelente cocina, antes de despedirse para volver a sus puntos
de origen, quizás recordando que Manuel
Rodríguez seguía desatando pasiones y llenando hasta la bandera los lugares
en los que se rememora su excelsa figura.
Finalmente, como
organizador del paseo, quiero agradecer la generosa colaboración de las
hermandades de Jesús Caído, representadas por Rafael Madueño Luque, hermano mayor y Juan Luque Redondo, el Señor Resucitado, representada por Paco Pérez, y la salesiana del Prendimiento, representada por Rafael Millán. Mi más sincera gratitud.
Antonio Luis Aguilera
Fotos: Jose Luis Cuevas Flores
No hay comentarios:
Publicar un comentario