“La vida es como una obra teatral; lo que importa no es la duración, sino lo bien que se ha representado”. SÉNECA
Retrato a pastel sobre Manolete
obra: de José Luis Cuevas
Finiquita este año de gracia del 2017, de tan pésimos resultados taurinos en Córdoba…pero “que está para el arrastre”, en términos castizos, donde solamente podemos destacar los múltiples actos celebrados en honor y memoria del diestro “MANOLETE” por su CENTENARIO (1917 – 2017) a lo largo y ancho de la piel de toro española y algunos países americanos. A nosotros, al leer “La casa de Manolete” de Juan José Primo Jurado (págs. 150 y 151), nos impactó el retrato que hizo en su artículo el zamorano Pedro Álvarez Gómez, publicado en el diario Córdoba el 2 de julio de 1944 (del cual era Director) y, de cuyo título hemos tomado la licencia para encabezar estas líneas, que textualmente transcribimos para el conocimiento de los lectores de esta publicación, sean o no aficionados a la hoy, por desgracia, tan denostada y perseguida fiesta: brava, real, vital, española y ÚNICA, no importada; donde el citado periodista describió magistralmente al torero mas cantado de todos los tiempos Manuel Rodríguez Sánchez “MANOLETE”, el IV CALIFA: <Su atavismo romano y cordobés le confiere y configura ese gesto trágico y solemne de sacerdote pagano en el ara del sacrificio. Entre llamaradas de muleta sobre las grosuras del toro, los dioses se acodan complacidos en las nubes para respirar los gratos olores de la hostia en aquel simbólico escudriñar las entrañas para hallar el destino de su vida en constante trance. Sólo en ti está bien ese alargado y buido desplante; ese éxtasis risueño de hombre transido por lo creacional del arte, cuando parece que la muerte descarnada, o los ángeles, te sostienen en tránsito, como en un lienzo de Valdés Leal o del Greco. Eres, Manolete, como la encina bajo la cual el toro entorna sus ojos dulces y tristes, con la misma tristeza bovina que los tuyos, para adormecerse en la rumia mansa de las siestas sin tábanos, como el río de fauces ansiosas y alucinadoras donde aplaca la sed, como la grácil rozanieves que le sigue sumisa en las húmedas pasturas, limpiándole los lomos macizos de las moscas cargantes. Eres sutil como la brisa que deja blandamente sobre el suelo las rojas campánulas cuando te arremolinas en los pases de capa en esa jota soberbia con la muerte, como el resplandor resiente de los ocasos que pone en la cornamenta el filamento irisado de las arañas, como en el mundo nereida Europa eres, en la metamorfosis de Júpiter, a quien te asemejas, cuando descargas sereno tu rayo sacrificador. Por ti habla callando el silencio de tu mensaje a las multitudes escalofriadas de emoción. Tu gesto sereno y viril, Manolete, arrebata en la tragedia como el ceño dolorido y divino de los nazarenos entallados por nuestros imagineros; las mujeres, debruzadas en tu capote de rey, se asoman a la plaza para verte torear, encendido en el fuego de tu genio inextinguible. ¿Qué extraños impulsos, Manolete, te aúpan sobre los pies para tapar las nubes sonoras de vencejos y coronarte con el sol redondo de la tarde, los días de gloria?>. Tras estas palabras ¿Qué podemos añadir?... ¡NADA!...como no sea “apuntillar” este breve artículo, sin olvidar a Paco Laguna y Rafael Contreras incombustibles “animadores y alma” de casi todos los actos de este centenario manoletista, así como a las Diputaciones de Valencia, Córdoba y al Ayuntamiento de Villa del Río. ¡GRACIAS! , ¡MUCHAS GRACIAS A TODOS!.
JUAN GARCÍA MARTÍN
Ex Profesor de Veterinaria de la UCO.
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