GOYA Y CÓRDOBA
GOYA TOREÓ CON EL APODO DE FRANCHO, EN HINOJOSA DEL DUQUE, CÓRDOBA (plaza de La Magdalena) Y SEGUIDAMENTE EN MONTILLA.
Casa en FUENDETODOS, en la que nació GOYA en 1746
Francisco de Paula de Goya y Lucientes, conocido por sus convecinos, parientes y amigos con el apodo de Francho, fue cocinero antes que fraile… el autor, de la magistral y variada obra pictórica relacionada con los toros, probó suerte como lidiador práctico en distintos festejos taurinos. Hay varias opiniones del por qué entró en el tema de los toros, sin embargo la más creíble y lógica, es que le gustaba el tema taurino, y en segundo lugar, cumplir el objetivo y la ilusión de viajar a Italia. Es por todo ello, por lo que Francho procuró tener amistad con los vaqueros que conducían los toros desde Navarra a Zaragoza. Circunstancia que le brindaba la oportunidad de conocer, las complicaciones de sus amigos ante el comportamiento del ganado de lidia, para que todo se desarrollara con el menor número de problemas. Vicisitudes que le servían a Goya para ampliar sus conocimientos. Les preguntaba a los acompañantes de los toros, por los inconvenientes, las argucias técnicas y también, por la posibilidad de intervenir como lidiador. No hay que olvidar que según varios historiadores, asistía para empaparse de todo lo concerniente al mundo taurino, a las tertulias que al respecto, se producían en algunas de las tabernas de las barriadas de La Seo, la Magdalena y la zona de la Sartén. Esto por un lado, pero por otro conviene recordar la amistad que compartía con dos grandes aficionados como fueron Martín Zapater (compañero de colegio) y su cuñado Francisco Bayeu, ambos muy introducidos en los ambientes taurinos. Esto, sumado a su ilusión y empeño por visitar y conocer de cerca el patrimonio artístico italiano, le incentivó a embarcarse en la aventura de torear. Actividad que efectivamente realizó, trabajando como subalterno o ayuda, en varias cuadrillas. En primer lugar, se integró con los hombres que acompañaban al matador Manuel Bayón.
GOYA EN CÓRDOBA
Goya, queda claro, que intervino como lidiador de reses bravas – ciñéndonos a Córdoba y su provincia -, en primer lugar actuó en Hinojosa del Duque, enrolado como subalterno en la cuadrilla del nombrado Manuel Bayón, con el que había lidiado anteriormente cuando emprendió la ruta hacia el sur. Había toreado en las localidades de Alcázar de San Juan, Talavera de la Reina y otros pueblos, hasta entrar por el valle de Los Pedroches y en concreto la mencionada actuación en Hinojosa del Duque. El siguiente paso – tenía sólo 23 años - fue Córdoba capital, en la que acontece el cambio de cuadrilla, pues deja la de Bayón y se integra en la de Pedro Palomo, a la sazón un lidiador importante que acaparaba la atención de los taurinos. Félix y Juán, hermanos del maestro Palomo, completaban la terna de ayuda. Francho o Franchuelo Goya, toreó, acompañando al citado matador, los días 24 y 26 de julio de 1769, en el recinto de la plaza de La Magdalena de Córdoba. Tres días después lo haría en Montilla.
OTRAS LOCALIDADES
Después de actuar en la plaza de La Magdalena, lidió en Montilla, Écija, Carmona, Morón, Sevilla y finalmente en Málaga. Ciudad en la que dio por terminada la etapa como torero, al cumplirse su fundamental objetivo, que no fue otro, que el de conseguir suficientes fondos, como para embarcar y zarpar con destino a Italia, punto de encuentro sin duda, de su ilusión como artista para conocer de cerca obras irrepetibles de la escultura, la pintura y la arquitectura. Todo un sueño que los toros, le permitieron satisfacer.
PINTORES TOREROS Y TOREROS PINTORES
Fue el primer caso en el que un torero a través de la tauromaquia, ascendió a lo más alto de la pintura universal. A Goya le sirvió su paso por los toros, tanto de acicate para derrochar arte, al abrigo de los momentos taurinos vividos, como de ayuda económica para pisar tierras romanas y empaparse de la plasticidad del arte con mayúscula.
Pero hubo otros pintores –con mayor o menor fortuna- que practicaron el toreo y que con sus pinceles siguieron bebiendo y viviendo espiritualmente de un arte tan singular como el taurino. Por ejemplo: Zuloaga (en su presentación de novillero se apodaba El Pintor), Antonio Sánchez y José Gutiérrez Solana –quien también recaló en Montilla como banderillero de El Bombé; así como aficionados taurinos y maestros pintores, tales como: Julio Romero, Picasso, Ramón Casas etc. También hoy, tenemos diestros relevantes: Luís Francisco Esplá y Palomo Linares enfrascados en conseguir la gloria artística a través de sus pinceles. Incluso, se le conoce alguna obra, firmada por el cuarto califa Manuel Rodríguez Sánchez Manolete.
GOYA DECORADOR
Goya volvió a nuestra ciudad en 1790, parando en la casa del escultor aragonés Joaquín Arali Solanas, un amigo de la infancia, que vivía en la calle Saravia o de los Saravias.
Aguafuerte de Francisco de Goya
El genio no dejó de estar vinculado a nuestra tierra por razones varias, entre ellas la de ser amigo del VI duque de Fernán Núñez, don Carlos Gutiérrez de los Ríos (sexto duque), de quien recibió la sugerencia de la decoración del Palacio Ducal asentado sobre la fortaleza primitiva.
Dada la vinculación indicada, dirigió la decoración del castillo, de bellísima estructura arquitectónica, propiedad de la portadora de cinco grandezas de España, Ángela María Téllez-Girón y Duque de Estrada. Jefe entre otras, de la casa de Osuna, de Uceda, de Arcos, etc.
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