EL MUSEO TAURINO RENUEVA LA SALA DE ANTONIO CAÑERO Y OTROS
RINCONES
L.R.G.
Al año de la reinauguración del Museo
Taurino de Córdoba, tan denostado por toreros, aficionados y estamentos
taurinos de la ciudad, parece que ha comenzado una breve remodelación buscando
recuperar el prestigio del que gozaba antes de su restauración. La idea de
comenzar este lento, pero imparable cambio de imagen, se debe a una iniciativa
de Mercedes Valverde, directora de los Museos Municipales quien, como se
recordara, accedió al concurso de la restauración con un precioso proyecto que
no fue tomado en cuenta, pero del que ahora, con las aguas mas calmadas, esta
rescatando ideas que no ha tardado en llevar a cabo.
El cambio más significativo se ha producido
en la Sala del rejoneador Antonio Cañero, con la colocación de prendas
personales, colección de sus rejones, títulos, carteles, el cuadro de Ruano
Llopis y la cabeza restaurada de la famosa jaca Labordeau. La Sala ha ganado en
estética y luce con unos iconos que no debieron desaparecer, aunque hemos
echado en falta la silla mexicana y otros efectos. Pero, tiempo al tiempo.
También Valverde ha recuperado una
serie de carteles murales antiguos que ha instalado, muy bien enmarcados, en la
escalera de subida a la primera planta, decorando taurinamente el interior del ascensor.
Igualmente el toro de plástico, que
estaba ridículo en la sala dedicada a ganaderías, ha sido colocado en el patio
de entrada y por lo menos los turistas tienen la ocasión de fotografiarse con
el.
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