martes, 27 de abril de 2021

 COMO YO TE SIENTO.-


En silencio, sin prisa,
tranquilo y suave
como el vientecillo de primavera,
que recorre de parte a parte tu pétrea Sierra Morena,
meciendo las altas copas de los pinos
y las mies doradas de tu fértil Campiña.
Así es como yo te siento !Amor mío!




Que digo amor, y debo decir... !Córdoba!
a verso lleno, a grito de enamorado
para que sea más completa la palabra...
que nombre todo el canto que me habita.

 Tú, que siempre estuviste
llenando la extensión de cuanto soy,
desde el primer latido de mi vida, tan tuya.
Atenta  conmigo siempre
al despertar de mis nacidos ojos,
para mecer con mano de hada buena
aquella cuna mía,
donde aprendí tu nombre repetido.

¿Tú, me puedes decir qué es éste amor?
¿Qué es ésta dulce urgencia de pronunciar tu nombre?
¿Este afán de revivir tus muchos siglos,
y trasladar mi canto
a todos los momentos
que se llaman Córdoba?




 Dime que es este anhelo
que me lleva por callejuelas blancas,
hacia los miradores de tu río
donde, entre la azuda y tu viejo Puente
verdea el silencio de los peces.




 Dímelo, y de tu mano recorrerán mis labios
todas tus horas en un solo beso...

Hoy como ayer, y ayer como mañana,
tú siempre !Córdoba mía!
serás la luz que me enamora.

Sabes cómo amo el amargor de tus olivas,
que han endulzado mis labios,
igual que amo éste aroma recién tuyo,
de las flores y el azahar de tus naranjos.

Tú que me amamantaste con el vino de tus siglos
en éste suelo que piso,
temblante todavía por el andar
magnífico de tus sabios,
Séneca, Averroes, Maimónides…

Con ellos me traslado hacia todos tus rincones,
y me remonto con todas tus palomas
al laberinto blanco de tus azoteas,
por encima del alminar
de la torre de tu moruna Mezquita,
donde partía el doloroso gemido del canto de los muecines, que un día te habitaron.



Como me enamora entrar en tu Sinagoga,
Templo y Parnaso de los poetas hebreos,
y contemplar sus viejos muros
decorados con yeserías mudéjares
y hebraicos salmos al Dios Yahvé.

Entorno mis párpados e imagino,
a los judíos-sefardíes
entonando melodiosos cánticos
invitando a la oración.

Como también amo tus barrios que hoy contemplo: 
Santa Marina, San Agustín, 
San Lorenzo...
Plaza de  la Lagunilla,
calle San Basilio de mi Alcázar Viejo.





Entro en todos tus patios, 
hundiéndome en sus sombras de guitarras...
Y en el eco de los aljibes
escucho mil voces moriscas, que ocultas, murmuran sin rubor,
la delicada palidez de tus geranios rosa,
y el fino aroma del azahar de tus limoneros.




... Patios de misterio
"cuajaos" de flores,
qué en noches de amores
se oye cantar:

Niña, niña cordobesa
cuida la belleza
de tus gitanillas...
Niña, recoge tu pelo
tan caracolero
con mil florecillas...

Esa gracia que luce, el tipismo
y cordobesismo
el Campo de la Verdad,
cuando por Semana Santa
el vello se levanta...
de las saetas que le cantan
a Cristo al pasar...



 "Mi saeta se hace lamento
como plegaria encendida,
llorando la lanzo al viento
pa' que cierren las heridas
del Cristo del Descendimiento..."

A incienso huele el Viernes Santo,
oraciones, silencio y llanto
!el Cristo va a salir!...

Que hasta los muros
se estremecen,
al cruzar el puente
del Guadalquivir.




Duende y misterio en Capuchinos...
con la marmórea imagen de Jesús crucificado,
bañada por los rayos de la luna, y los dardos penetrantes de los luceros.

De madrugada...
rompe el silencio de la plaza, 
el "quejío" flamenco del maestro Pepe Lora cantando por seguiriyas:

"Saeteros cantaores
en la Plaza de Capuchinos
vuestras saetas mejores,
decidlas entre suspiros
al Cristo de los Faroles..."

María "La Talegona"
borda la evocadora y bella
saeta, antigua cordobesa:

"Monjitas de San Jacinto
abrir las puertas del templo,
que salga lo más bonito
pa' que vaya al entierro
de su hijo Jesucristo..."

Entre sollozos y oraciones
amanece el nuevo día...
En la típica plaza,
las beatas luciendo negra mantilla,
esperan largas colas
para musitar su plegaria
ante la Virgen de los Dolores:

"Mis ojos de lágrimas se llenan,
no resisten tu mirada,
tan pura, dulce y serena
que desgarra mi alma.
¡Virgen Dolorosa!
Divina Madre Redentora,
Soberana, Reina Hermosa
de mi Córdoba Señora.

Tu sabes mi sultana mora,
cuanto he querido y quiero,
y cuán ancho es el amor que me llena.

Y como he cantado siempre
por todos tus contornos,
buscando las raíces
del amor con que amo.

De tu mano me aupo, y me propago
para reconocerte en cada pulso,
en el rayo de sol de cada esquina,
en el sorbo de sombra que endulza cada olivo,
y en cada campanada de tus torres más esbeltas.

Subir quiero a esa torre
donde anida la cigüeña
más allá de la nube estirada por el beso,
que se ciñe en mi garganta.

Y desde ahí arriba !Hermosa mía!
Presiento y adivino
los nuevos olores
que me trae la primavera
de tu florido mes de mayo.




Tus cruces...
y el trajín continuo
de caballistas y coches de caballos,
que van y vienen del Real de tu feria,
haciendo repicar igual que trinos
sus finos cascabeles
de gorjeadora plata.



Si tu quisieras decirme !amor mío!...
¿a quién estoy queriendo tan a gritos
desde mi más tierna infancia?...




Dime tú ¿a quién solicito
por mi barrio,
mientras cálculo
la altura de mi amor, y la que alcanza
el disparado vuelo de los pájaros?...

Como me enamora oír por la mañana,
el piar de los gorrioncillos
saltando de flor en flor,
y de maceta en maceta,
picoteando los bichillos
que enferman las plantas,
o espulgarse
con el pestilente mantillo,
en un viejo arriate….




Como me embrujan
esas fuentes tan tuyas:
del Olivo, el Potro, “la Fuenseca”...
el Alcázar Cristiano
y la rizada lluvia
que se eleva en sus estanques,
inventando montañas de agua blanca
y arcadas cristalinas,
de musicales perlas...

“Córdoba, callada y sola”, sentenció el poeta
como adivinando la mudez de tu palabra
y el falso desarraigo de tus hijos.

A ti, madre de toreros,
pintores y eximios poetas,
aprisionarte quisiera
en la humildad amorosa de mi verso,
con el don de tus gentes
y la dorada aurora de tu elegante primavera.

Así es, como yo te siento te amo !Córdoba mía!

Antonio Rodríguez Salido.-
Autor del Poema

Compositor y letrista.-

Escalera del Éxito 176.-


José Luis Cuevas

Montaje Editor y Fotografías
Escalera del Éxito 254



 

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