No
es la primera vez
que las circunstancias de la
vida nos llevan al dicho. En este caso se ha cumplido con lo
ocurrido este año 2016, con la cabalgata de los Reyes Magos y demás
acontecimientos sucedidos. Ya en 1933 y 1934, la gran tensión revolucionaria
existente en la república dio al traste con la cabalgata y otras celebraciones
relacionadas con nuestras raíces culturales, de igual modo que este año está
ocurriendo.
Intereses
políticos auspiciados por los de la propia sociedad de consumo han ido
imponiendo nuevas celebraciones que no tienen nada que ver con nuestras raíces
culturales, dando de lado a nuestras tradiciones más arraigadas como ha
ocurrido con la fiesta de los toros. La sociedad aborregada que intencionadamente
se ha ido creando, mediante un adoctrinamiento continuo durante años, ha ido
tragándose el anzuelo, y ajena a esos intereses, le ha seguido el juego. A nuestra
juventud desorientada, los mal intencionados pusieron en bandeja el pastel: “A
vivir que son tres días”, dándoles rienda suelta hasta desembocar en el absurdo
“botellón”, el Papá Noel o la Noche de Hallowed. Paralelamente,
en el sistema educativo, una asignatura titulada “Educación para la Ciudadanía ”, que les
presenta a los niños un mundo irreal propio de los dibujos animados, porque el
verdadero fondo no es educar, es promover una versión de la sociedad bajo el modelo de su propio concepto
político.
La tauromaquia, que es la más completa
metáfora de la vida, no interesa para ese modelo de sociedad que quieren
implantar, porque todo lo que sucede en el ruedo son los hechos esenciales que
mueven nuestra existencia: la vida y la muerte, la singularidad, el sacrificio
altruista, el dolor, el miedo, el valor, la gloria, la belleza, la prudencia y
la astucia, y sobre todo el conocimiento y la inteligencia para actuar en el
momento oportuno; la verdadera educación en valores, pero no los que a ellos le
interesan para su idea de sociedad.
Pero volvamos al caso que
nos trae, el de los Reyes Magos. En 1935, por iniciativa del párroco de la Iglesia cordobesa de San
Francisco, sede del Cristo de la
Caridad , al que todos los años, en su desfile procesional de
Semana Santa, acompaña una bandera de la Legión , la cabalgata de los Reyes Magos sale
adelante. El citado párroco don Carlos Romero Berral, junto a grandes
cordobeses de aquella época, entre ellos el insigne rejoneador don Antonio
Cañero, don Luís Ruiz de Castañeda y don Manuel de la Torre , que encabezando el
cortejo Real, llenan de nuevo de emoción las calles de Córdoba, y devuelven la
sonrisa de felicidad a los niños pobres y huérfanos de los hospicios. La
cabalgata fue un gran éxito, a la que finalmente se unieron las instituciones y toda Córdoba.
Gracias al investigador
incansable Juan Manuel Fernández Delgado, tesorero de la Asociación Campera
Antonio Cañero, podemos ilustrar esta parte del artículo con unas fotografías
significativas de aquel acontecimiento, que cerraba la navidad de 1935.
Otra buena labor de aquel
centauro cordobés al que Córdoba le es aún deudora por muchos conceptos.
Domingo Echevarría.
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