PLAZAS DE TOROS DE MADRID
(Segunda Parte)
Continuación
Desde el año 1929, Madrid contaba ya con otra nueva plaza de toros, que era el resultado de un proyecto iniciado por José Gómez “Joselito”, convencido de que las grandes ciudades deberían contar con plazas de toros monumentales donde, además de dar cabida a más personas, las localidades pudieran ser vendidas a precios más populares.
Su empeño encontró eco en la Diputación de Madrid, dueña de la plaza de la Fuente del Berro, y en 1918 encargó un nuevo proyecto de plaza al arquitecto José Espeliú, amigo personal de “Joselito”.
Inicialmente se pensó que el mejor sitio sería la zona de la Castellana, pero el 12 de noviembre de 1920, se aceptó la propuesta de la familia Jardón, dueños de la ganadería de El Jaral de la Mira que, por ceder gratuitamente unos terrenos para construir la nueva plaza en la zona de Manuel Becerra, concretamente en las denominadas Ventas del Espíritu Santo, a cambio se les concedería la explotación del nuevo coso en exclusiva durante 50 años, gestión que, efectivamente, llevó a cabo en primer lugar Fernando Jardón, para pasar posteriormente a su hijo José María y a su nieto Fernando, quien junto a Livinio Stuyck estuvo al frente de Las Ventas hasta finales de la década de los setenta del siglo XX.
Las obras, bajo el proyecto neo-mudéjar del citado arquitecto Espeliú, se iniciaron el día de San José de 1922, con un presupuesto de siete millones y medio de pesetas, y finalizaron en 1929 después de tener que ampliar el presupuesto inicial en cuatro millones y medio más de pesetas. Por tanto, el coste total, sin contar los arreglos que después hubo que hacer en la explanada y accesos, fue de doce millones de pesetas (unos 72.121,45 €).
El 17 de junio de 1931, con asistencia del Presidente de la II República, Niceto Alcalá-Zamora, se celebró la corrida de inauguración de la nueva plaza de Las Ventas a beneficio de los obreros en paro, organizada por el alcalde socialista de Madrid. El cartel lo componían Diego Mazquiarán “Fortuna”, Marcial Lalanda, Nicanor Villalta, Fausto Barajas, Luis Fuentes Bejarano, Vicente Barrera, “Armillita Chico” y “Manolo Bienvenida” con reses de diferentes ganaderías. El primer toro que se lidió atendía al nombre de “Hortelano” y pertenecía a la ganadería de Juan Pedro Domecq.
Cartel de la corrida inaugural de la plaza de Las Ventas de 1931
Aunque en 1933 se celebraron otros dos festejos, la plaza estuvo prácticamente cerrada desde el día siguiente al de su inauguración, porque los alrededores y accesos a misma necesitaban un adecentamiento, ya que por allí pasaba el arroyo de Abroñigal, y no estaban en condiciones de uso para los miles de personas previstos.
La plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo, en 1931 antes de su inauguración.
Los trabajos para dejar en buenas condiciones de acceso la nueva plaza, duraron más de tres años, por lo que no fue posible volver a hacer una inauguración “oficiosa” de la Plaza de Toros de las Ventas del Espíritu Santo hasta el día 21 de octubre de 1934. En esta ocasión el cartel lo compusieron Juan Belmonte, Marcial Lalanda y Joaquín Rodríguez “Cagancho”, que se las entendieron con un encierro de toros de casta Murubeña, bajo el hierro de Doña Carmen de Federico. El primer toro que saltó al ruedo se llamó “Cerrojito”. Juan Belmonte García, “El pasmo de Triana”, cortó las dos orejas y el rabo al cuarto toro de la tarde, llamado “Desertor”, y ese fue el primer rabo que se cortó en esta nueva Plaza de Las Ventas de Madrid.
La Plaza de Toros de Las Ventas del Espíritu Santo, es la plaza monumental más grande de España, ocupa una superficie total, incluidas todas sus dependencias, de 45.800 metros cuadrados, su ruedo tiene un diámetro de 60 metros y la capacidad de sus graderíos, desde barreras y contrabarreras, pasando por tendido bajo y alto, palcos y andanada es de 23.798 personas.
Aparte de ser plaza de temporada, donde casi todos los fines de semana de la campaña taurina se celebran festejos. En el año 1947, Livinio Stuyck, que entonces era gerente de la empresa Jardón, explotadora de la plaza de Las Ventas, aglutinó todas las corridas del mes de mayo en una semana, creando la que, inicialmente se llamó Feria de Madrid, y que después ha evolucionado hasta convertirse en la Feria Taurina más importante del mundo: La Feria de San Isidro.
La plaza de Las Ventas en la actualidad
La Plaza de toros de Las Ventas fue declarada Patrimonio Histórico Artístico en 1994.
Otros cosos taurinos de Madrid: plazas de toros de barrio.-
En Madrid han existido, al menos, otras tres plazas de toros, que han llegado a tener una gran importancia, de las cuales solamente una subsiste en la actualidad.
Tetuán de las Victorias.-
La más antigua fue la del barrio de Tetuán de las Victorias, que ocupaba el centro de la explanada que existía entre las calles de Bravo Murillo, Ceuta, Conde de Vallellano y Marqués de Viana. Coincidía, casi en su totalidad, con el edificio que actualmente ocupa el Conservatorio de Música “Joaquín Turina”, donde existe una placa que señala la ubicación de la citada plaza de toros.
La plaza de toros de Tetuán de las Victorias, un día de toros, antes de la Guerra Civil
Sus obras se iniciaron en 1870, por iniciativa de un vecino que era secretario del Ayuntamiento, llamado Ramón González, que fue asesinado antes de que se terminara de construir. Pasó a manos de Manuel González que, ante las protestas de los vecinos del barrio, convirtió sus instalaciones en corral del ganado vacuno manso que
venían de otros pueblos con destino al matadero, aunque en los fines de semana de invierno, solían darse algunas novilladas de menor importancia. A su muerte, sus hijas convirtieron la plaza en parador, pero por poco tiempo, ya que en el año 1899 compró el inmueble don Antonio Beltrán Bernés, que acometió su reforma para que volviera a ser plaza de toros.
Vista de la explanada de delante de la plaza de toros, durante las ferias de la Virgen en Tetuán de las Victorias
La plaza, que era casi en su totalidad de madera, se reformó para dar cabida a 7.000 espectadores, y fue inaugurada el 11 de octubre de 1900, con un cartel compuesto por Antonio Montes Vico, que lidió cuatro toros, y el novillero José Palomar “Palomar chico” que se enfrentó a dos novillos. Todas las reses fueron de don Félix Gómez de Colmenar Viejo.
En 1907 se sustituyeron los tendidos de madera por otros de cemento y ladrillo, aumentando su capacidad hasta los 9.000 espectadores, y dotando a la plaza de nuevas dependencias, entre otras de una moderna enfermería.
El 31 de mayo de 1908 acogió en su ruedo, entre otras notables actuaciones, la primera en España del mexicano Rodolfo Gaona, que tomó allí la alternativa en un “mano a mano” con Manuel Lara “El Jerezano”.
En 1924 se hizo con esta plaza el gran apoderado y empresario Domingo González Mateos “Dominguín”, y llevó a cabo una gran reforma según proyecto del arquitecto don José Rameno Soriano, rehaciendo todos los edificios de dependencias anejas, y la fachada del edificio que se diseñó siguiendo la moda del estilo neo-mudéjar.
A partir de ese año se inició una época de esplendor, siendo sus graderíos testigos de brillantes actuaciones de importantes figuras como: Antonio Márquez; Cayetano Ordóñez “Niño de la Palma”; Joaquín Rodríguez “Cagancho”; “Manolo Bienvenida” o Domingo Ortega.
El día 1 de mayo de 1935 debutó en este ruedo, como incipiente novillero con caballos, Manuel Rodríguez “Manolete”, que junto a Bonifacio Fresnillo “Valerito chico”, y los mexicanos Liborio Ruiz y Silverio Pérez, se las entendieron con novillos de Esteban Hernández. Curiosa y equivocadamente, en los carteles figuró “Manolete” con el nombre de Ángel Rodríguez.
En esa época, además de coso taurino, fue también utilizada esta plaza como recinto para veladas de combates de boxeo, y tablado flamenco en las noches de los fines de semana.
Vista aérea de la plaza de Tetuán de las Victorias, a la izquierda de la calle Bravo Murillo. Foto anterior a la guerra de 1936
A partir del 18 de julio de 1936 pasó a ser, primeramente, almacén de objetos requisados por las brigadas rojas, y después cuartel de artillería republicano. Incluyendo el polvorín del armamento de dicho ejército, lo que dio lugar a su trágico fin, pues el día 25 de agosto del mismo año, no se sabe si por un descuido o por sabotaje, explotó el almacén de obuses, bombas y pólvora, saltando por los aires la edificación, que quedó totalmente destruida.
A la izquierda: Placa que existe en el edificio del Conservatorio de Música “Joaquín Turina”, recordando el lugar donde estuvo emplazada la plaza de toros de Tetuán de las Victorias. A la derecha: Azulejo representando la portada de susodicha plaza de toros, ya inexistente.
Puente de Vallecas.-
Más oscura e imprecisa es la historia de la Plaza de Toros del Puente de Vallecas. Se sabe que fue construida en 1884, en el barrio de Nueva Numancia, concretamente entre las calles de Monte San Marcial y Puerto de Alsasua, ocupando el espacio de la actual calle de Pingarrón, cerca del espacio que hoy día ocupa estadio de Vallecas.
Se construyó según proyecto del arquitecto Isidro de Benito, y fue financiada creando una Sociedad Anónima que, bajo el nombre de La Numantina, emitió acciones a 100 pesetas (0,60 €). Dicha sociedad compró un terreno de 260.000 pies cuadrados (24.155 m2) en la que entonces era la carretera de Valencia.
Era un coso circular construido con hierro, cemento y ladrillos. Existen discordancias respecto a su capacidad, pues mientras algún documento la menciona como una “plaza muy bonita pero pequeña”, otros dicen, exageradamente, que fue proyectada para “acoger entre 17.000 y 20.000 espectadores”. Lo más probable es que, aunque inicialmente se proyectara para una mayor capacidad, la construcción debió de ser más modesta, ya que la describen con sólo “cuatro tendidos, con pequeñas gradas, palcos, andanada y terraza”, además, a lo largo de su historia, sólo acogió novilladas de modestos toreros y becerradas, lo que parece coincidir con la idea de que era una plaza de pequeñas dimensiones.
Se inauguró el 23 de septiembre de 1884, con una novillada de reses de unas desconocidas ganaderías de Guerrilla y de Olmo, para los diestros Tomás Parrondo “El Manchao” y Raimundo Rodríguez “Valladolid”.
En 1917 debió de sufrir una importante remodelación, porque así figura en la información que da la revista Toros y Toreros del 3 de abril de dicho año.
Estuvo en funcionamiento 42 años, pues su último festejo se celebró el domingo 22 de agosto de 1926. En el cartel anunciador de esa última novillada, rezaba: “Se lidiarán cuatro magníficos novillos, desecho de tienta y cerrado, con divisa morada y roja, de la acreditada ganadería de Don Emilio Gallegos, hoy propiedad de Don José Escolar García, para los espadas José Avia y Miguel Palomino”.
Pero aún continuó en pie unos tres años más, aunque cerrada cal y canto, pues su definitivo derribo se llevó a cabo en el año de 1929, y con su desaparición, casi se borró también la historia de su existencia.
A la izquierda: Página de la revista Toros y Toreros del 3 de abril de 1917, mostrando la remodelación de la plaza. A la derecha: Cartel anunciador de la que, posiblemente, fue la última novillada celebrada en esta plaza.
Carabanchel o Vista Alegre.-
En el barrio de Carabanchel, en las proximidades de la Finca de Vista Alegre, que había sido propiedad del Marqués de Salamanca, en el lugar conocido como Ventas de Fagoafa, un grupo de aristócratas, banqueros y escritores, crearon una escuela de tauromaquia en el año 1845 que, posiblemente, fue el germen de la posterior construcción de un coso taurino en la misma zona.
La construcción de la plaza de toros de Carabanchel se inició el 10 de agosto de 1906, adoptándose el nombre de
Vista Alegre por la proximidad a la anteriormente citada finca, cuyo propietario, en esa época, era un ex-presidente de la Diputación de Madrid llamado Francisco Romero que, parece ser, fue el primer propietario de la nueva plaza de toros.
La plaza, que era de estilo neo-mudéjar, estaba situada frente al Palacio y los jardines de Vista Alegre, a la margen derecha de la calle General Ricardos, en el espacio que actualmente está enmarcado por las calles Cortada, de Utebo, de Matilde Hernández y Avenida de la Plaza de Toros.
La Plaza de Vista Alegre de Carabanchel, el día de su inauguración.
Fue inaugurada el miércoles 15 de julio de 1908, a beneficio de la Asociación de la Prensa madrileña, dentro de los actos conmemorativos del I Centenario de la Guerra de la Independencia, y el cartel lo componían: Toros del Marqués de los Castellones, aunque uno fue sustituido por otro de Don Eduardo Olea (antes Villamarta), para los diestros Ricardo Torres “Bombita II”; Rafael González “Machaquito” y Rodolfo Gaona.
Tuvo una notable actividad durante los primeros años de su existencia, si bien no fue nunca visitada por los toreros punteros del escalafón, como “Joselito” o Juan Belmonte, que jamás pisaron su ruedo.
La puerta principal de la primitiva plaza de Carabanchel o Vista Alegre.
Durante la Guerra Civil, la estructura de la plaza quedó seriamente dañada, por lo que se clausuró su uso y quedó en estado de abandono hasta el año 1944 en que fue prácticamente rehecha, aumentando su capacidad hasta los 8.000 espectadores. Pero quedó sin terminar en sus remates superiores, y por tal razón empezó a ser conocida popularmente como “La Chata”.
La nueva plaza de toros de Vista Alegre en Carabanchel, fue inaugurada, por segunda vez, ya como “La Chata”, el 18 de julio de 1947 y, al año siguiente, adquirió la propiedad de la plaza Luis Miguel “Dominguín”, dejando la gestión de la misma a la empresa taurina que dirigía su padre Domingo “Dominguín”.
En esta plaza crearon los “Dominguín” una Escuela Taurina, y nombraron como director al excelente matador alcarreño de la “Edad de Oro”, Julián Sáiz Martínez “Saleri II” que, prácticamente, se mantuvo al frente de la misma hasta el día 7 de octubre de 1957, en que falleció.
A la izquierda: Un día de toros a mediados del siglo XX con la plaza transformada en “La Chata”. A la derecha: vista interior en un día de corrida.
A partir de 1964 pasó una época de gran atracción cuando el tándem formado por los hermanos Lozano y los “Dominguín” organizan en esta plaza una serie de novilladas de promoción, conocidas como las de “La Oportunidad”. Se arregló el ruedo, el patio de caballos y otras dependencias y, sobre todo, la instalación eléctrica para poder ofrecer espectáculos nocturnos. Llegaron a tener tal difusión que Orson Welles filmó un amplio documental sobre estas “oportunidades”, de las que salió, como figura emergente, Sebastián Palomo Martínez “Palomo Linares” y, en otra dimensión, también se hizo muy popular Blas Romero “El Platanito”.
El sábado 5 de octubre de 1974, en el ruedo de “La Chata” se despidió como matador de toros Antonio “Bienvenida”, después de estar 32 años en activo. Hizo el paseíllo envuelto en un capote de paseo negro bordado en azabache, que perteneció a “Joselito el Gallo”. Alternó con Curro Romero y Rafael de Paula, el gitano de Jerez, que realizó una de las mejores faenas de su vida.
A la izquierda: una vista general poca antes de iniciarse su derribo. A la derecha: Vista aérea panorámica en la que se observa la situación de la plaza de Carabanchel.
Después, cerró sus puertas a principio de los años 80 y la plaza quedó en situación de abandono, hasta el año 1995 en que fue derruida. En el mismo lugar se inició en mayo de 1996 la construcción del actual Palacio de Vista Alegre Arena, un pabellón multiusos cubierto, de hormigón y acero, realizado por una empresa constructora creada al efecto, con una inversión de 7.000 millones de pesetas (42.070.847,30 €), en cuyo accionariado participaron empresarios taurinos, como los Chopera, y toreros, como Enrique Ponce.
El nuevo Palacio Vista Alegre Arena: a la izquierda la fachada principal y a la derecha vista aérea.
Además de la plaza de toros cubierta y climatizada con 14.000 localidades, que es utilizable de forma polivalente para otros actos y actividades deportivas, políticas y hasta religiosas, cuenta también con un centro comercial de tres plantas, un parking con capacidad para 1.000 coches y, desde el año 2006, con el mercado de barrio denominado Puerta Bonita.
Como centro comercial se inauguró, oficialmente, el 29 de marzo de 2001, pero como plaza de toros de segunda categoría, se inauguró el 12 de abril del año 2000, con una corrida en la que Curro Romero cortó una oreja.
F I N
BIBLIOGRAFÍA
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José Pérez de Guzmán
Imprenta del Diario de Córdoba, 1870
Revista El Toreo, año 1º nº 1
Imprenta de P. Núñez Madrid - 3 de abril de 1874
El Toreo, Gran diccionario tauromáquico
José Sánchez Neira y Álvarez de Toledo
Ediciones Turner Madrid – 1988 (1º edición 1879)
Cossío: Los toros
José Mª Cossío y varios
Espasa Calpe, edición de 2007 (1ª edición 1943)
El relato periodístico de la fiesta de toros: de la reseña del setecientos a la moderna crónica taurina
Juan Carlos Gil González
Revista de Estudios Taurinos N.º 19-20, Sevilla, 2005,
Líderes del Toreo (1ª, 2ª y 3ª parte)
Cayetano Melguizo y Román Álvarez
Intermedio Ediciones – Guadalajara – 2015 -2016 y 2018
http://www.madridhistorico.com/
ENCICLOPEDIA. Monumentos, lugares, personajes
https://www.abc.es/
Un recorrido por las antiguas plazas de toros de Madrid
http://conocermadrid.net/
Madrid y sus plazas de toros
Trabajo de recopilación, ordenación y redacción, realizado por:
Cayetano Melguizo Gómez
Cabanillas del Campo a 05 de noviembre de 2021
Jose Luis Cuevas
Montaje y Editor
Escalera del Éxito.254.-
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