MIRANDO UNA FOTOGRAFÍA
Mirando con sosiego una fotografía de Joselito el Gallo en Barcelona, de pronto me quedé estupefacto al sentir un susurro de voz, que reclamaba mi atención con la pregunta;
-José Luis, soy Gallito, ¿Qué ha pasado en Barcelona con la tauromaquia?
Automáticamente me quedé paralizado ante la interpelación, y con el habla marmórea, balbuceé:
-¿Perdón?
De nuevo la voz me preguntó,
-Sí, José Luis, soy Gallito, ¿Me podrías explicar que ha sucedido con la tauromaquia en Barcelona?
Totalmente perplejo descarté un espejismo sonoro, y más confuso aun si cabe, intenté buscar una respuesta para una persona que amó, vivió y murió por la tauromaquia, y que además, inauguró la principal plaza de Barcelona, iniciando así, la apuesta constructiva de cosos monumentales que el mismo impulsó.
-¡Mira José!, -le dije- la respuesta es compleja y no tiene un único culpable, pero te puedo señalar por orden cronológico, algunas causas que poco a poco han propiciado la prohibición, que ha dejado inerte La Gran Dama de la Tauromaquia Catalana. El declive se inicia con la muerte del patriarca Balañá, allá por el año 1965. Entonces, la ganancia fácil se apodera de los sucesores y por rebote ahuyentan a los aficionados más fieles. Después entra la lenta voracidad política catalana con fines muy bien perfilados, los errores y desventuras de los diferentes órganos taurinos catalanes, el interés más oculto que animal, de los anti-taurinos, y al final, el golletazo trasero, a paso de banderilla, justificado por una ILP del 0,96% de los votantes catalanes, da la excusa perfecta para que una votación finiquite la tauromaquia en Cataluña, y esto, con la pasividad silenciosa de la empresa. Mas o menos, el proceso de los hechos, ha sido este, José.
Entonces el grandioso torero me dijo:
-Tengo que decirte José Luis, que siento una tristeza ahogadiza invadiendo mi alma. Yo, que como muchos de mis compañeros lo dimos todo por este arte de fantasías efímeras, me apena que las razones políticas o económicas puedan con una obra de exquisita orfebrería, cincelada con tanto sudor y lágrimas. Este arte que para muchos toreros modestos supuso un sueño de juventud, y el infortunio se encargó en convertirlo en una tragedia familiar, merece mucho más respeto y valoración que el que puedan aportar políticos, especuladores usureros y defensores animalistas. En mi vida llegué a conocer a muchos toreros, ninguno de ellos pasó por el ruedo sin un rasguño, lo que te quiero decir con esto, amigo José Luis, es que como bien apuntó don Luis Mazzantini, “Aquí se muere de verdad” y esto lo experimenté personalmente en Talavera, allí pagué con mi vida el deleite de mi pasión. ¿Habrá arte más sublime y apasionado?
-¡Ay José!, -le contesté- yo en la época que vivo ,me será muy difícil encontrar un embrujo con tanto pellizco cabal como este nuestro, y no puedes imaginarte el abanico de posibilidades que ofrece esta era digital, pero la autenticidad de la tauromaquia es muy directa y genuina.
-Pues bueno José Luis, muy a mi pesar y con una honda desolación en mis adentros, me tengo que despedir de ti, ya que me reclaman desde la cátedra de los altares. Ha sido un placer charlar contigo y muchas gracias por la información, saludos.
-El honor ha sido para mí, maestro, dale recuerdo a Rafael, Juan e Ignacio, sobre todo dile a Rafael que por aquí aun se le recuerda con mucha simpatía y cariño.
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