miércoles, 11 de septiembre de 2013





EN CABRA: “LAS MONTERAS BOCA ARRIBA”
7 de septiembre 2013. Algo menos de media entrada.
Entre las supersticiones del mundo taurino, las demás “cara al público“, están las del color amarillo y la de la forma de caer la montera después del brindis. El amarillo por su parte es el color de la ictericia o humor amarillo, vocablo  que deriva de amargo o amaro, por lo que unido a que es el color de muchas sustancias venenosas se asocia al “mal fario”. Sobre el vocablo fario hay varias versiones. Según Casares, se parece mucho al verbo latino “fari” que significa hablar, decir. Por tanto según esta etimología entramos en el uso mágico del lenguaje: maldecir/maldición.
Según el académico José María Mena es una palabra de origen árabe: fal = augurio = agüero.
Respecto a la montera, al parecer, es costumbre que heredaron los toreros de los primeros alanceadores de toros, pues cualquier prenda que cubría la cabeza, si caía hacia arriba suponía mal augurio, aunque para Rafael “el Gallo”, era lo contrario – y esto no deja de ser curioso por lo supersticioso que era – pues “el divino calvo” pensaba, que si caía hacia arriba, atraía la gracia del cielo.
Lo cierto es que en la corrida del pasado día 7 en Cabra, en la que se corrieron toros de Jaralta, la montera de Andrés Luis Dorado y la de José Ramón García “Chechu”, cayeron hacia arriba después del brindis al público. Dorado perdió las orejas de su primero, pues después de una buena faena a este bravo toro, que no se tragaba más de tres con la zurda, la espada le privó de ello.



El comentado “malfario” se prolongó a su segundo. Un toro que, al tomar el capote, hizo que el torero tomara los recursos de su maestría para que no se lo llevara por delante. Pero “Estirado”, que así se llamaba, después del caballo, rompió, se vino arriba, y el torero, sabiamente, se dobló con él con mucha firmeza, mando y torería,  en el recibo con la franela, ganándole así la pelea, pues el toro quedó ya a su merced toda la faena. Faena muy importante, pues el toro quedó muy entero en varas y Dorado, echándole la muleta abajo, sometió su bravura, calentando el ambiente a un nivel, que de no ser por la espada, hubiera refundado, el éxito del pasado año. No obstante dejó patente de nuevo que es un torero muy digno de tener en cuenta. Agradeció el público la entrega del chaval, pidiéndole finalmente la oreja que el presidente, justamente concedió.
Topó “Chechu” con un huidizo primero, al que finalmente le consintió tablas, y allí lo toreó magistralmente con ambas manos, pero al final, por la imposibilidad de ligazón y el descabello quedó en una oreja.
El segundo, el más grande de la lidia ordinaria, se rajó pronto, y el desacierto con la espada hizo silenciar su labor.
Brindó el rejoneador portugués, David Gómes, uno de sus toros, a la reina de las fiestas y a sus damas de honor. No acerté a ver cómo cayó su chapéu portugués pero algo debió ocurrir, pues la mala suerte también estuvo presente al devolver una prenda a las damas del palco, ya que la envió al tejado de la plaza, aunque en esta ocasión, fue motivo de chispa humorística para ellas y el público.  La faena a su primero estuvo muy trompicada, llegando el bravo toro varias veces con contundencia al caballo al realizar los quiebros. Se premió su voluntad con una oreja, al igual que en su segundo que también fue muy bravo. Salió a hombros.
También puso su chispa de gracia el puntillero del portugués al finiquitar al primero, pues con sus ademanes destacó su fornido físico y puso otra nota simpática a la tarde.


¿Monteras hacia arriba o hacia abajo? Dejemos  a cada uno con sus creencias, pero que siempre atraigan a la buena suerte.

                                                                    Domingo Echevarría

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