PACO CAMINO
“El niño prodigio del toreo”
El pueblo sevillano de Camas, rico vivero de fecunda tradición taurina, puede presumir con todo fundamento, de haber dado dos figuras del toreo de la talla y dimensión de Curro Romero y Paco Camino.
Por su precocidad, por su inteligencia, facilidad, prestancia, por la abundancia de sus actuaciones durante casi veinte temporadas, en las que alternó con los mejores toreros de tres generaciones y, por su maestría artística, Paco Camino bien pudo ser un niño prodigio, como lo fue Mozart en la música, al que evoca Carlos Abella en el subtítulo de la biografía sobre el torero de Camas.
Como creo que también lo fueron, Pepe Luís Vázquez, “Joselito”, Luís Miguel y algunos más hasta llegar a nuestros días, pero lo fundamental es que, al alcanzar la madurez, se convirtieron en auténticas figuras del toreo. Camino demostró, además, su hombría hasta que dio la alternativa a su hijo Rafael en la plaza de toros de Nimes el mismo día y lugar en que Miguel Báez “Litri” se la daba a su hijo Miguelito.
Año 1960. Habíamos superado ya dos décadas, los cuarenta y los cincuenta, ambos de muy distinta trascendencia histórica, con la muerte en Linares de Manuel Rodríguez “Manolete” en el 1947, por lo que la fiesta entró en un profundo bache ya que todo, o casi todo, giraba alrededor de la figura del diestro de Córdoba. El “manoletismo" excluyente, todo lo fiaba en la continuidad de su mitología o, en caso contrario, a la desaparición de la fiesta española, pese a que, con el de Córdoba, habían alternado Domingo Ortega, Pepe Luís Vázquez, Luís Miguel Dominguín, Pepín Martín Vázquez, Los Bienvenida, etc.
Decir, que aunque la muerte del “Monstruo" fue muy dolorosa, la afición no se quedaba huérfana. Llegaban los Rafael Ortega, Antonio Ordóñez, Manolo Vázquez y el revulsivo de la pareja Miguel Báez “Litri” y Julio Aparicio, los dos administrados por don José Flores Camará. Con algunos de ellos, Camino iba alternar en los años sesenta y setenta. Bueno, y con los que llegaron en esos años, en que tanto se repitieron en los carteles los nombres de sus paisanos Diego Puerta, Curro Romero, el salmantino “El Viti” y el místico Juan García “Mondeño”, a quien Camino dedicó frases de elogio qué quizá sirviera de modelo para ese “Fray Torero” que el de Camas protagonizó a las órdenes del director de cine José Luís Sáenz de Heredia.
Con esos toreros, más el rotundo relato de los que escribieron o retrataron a Camino a largo de toda su vida profesional, no haría falta más argumentos para comprender que fue uno de los toreros más completos del pasado siglo XX. No digo que fuese el mejor artista, ni el más valiente, ni tampoco el más largo de los toreros, puesto que tanto el arte como el valor y la técnica no son términos concretos o absolutos. Alguien me podrá decir que no puso banderillas en su vida y lo tendré que aceptar. Pero él decía: que lo había intentado y que no se vio con la agilidad física necesaria para consumar esta suerte con garantías de éxito. Camino fue fiel reflejo de un torero al que él mismo admiraba, Rafael Ortega, pero con una planta mucho más armónica, más graciosa y por supuesto más juvenil que la del torero de la Isla, que aunque viejo, gordete, calvo, cargado de espaldas, toreaba mejor que nadie con el capote y la muleta, también era el mejor con la espada. Sin embargo, Paco Camino lo tenía todo, lo de torear con capote y muleta, lo de ejecutar el volapié a la perfección, no era ni alto ni bajo, ni gordo ni flaco, tenía el pelo ondulado, mirada viva y vibrante y ritmo en su andar por el ruedo…esa estampa de la que siempre hablaba “El Guerra”: “Hay que ser torero y parecerlo…
Camino al torear, podía deslizarse por el ruedo como Domingo Ortega, profundizar con la muleta en la mano derecha al estilo de Antonio Ordóñez y superar a estos dos maestros con la muleta en la mano izquierda, pero tenía un defecto con la espada: ejecutaba la suerte, con demasiada lentitud. De ahí viene lo de la “mandanga caminista", fama injusta que le persiguió por culpa del crítico Antonio Díaz Cañabate.
La precocidad y su privilegiada cabeza ya fueron reconocidas públicamente por Pepe Luís Vázquez, recordando un tentadero en “Zahariche". El torero de San Bernardo lo explicaba en estos términos: “Recuerdo que, hace tiempo, un barbero de La Campana llevó a torear allí a un muchacho de unos doce o trece años. Se acercó a mí y me dijo: ”Maestro, he traío conmigo a un muchacho que es hijo de Rafaé, el banderillero de Camas, que quiere ser torero como ostė. A vé si pueen dejarle pegá unos cuantos pases a una becerra”. Le dije: “No se preocupe que se quede en la tapia, que yo hablaré con don José y que le deje dar unos pases". Total, que lo consulté con el ganadero y le dejaron salir. Mientras el muchacho se iba para la vaquilla, comenté con los ganaderos que por el lado derecho no iba bien, tenía mucho picante*. Y cual no sería nuestra sorpresa que aquél chiquillo, sin dudarlo se echó la muleta a la mano izquierda. Don José, en ese momento, dijo: “A este muchacho le funciona bien la cabeza”. Y la verdad es que no le faltó razón al ganadero. Todos los allí presentes quedamos muy impresionados”.
Entonces, la empresa de Zaragoza le hace una oferta para torear dos novilladas, la alternativa en la feria del Pilar y otra corrida más, a cambio de cien mil pesetas cada novillada y cuarenta mil duros por cada una de las corridas. Ese mismo año (1959), torea en Santander llevando de compañeros a Juan, hermano menor de los Vázquez y Rafael de Paula. Y, allí le ve torear Manuel Martínez Elizondo, hermano de don Pablo ”Chopera”, le gusta tanto su toreo, su listeza y la manera de manejar los engaños, que recomienda a don Pablo su apoderamiento.
Justo al regreso de la novillada que toreó en Roquefort, Camino formaliza su compromiso con la casa “Chopera", otorgándoles! poderes para que dirigieran desde ese momento su vida profesional.
A sugerencia de sus nuevos administradores, tiene que modificar su cuadrilla que pasa a estar formada por los picadores José Lausín y Enrique Silvestre “Salitas", que permanecerían a su lado hasta su retirada en 1978, en México. A pie, en la brega y con los palos, contrató subalternos de la categoría de “Sentencias”, “Michelín” y Chapí. El día 3 de abril se presenta en Bilbao, en novillada de lujo, para lidiar utreros de don Antonio Pérez de San Fernando, acompañado por Francisco Rodrigo, elegante y fino torero de Madrid y Rafael Chacarte. La anécdota de la tarde corrió a cargo del presidente de la corrida don Félix Calvo asesorado por el gran maestro Martín Agüero, que sancionó a Paco Camino con una multa de 200 pesetas: “por mandar cambiar la suerte de varas en el segundo novillo sin su permiso”. Aquella tarde Camino cortó una oreja al primer novillo de su lote y dos a su segundo, dejando el recuerdo de torero completo, mandón, con fuerza y con la exquisitez de su toreo.
Y llega el día esperado, el día grande, el 17 de abril de 1960. Día en que Paco Camino se doctora en Valencia en corrida de la prensa, de manos de su paisano Jaime Ostos que le cede la muerte del toro “Mandarín " de Antonio y Carlos Urquijo, en presencia de Juan García Mondeño. La plaza registró una buena entrada, sopló fuerte el viento, que no fue problema para que los toreros tuvieran una buena actuación. Paco Camino cortó una oreja en cada toro y salió de la plaza a hombros junto a su padrino Jaime Ostos. El crítico Pajarel escribió en la Hoja del Lunes: … Camino se doctoró ayer estando sobrado de todo: de valor, de arte, de sabiduría, de afición y hasta de suficiencia. Las dos faenas que ejecutó ayer con toros de diferente temperamento y condición le acreditan ya como una gran figura. Fueron dos faenas de torero macho, sin relumbrones ni efectismos, a base de quietud, de mando, de reposo de valor y de arte…
Al mes siguiente, miércoles 25 de mayo, se abre la feria de Córdoba con una corrida del ganadero don Antonio Urquijo de Federico con el mismo cartel que el de Valencia, en la que el neófito cortó una oreja a su primer toro de nombre “Pañoso,” y las dos y el rabo al sexto “Librero”, saliendo del coso de “Los Tejares” a hombros por la puerta grande junto a su compañero “Mondeño".
Al siguiente día, tras finalizar la segunda corrida de toros del ferial cordobés, se reunió el Jurado del trofeo “Manolete", presidido por el alcalde de Córdoba don Antonio Cruz Conde, que, decidió otorgar el “Trofeo Manolete” al diestro Paco Camino. Que lo recibió el 26 de septiembre de aquél mismo año, antes de que diera comienzo la corrida de la feria de Otoño, de manos del teniente de alcalde don Francisco del P. Salinas Casana.
Sin haber cumplido aún los veinte años de edad, el día 12 de mayo de 1961, en la tercera corrida de Feria de San Isidro, Paco Camino confirma la alternativa, a la vez, que hace su presentación en la plaza madrileña. Actúa de padrino Julio Aparicio y es testigo José María Clavel, que sustituye al diestro de Huelva Antonio Borrero “Chamaco". El toro de la confirmación perteneció a la renombrada ganadería de don Antonio Pérez de San Fernando y se llamó “Espejito” marcado con el número 117 dando en báscula, un peso de 525 kilos.
Paco Camino fue un torero muy competitivo y como consecuencias tuvo, a lo largo de su vida profesional, varios enfrentamientos con algunos de sus compañeros. Veamos. De novillero con Rafael Chacarte en Bilbao, tuvo un ligero roce, por un mal entendido del torero vasco, cuando Camino trataba de ayudarle a la colocación del burel, precipitándose en su intervención el torero de Baracaldo. El 18 de Julio del año de su alternativa, se molestó con Luís Miguel Dominguín, cuando, por primera vez toreaban juntos, en la localidad francesa de Mont de Marsan, al permanecer el diestro madrileño en la boca del burladero con el capote desplegado, presto a intervenir, en el momento que el diestro camero toreaba de muleta a su enemigo. El 4 de septiembre volvió a encontrarse de nuevo con Luís Miguel Dominguín en Bayona y se produjo otro enfrentamiento entre ambos toreros por el mismo motivo, y en que Camino tuvo que pedirle de forma respetuosa que se “tapara”. Y en 1965 en el Real Sitio y Villa de Aranjuez, tiene un fuerte altercado con otra figura del toreo “El Cordobés”, en la llamada corrida de las “guantás” o “El Motín de Aranjuez”, por un quite que realizó el diestro de Camas a un toro de “El Cordobés”, y que al torero de Córdoba no le hizo ninguna gracia.
Con su paisano Diego Puerta toreó más de 200 corridas de toros, y 140 con “El Viti”, “El Cordobés”, Antonio Ordóñez, “Paquirri"…y otras muchas tardes con Jaime Ostos, Ángel Teruel, “Manzanares”, “El Capea”, Dámaso González, José María Manzanares, Palomo Linares, José Fuentes, “Antoñete”. Con el mejicano Manolo Martínez, los venezolanos César y Curro Girón, el colombiano Pepe Cáceres y una única y sola tarde junto al joven José Cubero “Yiyo"….
Querido aficionado: La mayoría de estos datos como: citas, fechas, anécdotas etc, están recogidos del libro: Paco Camino “El Mozart del toreo", que le escribiera el excelente escritor y aficionado catalán Carlos Abella Martín, el resto son solo un puñado de recuerdos de quien esto escribe, que pueden que bosquejen la silueta inconfundible de un torero que tiene su mejor argumento en lo que le hizo a los toros en los ruedos desde que tomó la alternativa en el año 1960 hasta que se la dio a su hijo en 1987. Sus verónicas, la chicuelina, los remates a una mano, el toreo con la muleta por bajo para dominar, el fundamento del pase natural desde allí… hasta el final, con el apoyo en la pierna izquierda para acompañar, templar y mandar. El temple, que no es torear despacio; es acomodarse a la velocidad de la embestida hasta acompasarla a la voluntad del torero. Y la estocada como punto final de toda una tauromaquia maravillosa. La técnica puesta al servicio del arte. Ese sigue siendo Paco Camino a los cerca de los cuarenta años de su retirada.
Compositor y letrista. -
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