domingo, 18 de febrero de 2024

 ANTONIO CABRERA DÍAZ



Se inició en Córdoba como explicador de películas y finalizó su extensa y rica trayectoria, siendo un empresario de referencia.

Nace en Madrid el 24 de octubre de 1889. Como si de un presagio se tratara, la fecha citada coincide con la festividad del Arcángel San Rafael, aque el destino utilizó a modo de puerta para que ese niño madrileño, iniciara en Córdoba su periplo laboral.

Apenas cumplidos los diecisiete años, se especializó como explicador y lector de textos de las películas mudas. La proyección de estas cintas, se acompañaban con música en directo, con el fin de alegrar por un lado, y de tapar por otro, los ruidos de la sala de proyección. Pues se sumaban al primitivo ruido del proyector, las expresiones festivas del público y la voz alta y rotunda del explicador, que informaba a través de resumidos textos. Se escribían los primeros balbuceos del cine como tal, hasta llegar a su reconocimiento universal como séptimo arte.

Pasado el tiempo se experimentó en cortos, el acompañamiento con sonido de las filmaciones. Primero de forma independiente, mediante un disco sincronizado con las imágenes, y más tarde con la incorporación a la misma cinta de la banda sonora. Los historiadores coinciden en fijar el año 1927, como la frontera del cine mudo y el cine sonoro. Dejaron pues de ser útiles, tanto el intérprete musical como el explicador, y dio comienzo una nueva era, en la que Antonio Cabrera fue pionero y estuvo presente, de forma notoria, en la evolución del cine como espectáculo, así como del teatro y de las variedades.

Se puede afirmar que inició su labor como lector de los textos que aclaraban acciones y argumentos, en el Teatro Circo de Córdoba, del que llegaría a ser su propietario en 1924, fecha en la que procedió a su remodelación y a cambiarle el nombre por el de Teatro Duque de Rivas.


PANORÁMICA DUQUE DE RIVAS

El Teatro Circo inaugurado en 1905, tenía casi enfrente a la competencia, que era, ni más ni menos, que el Salón Ramírez que también ofrecía espectáculos muy atractivos. Era un local de una planta, que estaba situado en lo que fue después el Banco de España. Y también la primera sala dedicada al cine en exclusiva, - 1899 – que se llamaba Café de Colón en el Gran Capitán.


CIERRE DEL DUQUE DE RIVAS

El susodicho Teatro Duque de Rivas, ofrecía a los espectadores, los estrenos de las películas punteras, así como espectáculos de variedades. Por su escenario pasó lo más florido del arte. Por ejemplo: Dora la Cordobesita, Vicente Escudero, Carmen Amaya, Ana Mariscal, Marcos Redondo, Celia Gámez, Pepe Marchena, Manolo Caracol, Lola Flores, Juanita Reina, Marifé, Lina Morgan, Tony Leblanc, Antonio Casal, Sazatornil, Zorí, Santos y Codeso, Manolo Escobar, Los Cinco Latinos, etc…

Aprovecho que he citado a Los Cinco Latinos en último lugar, para contar que la primera entrevista que realicé, siendo muy joven , fue a Estela, la voz protagonista del grupo. También entrevisté en los camerinos a Los Gemelos, dos hermanos que entonces estudiaban uno arquitectura y otro: ciencias exactas, que después acompañaron durante muchos años a la sin par María Dolores Pradera. En la primera parte del espectáculo actuaban Los Gemelos y otros participantes, y la segunda estaba dedicada íntegramente a la intervención del admirado grupo estrella. Y tras este recuerdo, trataré de resumir el devenir histórico-artístico, tanto del Duque de Rivas, como del Palacio del Cine, considerados, como los buques insignia de la empresa Cabrera, sin olvidar naturalmente, el Vistarama de Ciudad Jardín.

TEATRO-CINE DUQUE DE RIVAS

Antes de que se conociera por el Duque de Rivas, ya figuró como teatro de verano allá por 1863, esto es cuando menos las referencias fehacientes que se tienen vía historiadores y periodistas. Efectivamente, cuenta M.Paz Odila en su obra:

“CÓRDOBA 1900- UNA CULTURA, UN TEATRO Y UN DRAMATURGO”…, las curiosidades que siguen;

…”después del ensanche de Gran Capitán, en 1863, comenzó a existir en Córdoba un teatrito, que terminó siendo con el paso de los años y del siglo, nada más y nada menos que el teatro Duque de Rivas. Antonio Saenz de Urraca se refirió a él en 1872, como un teatrito de verano”… Ricardo Montis especificó en sus NOTAS CORDOBESAS, que primero fue de madera y lienzo y más tarde de construcción más sólida y con un jardín alrededor”…

En 1890 era propietaria del referido teatro la señorita López Piriz, que era la tiple de la compañía cómico-lírica del señor Ortas. Un año después pasó a manos de Manuel García Lovera como arrendatario. Pasados tres años se le notificó al señor Lovera que el proyecto de reforma que había presentado para el teatro, estaba aprobado. Se trataba de una remodelación a fondo, que dada la penuria de materiales con el que estaba construido, ahora iba emerger de nuevo, utilizándose en su realización materiales adecuados al tipo y uso del nuevo edificio.

El señor Lovera, nada más tener conocimiento de que se le había aprobado el proyecto, firmó la escritura de compra del Teatro-Circo de verano. Tan pronto se terminaron las obras de reconversión, fue inaugurado el teatro el 16 de julio de 1905. Se le llamó entonces Teatro-Circo de Córdoba. Curiosamente, en el proyecto figuraba como denominación la de Teatro Moderno, si bien con este nombre nunca se le conoció. A partir de este momento, ya conocemos la historia que sigue, con la entrada en escena del joven Cabrera.

PALACIO DEL CINE



El sendero artístico del añorado Palacio del Cine, situado como todos saben, en la calle Duque de Hornachuelos nº 3, se inició con el ya prestigioso empresario, pero años atrás fue un frontón. Finalizada esta etapa, el amplio local pasó a manos del mismo, quien encargó al admirado arquitecto don Félix Hernández en 1946, su reconversión en una atractiva sala, preparada con los últimos adelantos, capaz de ofrecer espectáculos de teatro y cine. Y así fue, se logró el objetivo y fue inaugurado el 15 de diciembre de 1949, con la superproducción: Así nace una fantasía.

Tras un fecundo periodo de cuarenta años, allá por los años 90, se habilitó el local como bingo. Periodo que alcanzó los diez años, tras los cuales, echó el cierre definitivo.

DORA LA CORDOBESITA



Antonio Cabrera fue un amigo muy especial de Dora la Cordobesita, así como de su marido el torero Manuel Jiménez Moreno Chicuelo. Precisamente el empresario fue padrino de la boda. Ceremonia que se celebró en la cordobesa iglesia de Los Dolores, Virgen de la que era muy devota la popular intérprete de la copla. Después de la unión religiosa, según consta en las notas de sociedad de la prensa, se celebró el consabido ágape:

…”en la linda casita de la Plaza del Ángel, se sirvió a los invitados un espléndido lunch, haciendo los honores de la casa, el señor Cabrera, los novios: doña Dolores Moreno y la prima de “Chicuelo”, Gertrudis”…

…”Durante el lunch, que fue estupendamente servido por la repostería Mirita, interpretó escogida canciones, la orquesta del Teatro Duque de Rivas”…

La amistad del señor Cabrera con Dora la Cordobesita, venía de muy atrás, de cuando la presentó con ocho añitos ante el público en el escenario del Teatro Duque de Rivas. También en Madrid la dio a conocer artísticamente, y sobre todo la introdujo y la presentó a personalidades de la cultura y del arte. Entre éllos se encontraba nuestro admirado Julio Romero de Torres, quien se quedó prendado del arte y la apostura de la paisana. Tan prendado quedó, que de esa amistad y admiración, florecieron cuatro importantes obras con Dora como protagonista.

ANTONIO CABRERA, EMPRESARIO

Cabrera fue un empresario con letras mayúsculas, con el indiscutible marchamo de pionero y líder en el gremio. Ejerció de empresario, productor y representante de artistas. Dinámico, culto y arriesgado en sus propuestas.

No sólo fue propietario del Duque de Rivas y Palacio del Cine, sino que abrió con éxito otras empresas afines, tanto en Córdoba como en la provincia. Previamente al Duque de Rivas, regentó el Cine San Lorenzo, (que lo inauguró en 1923, un año antes de quedarse con el mencionado Duque...). Y en plena madurez empresarial, se hizo con el teatro-cine de verano Coliseo San Andrés, - inaugurado en 1935 -, en el que se dieron cita, voces y artistas de todas las disciplinas, representaciones teatrales, y en general espectáculos punteros, además de que, en su pantalla se disfrutaban de las cintas más interesantes del momento. A los locales y terrazas apuntados, hay que sumar el cine de verano El Rinconcito (1943), y el Cinema España (1947), y como consta anteriormente, a finales del 49 se abrieron las puertas del Palacio del Cine, y finalmente entró en la lista de salas, el Cabrera Vistarama de la barriada cordobesa de Ciudad Jardín. Y finalmente planeó y asistió a sus primeros compases, del cine Isabel La Católica, que se inauguró en 1968, dos años después del fallecimiento del alentador de la idea.


CINE ISABEL LA CATÓLICA

El buque insignia de las empresas regentadas por Antonio Cabrera, es decir el Teatro Duque de Rivas, cerró el 30 de mayo de 1972, con la actuación especial del Centro Filarmónico Eduardo Lucena, dirigido por Reginaldo Barberá Jornet, el maestro de coros Carlos Hacar Montero y el compositor y maestro de rondalla Eusebio Jiménez Tejada. Cierre hermoso, a la par que triste, para una sala especialmente querida por los artistas en general y por los cordobeses en particular que puestos en pie, ovacionaron con las pupilas húmedas, la última bajada de un telón cargado de historia.

FALLECIMIENTO

Falleció el 11 de diciembre de 1961 en su domicilio de Puerta del Rincón. Se nos fue un ser irrepetible, que por encima de todo amó el arte en cualquiera de sus manifestaciones, pero de forma notable y vocacional la veta cultural que representaban el cine, el teatro, la música en general y el género de las variedades.



Su melena, la melena de Córdoba, esa de color plateado que se movía con el viento y con los problemas de las grandes producciones, se durmió también para no despertar nunca.

La complicada labor de coordinar y gestionar, las distintas actividades comerciales de la Empresa Cabrera, recayó en su hijo Francisco Cabrera Perales, y al fallecimiento de éste (1966), tomaron el relevo dos nietos del fundador, Fernando y Antonio.

FRANCISCO BRAVO ANTIBÓN

JOSE LUIS CUEVAS

Montaje y Editor

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