FERIA DE LA MAGDALENA
Un herido, un triunfador y uno que puede ser
El Ceci sufre una cornada en la mejilla, Joan Marín corta dos orejas y Manuel Román deja la mejor imagen, pese al fallo con los aceros, en la novillada sin caballos de Angoso
Al pobre Ceci, que se había vestido de nazareno y azabache, para acentuar su toque artístico, lo volteó el becerro en un pase de pecho. Cayó de latiguillo con la nuca, pero lo peor vino en el suelo: en la refriega del revolcón el pitón derecho se metió en la boca y cortó el carrillo. La abundante sangre asustó a todos, incluso al propio chaval. Que se agarraba la cara. El eralote de Hermanas Angoso Clavijo -amables, flacones y manejables en conjunto; estrechón y buenísimo éste- se le estaba dando bien a El Ceci, que es de Castellón y mañana será héroe con la cicatriz de Manolete. La que te puede liar un becerro cagón en una décima de segundo. Lo mató Joan Marín, director de lidia, sin pretender aprovechar la oportunidad que había dejado su compañero.
"¡Bien, Joan!", le gritaron cuando en su turno, tras la segunda voltereta, empezó a entender que al eral de Angoso había que llevarlo muy tapado. Las becerradas tienen esta cosa de aprendizaje a golpe de cates incruentos (esto lo había escrito antes de la cuchillada a Ceci). Marín, que es de Valencia, pasa ya de los 20 y se ha puesto Joan en los carteles en lugar de Juan, ligó tres naturales espléndidos como cumbre. Hallado el secreto de dejar la muleta en la cara del bicho, que si no lo empapabas miraba travieso por dentro, quiso mucho. El novillero y también el novillo: bien gobernado iba hasta el final. Como enterró la espada con una facilidad pasmosa le entregaron dos orejas que sacudió como la Copa de Europa.
De Salamanca vino Daniel Medina gastando mucho y grueso oficio: largos pases compusieron una faena no menos larga, rematada por bernadinas. Un pinchazo hondo y una oreja del coloradito y santo becerro de su tierra. Recomendación: afinar todo, también la dieta.
De los seis chavales, Manuel Román traía -desde Córdoba- el mejor tipo de torero, prendido el refrán de que antes de serlo lo primero es parecerlo. Cabeza despejada, maneras precoces, valor sereno. Y todo con el peor novillo del sexteto de Angoso, mucho genio. Román anduvo increíblemente resolutivo, menos con los aceros. Pinchazo y una estocada atravesada y suelta que provocó una infinidad de descabellos. Y dos avisos que empañan el resultado pero no la imagen.
Sería por contraste, o no, pero Cristian González se hacía grandón desde todos los ángulos. De Ciudad Real, el hombretón. Puestísimo con uno novillo muy fácil de idas y venidas entre miradas a tablas. Incalculable faena, una molienda de muletazos. Que acabó con el eral rajado en tablas y múltiples fallos con el acero.
Deberían hacer en las escuelas exigentes cribas por hechuras. También a lo alto. Juanvi Sanchís, de Castellón, podrá medir 1'90 fácil. Cogió banderillas en mala hora. Terno azul turquesa y azabache, en esta ocasión no parece que buscando acentuar el arte. Blandón el novillo y manejable. Aun así lo volteó. Quizá en desquite por las veces que el voluntarioso Sanchís lo tiró, antes y después. Un sinfín de pases y un final por manoletinas. Lo mató de una estocada, lo mejor. Y agarró su premio dos horas y 35 minutos (de buenas voluntades) después.
Parte facultativo de El Ceci: "Cornada en la mejilla derecha lateral con rotura de piel, músculo y desgarro de la mucosa, con pérdida de la sustancia mucosa. Fue intervenido bajo anestesia local. Se procedió a la reconstrucción del músculo, piel y lo máximo posible de la mucosa. Se le suministró suero antibiótico y analgésicos. Trasladado al Hospital General de Castellón. Pronóstico: menos grave". Firmado: Dr. Gustavo Traver.
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