Toreros Gitanos
Dinastía los “Gallo”
Rafael Ortega Gómez “Gallito”.-
Su abolengo taurino no puede ser más cualificado. Rafael Ortega Gómez “Gallito”, poseía dentro de su ser todo un ritual de gracia gitana. Fue el último eslabón de aquella soberbia y mágica cadena dinástica de los “Gallo”, fecunda en torería. Nació en Sevilla el 22 de enero del 1917. Nieto del señor Fernando “El Gallo", sobrino de Rafael, Fernando y José, e hijo de Gabriela Gómez y de Enrique Ortega “El Cuco", banderillero de su cuñado “Joselito”. Vive una infancia incipiente en el toreo por el obligado ambiente familiar. Llega al toreo precedido de tan prestigioso propagandista como su tío Rafael “El Gallo", que con edad de nueve años, le lleva a la ganadería de Murube, donde es invitado por el ganadero a dar unos capotazos. El hijo de “El Cuco”, no puede manejar aquellos capotes de tanto peso para su edad, por lo que se quita el abrigo y con él, le pega cuatro lances a una becerra que hace que su tío Rafael “El Gallo”, lo coja en brazos y exclame: “Va ser torero, y güeno. “¿Que le ha visto usted Rafael?”. Le pregunta el ganadero y “ El Gallo" responde: “Esas cosas que no vemos ná má que nosotros.”
En aquellos años, su tío hace las maletas y se marcha a América y el pequeño Rafael se queda huérfano, taurinamente.
Va a tentaderos, mata becerros en festivales y como cada día despertaba más la atención, entre la gente del toro, a los trece años le ofrecen vestir por primera vez el traje de luces.
Por entonces don Manuel Bienvenida quiso que “Gallito”, formara cuadrilla con su hijo Rafaelito. Pero al ser éste asesinado, el 17 de marzo de 1933, por quien se decía ser su apoderado, Antonio Fernández Gallego, no pudo cuajar el proyecto. Al fallar ésta cuadrilla, “Gallito” comienza a torear de nuevo solo, logrando grandes éxitos, en las plazas de Andalucía; entre ellas Granada, Cádiz, Jerez, Málaga etc.
Sale de Andalucía para hacer su presentación en Valencia, en un festival organizado por el célebre club “El Gallinero”, en honor de todos los “Gallo”, tan queridos en esa tierra. Esa tarde arma un gran escándalo y, como resultado, le vuelven a contratar para matar dos novillos al domingo siguiente cobrando siete mil pesetas, cuando por aquellas fechas una figura del toreo cobraba doce mil. Al año siguiente regresa Rafael “El Gallo” de América y su sobrino se marcha con él, y sigue toreando novilladas sin picadores, muy pocas, porque su tío no quería que se separase de su lado. “Gallito" torea en varios pueblos de Andalucía llevando de compañero de cartel a Juan Belmonte Campoy hijo del “Pasmo de Triana”. Al final del año 1935 va Barcelona a la Feria de La Merced, y debuta en novillada con picadores siendo sus compañeros Mario Cabré y el mexicano Silverio Pérez, los novillos de Pérez Tabernero. Como esto fue a finales de septiembre “Gallito", deja de torear más ese año.
En el 1936, en la Feria de Abril de Sevilla, hace su presentación como novillero, con utreros de la ganadería de Juan Belmonte, obteniendo un éxito enorme. Corta orejas, lo pasean a hombros y así le llevan hasta su casa. Ese año torea catorce o quince novilladas más hasta el mes de julio que, estalla la guerra española y ahí se corta , momentáneamente, su carrera.
Al siguiente año (1937), y durante la contienda, ya comienzan a organizarse festivales y “Gallito" torea junto a un torero estupendo que todo el mundo conoce, Pepe Luís Vázquez, quien por entonces ya deja la tarjeta de visita de su gran calidad de artista del toreo, acaparando los dos novilleros la atención de todos los públicos, y dándose el caso, de torear juntos quince o veinte novilladas en Cádiz, Jerez, Puerto de Santa María, Huelva, entre a otras, donde tuvieron que poner trenes especiales desde Sevilla. Los dos años siguientes, continuaron siendo la pareja más importante y de más cartel.
En el 1938, acaba la Guerra Civil en España y, el 23 de julio del 1939, “Gallito" trenza su primer paseíllo en el ruedo de las Ventas con Ricardo González y Pepe Luís Vázquez. El éxito es rotundo, resonando como un clarinazo en todo el orbe taurino, que tiene su eco para acompañarle en su toma de alternativa del día 22 de septiembre de 1940, en Barcelona. Ceremonia que corre a cargo del maestro Marcial Lalanda con Domingo Ortega y Pepe “Bienvenida”, en corrida de ocho toros, cuatro de don Alfonso Sánchez Fabrés y cuatro del Conde de la Corte. El toro de su doctorado pertenecía al primero de los ganaderos, era negro de capa y se llamaba “Pegajoso".
El 6 de octubre siguiente se la confirma en Madrid su mismo padrino de alternativa, Marcial Lalanda, con toros de don Antonio Pérez de San Fernando, completando al cartel Curro Caro y Juan Belmonte Campoy. Siete días después, o sea, al domingo siguiente, “Gallito", vuelve otra vez a Madrid, con Marcial Lalanda, para otorgarle la alternativa a Pepe Luís Vázquez, corrida por cierto, de muy gratos recuerdos para Rafael, al cortarle la oreja a un toro en medio de un tremendo aguacero. Sería aquel ruido dulce del sonido del agua, lento y armonioso, el que inspirara al artista que había dentro de “Gallito” y despertara en sus entrañas un toreo enjoyado de gran belleza, que quedó clavado en las retinas de los ojos del público aficionado, que la llamaron después, “la oreja de la lluvia”. De ahí, se va a figura del toreo.
El 1941, fue su mejor año cortando orejas en todas las plazas de España. Vuelve en el mes de junio de nuevo a Madrid y corta orejas en tres corridas consecutivas y el día 10 de julio, quizá fuera uno de los mayores éxitos de su vida en la corrida de la Prensa con el toro “Cenicero”, de Antonio Pérez Tabernero. Ese año toreó otro toro en Vitoria en una corrida de Galache, con Vicente Barrera y “Manolete”, en tarde memorable, ya que cortaron las orejas, rabos y patas a cinco, de los seis toros lidiados.
Tardes de estar cerca del testuz, con sus veinte y pocos años que resonaban a gloria, tardes en la que se heló el espinazo y se detuvieron pulsos. Otras, en distintos cosos, no corrieron igual suerte. En las primeras, fue juventud quemada que hizo arder con entusiasmo gradas y tendidos, mientras desplegaba una teoría de pases clásicos llenos de arte, de gracia y salero.
En 1942, da el salto América y torea en Venezuela y Colombia con honorarios muy estimables, contratado por el taurino sevillano Andrés Gago, representante de la empresa. Buen torero, buena planta, buen estilo, queriéndose gustar, aunque en ocasiones medroso antes los toros, y es que este Ortega Gómez heredó, solo en parte, las glorias de los Gómez Ortega. Dentro del balance desigual de actuaciones a través de su carrera taurina, en 1942 torea 37 tardes, 19 en el 1943 y 11 en 1944.
Venía de familia de larga estirpe taurina, y, tanto él como su tío Rafael “El Gallo", tuvieron la difícil virtud de definir la gracia: “Un don que como la elegancia cuando se tiene se derrocha, y cuando no, es inútil tratar de adquirirla”. Su última corrida qué toreó fue en el año 1951, en Sanlúcar de Barrameda, con Antonio Ordóñez y su hermano Cayetano.
Una vez pasado el tiempo, enfermo y aburrido, le llaman para ejercer de técnico o consejero del matador de toros sevillano Diego Puerta. Comienza por ir a las ganaderías a escogerle corridas de toros y hablar con las empresas para posibilitar las contrataciones, y dado su gran conocimiento de los entresijos del mundo del toro y sus exigencias ante los empresarios, pronto pone al torero en un dinero fuerte.
Más tarde, libre de compromisos, es reclamado para llevar los asuntos taurinos de Manuel Benítez “El Cordobés”, quien llega a tener una fe ciega en él, a tal extremo que el torero de Córdoba repetía con cierta frecuencia: “Gallito” me defiende más que si fuera su propio hermano”.
Y esta fue, a grandes rasgos, la vida de un torero, nieto, hijo y sobrino de grandes colosos del toreo, que no alcanzó la gloria torera, ni el sitio que le hubiese correspondido, en la profesión más bonita del mundo. Lástima que no resistiera la inevitable comparación con su estirpe.
De la misma raíz
y del mismo “gallinero”,
de igual perfil
de los grandes toreros.
“Cuco”, llamarle quisieron
¡que no se llame “Gallito”!
Sí “Gallo" todos nacieron,
y tenían los mismo apellidos…
Compás, arte y sentimiento…
dulce, armonioso y lento…
¡torero! de “corte” exquisito,
se llamaba Ortega Gómez
y se apodaba “Gallito”.
Antonio Rodríguez Salido. –
Continuará…
Antonio Rodríguez Salido. –
Compositor y letrista. –
Escalera del Éxito 176.-
José Luis Cuevas
Montaje y Editor
Escalera del Éxito 254
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