sábado, 1 de octubre de 2022

LOS PEROLES CORDOBESES


Foto: Barrionuevo

A falta de horas para entrar en el mes de octubre y vísperas del día de San Rafael, propicio para los peroles, hoy rindo homenaje a los mismos, a los famosos...

Si hay algo en este mundo que sea capaz de movilizar a los cordobeses, sin que importe el día o la hora, haga frio o calor, no cabe la menor duda eso es un perol. Pero, ¿qué es un perol cordobés? El perol no es otra cosa que una reunión de amigos dispuestos a guisar y a comer, casi siempre en el campo.

Los orígenes más remotos de esta forma tan peculiar de compartir la amistad habría que buscarlos en las celebraciones cívico religiosas de los antiguos gremios medievales, en las que se acostumbraba a culminar los actos con una comida de hermandad.

Posteriormente, los antiguos gremios dieron paso a otras agrupaciones como peñas, asociaciones hermandades o simplemente a charpas de amigos que aprovechaban cualquier excusa para comerse un perol, generalmente en domingos y festivos en los meses de invierno, y los sábados por la noche en verano.

No obstante hay una fecha en el calendario en la que la llamada es general, siempre que el tiempo acompañe, el 24 de octubre, festividad de San Rafael.


Foto: Barrionuevo

Los peroles solían celebrarse en parajes próximos al casco urbano, ya que el transporte de los trebejos y las viandas debía efectuarse a mano o, como mucho, utilizando la ayuda de un asno, por lo que los lugares más concurridos eran El Cerrillo, la Fuente de la Raja, el Cañito Bazán, el Puente de Hierro, el Molinillo de Sansueña, la Huerta del Rey, las Ermitas, amén de los tradicionales lugares de peregrinación romera, esto es Santo Domingo, Linares y el arroyo de Pedroches, al que se iba por la Candelaria.

Por otra parte, y en contra de una creencia generalizada, el perol cordobés no es exclusivo de hombres, Por lo general, los grandes peroles siempre tenían carácter familiar.

Hasta mediados de siglo el perol finalizaba con un postre que solía ser una ensalada de cohollos o un gazpacho, a veces sustituidos por las naranjas, preferiblemente si eran de Palma del Río, aunque poco a poco logró hacerse hueco el afamado pastel cordobés.

Fuente: el libro de Oro de Córdoba

¿Por qué el cordobés se va de perol en San Rafael?


Fuete: Cordopolis


Un perol, listo para ser cocinado. Cordópolis


La historia de los peroles cordobeses es muy difusa. Pero sabe que existen desde hace siglos. Pero, ¿por qué los cordobeses se van en masa de perol durante el día de San Rafael? ¿Por qué lo hacen a los Villares? Las respuestas no son fáciles y estudios históricos sobre esta costumbre tan cordobesa no existen. Lo que abundan son estudios e investigaciones sobre la fuerza de la fe y la devoción de los cordobeses hacia el Arcángel San Rafael: tanta es que Córdoba celebra el día del patrón en una jornada diferente a la del resto del calendario católico.

Pero, ¿por qué se van los cordobeses al campo por San Rafael? En las hemerotecas hay fotos históricas de la prensa cordobesa, como las de La Voz de Córdoba, con cordobeses disfrutando de un perol (cocinado a fuego lento, nada de butano, obviamente) pero no en Los Villares si no en otros puntos de la ciudad, como la Fuente de la Salud.


Foto: Barrionuevo

Solo hay que echar un ojo a la Cordobapedia, que extrae un recorte de prensa del histórico Diario de Córdoba del año 1887, para saber la costumbre de “nuestros antepasados” de coger unas viandas y hacer “excursiones”, ergo peroles, a las huertas de la Sierra. La mayor parte de esas huertas desaparecieron hace muchos años. De hecho, el Diario de Córdoba del siglo XIX ya echaba de menos las excursiones a parajes como la Arruzafa, el Jardinito, el Cerrillo, San Antonio, el Mayoral o el Hierro, entre otros. Y señalaba que la construcción de una carretera hacia Los Arenales había facilitado que muchas de esas excursiones se fueran sierra arriba.


Foto: Barrionuevo

La construcción de esa carretera a finales del siglo XIX permitió que los peroles (no solo los de San Rafael, aunque estos siempre fueron los más masivos) se extendieron hacia la Fuente de la Raja, Cañito Bazán, Fuente del Manjano, La Palomera, Fuente de la Salud, Puente de Hierro, Molinillo de Sansueña, Huerta del Rey o incluso Las Ermitas. De hecho, es en la Fuente de la Salud donde el fotógrafo de la Voz de Córdoba, Santos, inmortalizó a un grupo de cordobeses celebrando el día de San Rafael durante la II República.



A principios del siglo XX, los peroles también empezaron a celebrarse en lo que hoy sería la avenida de Medina Azahara. Allí se habían construido cuarteles militares y antes de llegar a la Electromecánica sobrevivía una zona de campo, los llamados Olivos Borrachos (conocidos así por ser muy viejos y tener el tronco muy retorcido). A la sombra de esos olivos, muchos cordobeses comenzaron a celebrar el día de San Rafael hasta que poco a poco el lugar fue urbanizándose.


Foto: Barrionuevo

La marcha cordobesa a Los Villares es más reciente de lo que parece. La zona no fue considerada como parque periurbano hasta mediados de los ochenta. Fue entonces cuando el Ayuntamiento comenzó a habilitar la zona precisamente como lugar de esparcimiento perolístico, localizando zonas donde hacer fuego y construyendo aparcamientos decentes y servicios.

La respuesta al por qué se hace perol el día de San Rafael tiene más que ver con que sea un día festivo en la ciudad. Y con que hace siglos no existía el Ikea ni era fácil ir y volver en el día a la playa a comer espetos. El esparcimiento y el ocio había que buscarlo a pie, y el perol en la Sierra era la mejor alternativa.





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