LA FOTOGRAFÍA HACE ETERNO UN INSTANTE
“Joven mártir ahogada en el Tíber durante el reinado de Diocleciano”
PAUL DELAROCHE.Óleo sobre tela 1855. Museo del Louvre.
Antiguamente los retratos realizados por pintores eran considerados cosa de ricos. Con la fotografía se empezaron a democratizar los retratos pudiendo acceder las familias menos pudientes a tener un recuerdo de sus familiares, incluso los fotógrafos acudían al domicilio de la persona interesada en fotografiarse.
SI tenemos en cuenta que se trata de hacer eterno un instante, cuando la muerte se enfrentaba de distinta forma a como ahora la vemos tenían por costumbre fotografiar post-mortem, en el S.XIX , sobre todo en la Inglaterra Victoriana, en la que se fotografiaba al fallecido como si estuviera vivo, a niños y adultos, echados en la cama, como si estuvieran durmiendo, o incluso de pie, rodeados de familiares simulando estar vivos.
Las fotografías de fallecidos se emplearon incluso para facilitar los asuntos de la herencia, aportándolas como documento notarial que certificaba la defunción.
A los familiares lejanos y a los que les había sido imposible asistir al sepelio se les enviaba una foto como recuerdo.
En el S.XX se difundió la cultura de la privacidad, se considera una práctica anticuada, poco respetuosa, quedando relegada este tipo de fotografía post mortem en los contextos de los trabajos policiales y patológicos.
Cuando una persona fallece es recomendable recordarla tal como estaba viva, con las fotos que tengamos estando vivas, recordarlos por sus objetos personales, sus cualidades, sus logros, honrando su memoria, las energías tienen que ser positivas.
Consideramos que el acto de despedir a una persona querida es una ceremonia íntima, privada, se desaconseja realizar fotos, aún con el consentimiento de la familia, del difunto, del ataud durante el funeral, estas fotografías pueden percibirse como insensibles, restar valor a la solemnidad del ambiente. Es importante ser considerado con las emociones y la privacidad de los asistentes.
Estamos ante un duelo, es una experiencia emocional intensa, la tristeza, la negación, la rabia, confusión y aceptación.
La sensibilidad y el respeto en estos momentos es fundamental.
Cuando falleció recientemente el Papa Francisco todos hemos visto su cuerpo expuesto y el ataúd, ya que obedece a un protocolo, la costumbre que confirma su fallecimiento, un fin público de despedida y transición hacia un nuevo sucesor.
El Director y fotógrafo de este blog, José Luis Cuevas, ha asistido al tanatorio y funeral de cuantos han fallecido, si no han visto Vdes. fotos no se debe a la no asistencia. Como amigo de los fallecidos, de la familia, ha brindado con su presencia el apoyo afectivo, emocional, en esas duras circunstancias. Como gran profesional del medio de la comunicación fotográfica, ha relegado lágrimas y emociones, que son momentos íntimos, no busquen fotos, porque no se hicieron.
Cada uno ve la vida desde un prisma distinto, una perspectiva única y diferente sobre la realidad, influenciada por sus experiencias, creencias y valores.
SONIA DUARTE
JOSÉ LUIS CUEVAS
Maquetador y Editor
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