NOVILLEROS ILUSTRADOS
Los novilleros y becerristas ya no son personas sin estudios, sino todo lo contrario. La mayoría están más que ilustrados, lo que no significa que tengas más conocimientos o sean más inteligentes o listos que los de antes, pero sí que cuentan con más formación y recursos para sobrevivir en esta sociedad tan competitiva y exigente.
Una de las grandes ventajas para estos jóvenes de ahora es que ya es más difícil que puedan ser engañados por el empresario o apoderado de turno sin escrúpulos, ni ética ni vergüenza de ningún tipo, además que también pueden buscarse la vida por otro lado si su trayectoria taurina no puede continuar, como por desgracia ocurre en la mayoría de los casos.
No se ven ya, por fortuna, a esos 'maletillas' que tenían que mendigar para sobrevivir, porque lo del toreo no le daba para ello, ni estaban capacitados para encontrar otro trabajo o fuente de riqueza para vivir, por lo que la delincuencia se convertía en una atractiva tentación, y la marginación y la pobreza en una tremenda condena.
Los profesionales taurinos ya no son los 'ignorantes' oficiales de antaño, por estar carentes de títulos académicos. Los conocimientos de verdad los proporciona la vida y la experiencia. La mayoría tiene ahora sus estudios al nivel de su edad. Las Escuelas Taurinas, con toda la lógica del mundo, exigen que sus alumnos aprueben todas sus asignaturas para continuar en sus aulas.
El torero es un 'sacerdote' del rito milenario y sagrado de la Tauromaquia, pero también un ciudadano de un sistema social que cada vez peca más de 'titulitis' crónica y exige mayores conocimientos y capacitación para seguir hacia delante sin quedar relegado en el olvido y la miseria.
El toreo y la enseñanza son dos actividades complementarias y más que compatibles. El valor y la técnica ante el toro nunca sobran, pero tampoco los conocimientos ni la ciencia ante los demás. El torero tiene que ser una persona muy inteligente y privilegiada, sino no podría jugarse la vida ante el animal más bravo del mundo y además salir indemne de ello casi siempre. Esta cualidad también debe reflejarse en los estudios.
Esta semana muchos de estos novilleros afrontan una de las pruebas más decisivas en su futuro estudiantil, la Selectividad, a la que ahora llaman Prueba de Acceso a la Universidad (PAU). Uno de ellos, el jiennense Alfonso Morales, seguro que la supera con excelente nota, por lo que entrará en la Facultad de Derecho y se convertirá después en un abogado laboralista tan bueno o más que su padre, sin dejar a un lado su progresiva formación para convertirse en matador.
La mayor de las suertes para todos ellos, toreros.
Antonio Cepedello
José Luis Cuevas
Maquetador y Editor
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