Últimamente se tiende a innovar sea cual sea el ámbito de este precioso mundo, pero yo creo en la pureza del clasicismo.
Ojo, que no digo que la pureza sea lo clásico, la pureza desde mi punto de vista está en todo aquello que se haga con el alma teniendo un sentimiento puro que transmita lo que se está haciendo. Ahora bien, si hay algo por lo que el mundo Taurino no puede pasar es en la perdida de las tradiciones.
En el anterior artículo hablaba sobre la importación del tercio de varas en la lidia del toro, ahora me posiciono a favor de la defensa de las tradiciones más arraigadas y que hicieron de los toreros, hombres admirables a la par que respetables.
Esa nueva tendencia que se está viendo últimamente, que es señal inequívoca de falta de vergüenza torera, de ir a tentar como si se fuera a hacer deporte es algo inaceptable, ahí queda el criterio de los ganaderos de imponerse ante los toreros o no, no en todas las ganaderías pasa.
Antes la palabra del ganadero no se discutía, ya no es solo la del ganadero, también la del presidente.
De nada me vale que un torero le dé pases vertiginosos a una becerra y se la pase por todos lados si después en la plaza torea fuera de tipo.
El campo es para prepararse indudablemente, pero de cara a lo que se va a hacer en la plaza, y dudo mucho que en la plaza se toree con dos muletas por ejemplo.
Como decía José León en los versos de despedida a Victor Barrios: “Al gran Antonio Bienvenida no le cuentes que algunos toreros van al campo sin afeitar y sin vestir de corto. Ya sabes como es y se disgustaría mucho.” Y es la pura verdad.
Yo soy de los que piensan que la tauromaquia es cambiante como la sociedad misma pero que tiene unas bases y unos cánones que sin ellos no se va a ninguna parte.
El respeto a las tradiciones no se puede perder, si por algo se caracteriza el mundo del toro es por los valores que inculca a todo aquel que se interesa por conocerlo, valores como la humildad, la constancia, la educación, son cosas que no se deben de perder y que los toreros, que son el espejo donde se miran los más jóvenes, tienen que demostrarlo en la plaza.
¿ Qué opina usted querido lector, que un novillero se niegue a matar un novillo y desacate las indicaciones de presidente por que le ha hecho una buena faena ?.
Yo lo veo muy claro, falta de vergüenza torera y de respeto, y más aún cuando se está empezando a caminar en este bonito mundo.
Al fin y al cabo el mundo de la tauromaquia tendrá que renovarse o morir, pero mientras exista el más mínimo ápice de pureza, los taurinos empedernidos del toreo caro y puro, estaremos salvados.
POR: RAFAEL ESPEJO
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