jueves, 28 de octubre de 2021

 Toreros de Arte

Rafael Soto Moreno

“Rafael de Paula”.-

Tengo en mis manos el último libro que escribiera el escritor madrileño José Bergamín Gutiérrez, “LA MÚSICA CALLADA DEL TOREO”, dedicado al torero gitano y gaditano, “Rafael de Paula". Transcribo varios párrafos escritos por tan brillante escritor para adentrarnos en la historia de un personaje irrepetible en el toreo: “Muchas veces, cuenta Bergamín, cuando vemos torear por primera vez a un torero que con su toreo nos conmueve, como otros que vimos antes, que llegaron a esas alturas sublimes de su arte, pensamos en aquellos. Y no porque se les parezcan o asemejen no, sino porque han llegado a esas cumbres del arte mágico y prodigioso de torear. Porque son originales y no novedosos, como dijo Machado de los escritores y de los poetas. Como en la belleza de todas las artes (la música, la pintura, la poesía, la arquitectura y escultura). Como también en el cante y el baile flamencos acompañantes invisibles, inaudibles, inseparables del arte mágico de torear…”

“Recuerdo a Paula, prosigue el escritor, en la plaza de Vista Alegre de Carabanchel, aquella primera tarde en la que le vi torear tan bien que aún perdura en mi memoria la imagen vivísima de su faena de muleta, creo que a su segundo toro, fue la melancólica tarde otoñal en que se despidió del toreo para siempre Antonio Bienvenida; quién hizo el paseíllo con el capotillo negro de José sobre el granate y oro de su luminosísimo traje. Le llamé por teléfono aquella noche para felicitarle por su retirada, y apenas si me dejó hablar, interrumpiéndome para decirme con entusiasmo: ¿Has visto qué faena la del gitano?”. Claro qué la he visto y la sigo viendo, porque la sigo oyendo, qué es verlas por mirarlas en esa música callada e imborrable que es el toreo mismo. El “ahí queda eso” del toreo, como del baile y cante flamencos, gitanos. Cuando mis ojos y oídos, quedan quietos, extasiados… pienso en la guitarra de Diego del Gastor, en la voz de Pastora y Manuel Torre….en el baile de Burrul, la Durán, Escudero, la Mercé, la Imperio… etc, etc. “Casi ná”…

Nada de todo esto que dice nuestro afamado escritor, nos debe de extrañar, pues conocemos la gran estima de José Bergamín Gutiérrez por el toreo del jerezano Rafael Soto Moreno más conocido como “Rafael de Paula”. Nacido en la calle Cantarería número 2, del popular barrio de Santiago en Jerez de la Frontera (Cádiz), el 11 de febrero de 1940. Su historia es larga. Su padre cochero en Jerez marchó a la yeguada militar de Córdoba, a una finca de los Marqueses Víana, entre Hornachuelos y Posadas, Rafael tenía 7 años. Era un niño tranquilo, criado en las faldas de su madre, y que nunca pensó en ser torero ni

nada sabía de ello. Tanto era así, que en el año 1947, cuando muere “Manolete", pregunta a su padre: “Papá, ¿quién es “Manolete” que todo el mundo está hablando de él"?. Y el padre le contesta al niño: “¡Mira hijo!, “Manolete” es un torero de Córdoba que lo ha matado un toro en Linares”. Rafael no sabía lo que era un toro bravo, ni un torero. Con lo de “Manolete”, de lo único que se enteró es que habían suspendido las clases en su colegio. En noviembre del 1956 comienza a dar sus primeros capotazos en la finca del ganadero don Fermín Bohórquez. Lo vio torear “El Pasmo de Triana”, que le mandó a sus dos hermanos Pepe y Bernardo Belmonte a recogerlo a su casa con su coche, para luego llevarlo a su finca… le esperaban doce vacas para él solo. Pasaron los días y seguía yendo a por él, el chófer con el coche del maestro. Al término de un tentadero Belmonte le invita a su casa y le da de comer. Paula continuó frecuentando la casa de Juan Belmonte del que aprendió sus movimientos, le escuchó hablar, lo vio comer, fumar, tomó sus consejos… “Rafael de Paula” decía que Belmonte que era su Dios profesional.

La primera vez que viste el traje de luces fue en la bicentenaria plaza de Ronda (Málaga), el día 9 de mayo de 1957 y con picadores lo hace en su Jerez natal el 2 de mayo de la temporada siguiente, para despachar un encierro de Juan Belmonte en unión de Antonio González y Juan García “Mondeño”. Hace su presentación en el ruedo madrileño de Las Ventas en fecha posterior al 6 de septiembre y no pasa de discreta su actuación con ganado de Antonio Pérez de San Fernando (con un remiendo de Tomás Prieto de la Cal). Completaron el cartel aquella tarde el también gitano Curro Puya y Juan Vázquez.

Tras participar en 20 novilladas en el año 1960, toma la alternativa el 9 de septiembre en Ronda, en el transcurso de una corrida goyesca, apadrinado por el madrileño Julio Aparicio y el rondeño Antonio Ordóñez de testigo de la ceremonia. Se lidiaron toros de Atanasio Fernández y el nuevo doctor cortó una oreja de cada uno de los que formaron su lote. Muy contados contratos cumple en aquella época. Un par de ellos en el año 1960 y 1962, cinco en 1961 y diez en 1964, en cuyo 28 de junio actúa como único espada en Jerez de la Frontera ante el entusiasmo de sus paisanos, que le otorgan las dos orejas de sus dos primeros enemigos y una de cada uno de los cuatro restantes, todos del hierro de Salvador Guardiola.

Catorce años más tarde confirma la alternativa en Madrid, (28 de mayo de 1974). El diestro gaditano José Luís Galloso le cede la muerte del toro “Andadoso” de José Luís Osborne, en presencia del salmantino Julio Robles. Esa tarde tuvo una actuación desigual, pero fue unánimemente ovacionado al realizar el llamado “quite del milagro". (plasmó cinco lances a la verónica, que quedó para siempre en la memoria del aficionado madrileño). En octubre de ese mismo año 1974, en la plaza de Carabanchel, alterna con Antonio Bienvenida y Curro Romero, en la lidia de cinco toros de Fermín Bohórquez y uno de Juan María Pérez Tabernero. En el primero de su lote obtiene un gran éxito al torear magistralmente con capote y muleta, y a pesar de no culminar la faena con el acero le otorgan las dos orejas de su enemigo. Mucho le valió tan ruidoso triunfo en lo sucesivo, pasando de ser un torero solo conocido en Andalucía a actuar en

ferias importantes en los años siguientes. Torero de sensibilidad extrema, de los llamados de pellizco, puro arte, de no sobrado valor, con las desigualdades propias de los lidiadores de la raza calé. Para desarrollar su muy personal toreo precisa de la plena colaboración de un toro de características bien definidas, de los que entra muy pocos en el saco. Había que esperarlo y verle muchas tardes hasta dar con esa faena que él prodigaba de tarde en muy tarde. Esa excepcional faena por todos esperada, la llevó a cabo el 17 de mayo del 1979 en su Jerez de la Frontera con el toro “Sedoso”, de la ganadería del Marqués de Domecq, presenciada por Curro Romero y Emilio Muñoz, compañeros de cartel. Tan extraordinario toreo exhibió ese día que, poco más tarde, fue colocada en el citado coso una placa de bronce conmemorativa de tal hazaña, premiada, como es natural con las dos orejas y el rabo del astado. El 27 de enero de 1980 va a México y confirma la alternativa de manos de Curro Rivera que le cede el toro Caramelo de la ganaderia de Cabrera, con César Pastor de testigo de la ceremonia.

Por los altibajos propios de su manera de ser en 1986 solo se viste de torero en nueve ocasiones, continuando en escala descendente hasta que en 1994 torea tres tardes y en 1998, lidia una sola corrida. El 4 de octubre torea un festival benéfico en Tijuana (México), y el novillo le da una tremenda paliza que tuvo que pasar a la enfermería antes de acabar la lidia. A pesar de sus famosas espantás, fue una figura requerida y habitual en los cosos de España y América, con tardes buenas, malas y medio ocres, pero desprendiendo siempre “algo" que lo envolvía en el misterio. Ya muy veterano, su nombre continuaba despertando interés en cualquier feria de importancia. Tanto fue así, que el 18 de mayo del año 2000, toreó en la Feria del Caballo de su Jerez natal y al acabar la corrida, decidió cortarse la coleta y abandonar el toreo, pero más tarde cambió de opinión y de nuevo tomó la decisión de continuar en el toreo.

Paula lo tuvo en la mano y supo hacerlo. Tras dos décadas de permanecer en una buena posición en el escalafón de matadores, en el año 1985, ocupó las primeras páginas de los medios de comunicación por haberse tomado la justicia por su mano, a raíz de una supuesta infidelidad de su esposa Marina Muñoz, con un exfutbolista del Cádiz CF.

Rafael Soto Moreno “Rafael de Paula”, había contraído matrimonio con Marina Muñoz Miralles (hija de su primer mentor, el torero Bernardo Muñoz, “Carnicerito de Málaga”, y de la bailaora Soledad Miralles que también vistiera el traje de luces durante las temporadas 1934, 1935 y 1936). Al parecer su esposa, mantenía relaciones con el ex jugador de fútbol José Gómez Carrillo, que fue acuchillado en la puerta de su casa por José Rodríguez Zafra y Oswaldo Prado Jiménez, que con un punzón le hirieron levemente en el abdomen. Según se demostró Rodríguez y Prado fueron contratados por el torero a través del empresario Enrique Vidarte, que también fue encarcelado con los autores directos de la agresión. El hecho, ocurrido el 8 de marzo de 1985, no fue denunciado por Gómez Carrillo, (por entonces gerente del casino "Bahía de Cádiz), pero el juez Manuel Grosso de Herrán actúa de oficio y, una vez detenidos en Salamanca los autores de la agresión, ordena el ingreso en prisión

del torero “Rafael de Paula”, al finalizar la corrida de El Puerto de Santa María. Dieciocho días en prisión dieron lugar a un gran revuelo, manifestaciones múltiples y apoyos desproporcionados que llevaron a la Junta Directiva de la Asociación Gitana de Jerez a decretar el cese de su presidente Rafael Fernández Suárez por las acciones llevadas a cabo en favor de “Rafael de Paula", convocando una manifestación de gitanos frente a la casa del juez con recogida de firmas. Una vez instruido el sumario, la sentencia fue de culpabilidad por lo que el diestro “Rafael de Paula” fue condenado a dos años y un mes de prisión mayor. El 1 de abril de 1986 el torero sale de la cárcel en libertad provisional mediante el depósito de una fianza de un millón de pesetas, y cumple sus tres promesas: visitar a su madre, salir de nazareno en la cofradía jerezana del Prendimiento y torear el Domingo de Resurrección en la Real Maestranza de Sevilla.

Esta corrida se celebró el 17 de abril con toros de Torrealta llevando de compañeros a Curro Romero y Lucio Sandín que tomaba la alternativa. Esto decía Filiberto Mira en la crónica de ese día: “Rafael de Paula respondió expectación que despertó. Aunque vestido de negro y plata, su tarde ha resultado de blanco y oro, que son símbolos de pureza y arte. Miles de jerezanos en los tendidos y en su honor, una explosión de humanidad de un público que ha querido en todo momento consolar al doliente corazón de Rafael. Ha sido Sevilla, en esta ocasión, como un pañuelo de fina seda para enjugar las lágrimas de este genial artista en doloroso trance”… Dio una vuelta al ruedo y fue despedido con una clamorosa ovación al besar el albero maestrante.

El 11 de mayo cortó cuatro orejas a los toros de Jandilla que se lidiaron en Jerez de la Frontera a plaza llena, y con paletadas de cal y arena ha continuado la carrera de esté gitano roto por los celos y sus pocas facultades físicas. Pero cuando le viene la inspiración ni siquiera importa que sus rodillas sean de cristal. Hubo ratificación de la sentencia por parte de la audiencia de Cádiz, en diciembre de 1994, el Tribunal Supremo confirma la pena de dos años de condena a “Rafael de Paula” como inductor de un delito de allanamiento de morada y lesiones en la persona de José Gómez Carrillo. El torero pasó treinta y cinco días en la prisión de El Puerto de Santa María y luego, en régimen abierto y libertad condicional hasta que logró la definitiva en 1996.

“Rafael de Paula", había cumplido con la justicia, salió y continuó con su profesión hasta que dijo adiós al toreo. Más tarde defendió los intereses profesionales del diestro “Morante de la Puebla” y también recibió el homenaje de la afición madrileña.

El 15 de febrero del 2002, fue galardonado con la Medalla al Mérito de las Bellas Artes en su categoría de Oro, y en el 2012 recibió el Premio Nacional Universitario de Tauromaquia Joaquín Vidal concedido por el círculo Mazzantini.

Por último, al capítulo de errores de su historia mas negra, habría que sumarle el triste episodio vivido en Ronda en el año 2012, el día que se le hacía entrega de la “Llave de Oro del Parador” por iniciativa de la agrupación “Los amigos de la Goyesca”, compuesta por clientes del citado establecimiento y

aficionados taurinos, a la vez que se presentaba un libro escrito por su hijo. Ese día se le cruzaron los cables y despotricó del director del Parador de Ronda Gonzalo Fernández, (por falta de atención y delicadeza con unas señoritas que se encontraban de pie en la sala), continuó desbarrando del pintor Humberto Parra, creador de la imagen que sirvió para ilustrar la carta de invitación a la gala, inspirada en el torero Antonio Ordóñez, del que dijo que no era pintor y que no sabia pintar. Acto seguido cuestionó la autoridad de la alcaldesa de la ciudad rondeña María de la Paz Fernández y, por último, arremetió duramente contra el libro de su propio hijo Jesús Soto de Paula, arengando a los presentes a que no lo comprasen porque no era verdad lo que en él se decía. “Y ya estoy en Jerez de la Frontera dónde se comen las papas enteras”…dijo. Se levantó y se fue de la sala. Paula... en estado puro.

Continuará…

Antonio Rodríguez Salido. –

Compositor y letrista.-

Escalera del Éxito 176.-

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