jueves, 9 de noviembre de 2023

 

TOREROS DE CÓRDOBA



(Crónica de la inaguración del ciclo de la Fundación del Toro de Lidia en Córdoba).


La noche se fue abriendo a purísima y oro. Fernando Gomá meció la escritura pública sobre el albero de la historia y creímos ver a Lagartijo sonriendo, de corto y éxito. El salón se hizo patio de mayo, llenándolo todo de aromas a capotes de paseo.


De repente mis ojos se abrieron y todo adquirió significado. Nada de lo que allí pasaba tenía sentido sin ellos. Presentes, silentes, respetuosos, orgullosos, valientes.


Se empieza por el principio. José María Montilla, decano de los toreros de Córdoba. La elegancia hecha traje de luces. Córdoba enjuta de bondad y armiño.


Rafael y Chiquilín. Manolete a pies juntos, encarnación de una Córdoba que deseamos revivir 30 años después.


Tejero, plata de oro, si fuera coso taurino sus paseíllos solo cabrían en plazas como la de Las Ventas.


Enrique Reyes, a quien la vida le ha dado tabacos como puros.

Javier, otro Lagarto a quien ya se le deben varios paseíllos por los anfiteatros de la Córdoba torera.


Y no me olvido de Rafael Rosa, a quien descubrí una noche de invierno, hablando de toros igual de bien que maneja telas y rehiletes. Se es como se torea.


Y los que no pudieron hacer el paseíllo en la amistad del Círculo. Finito, siempre en las oraciones de los que ya le hemos dado la vuelta al jamón. El Cordobés de Julio. Rocío y Romero, hembra hecha hombre. Román, al que Córdoba ha elegido como sucesor de un esperado califato. Bocanegra, Lagartijo fue más grande por Frascuelo, y al revés. Y la Escuela Taurina de Córdoba, con Quintana como última ilusión de la infancia que nunca abandono.


Seguro que se me olvidan muchos. Mil perdones.

La muerte de Manolete redimió a la afición de Córdoba. Como penitencia, los senecas y góngoras decidimos para siempre adorar a nuestros toreros.


Nada tiene sentido sin ellos. Sus éxitos serán nuestros deleites. La vida les llenará de éxitos y fracasos y a nosotros de alegrías y desesperanzas. La vida.


Nada tiene sentido si no es para llevar al público a la plaza. A verlos.


Ser torero y de Córdoba. Toreros de Córdoba.


Texto: Antonio Rodríguez Castilla.


 

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