miércoles, 24 de junio de 2020

LA CHIQUITA PICONERA
ó MARÍA TERESA LÓPEZ GONZÁLEZ… 


María Teresa o Maruja, es conocida en el mundo por el sobrenombre de LA CHIQUITA PICONERA, no existe lugar cercano o lejano, que no haya oído nombrar a esa otra María Teresa, al mito de la plaza del Potro por el título del extraordinario retrato y poema de La Chiquita.... Esa menuda mujer que hipnotizó a Julio Romero de Torres, nacida en Buenos Aires el 11 de septiembre de 1913.
Mercedes Valverde en uno de sus artículos, inicia su devenir así:
...”La Chiquita había nacido casualmente en Buenos Aires, al establecerse sus padres Inocencio y María Teresa, en aquel país para hacer las Américas, como decían los emigrantes. La economía argentina sufrió un duro golpe en la Primera Guerra Mundial y la familia decidió regresar a Córdoba”...


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Fue entonces cuando la circunstancial porteña Maruja, se incorporaba a la tierra que más pronto que tarde, enriquecería un pasaje relevante de nuestra rica historia. Y comienza a escribir unas inolvidables páginas cuando apenas contaba siete años. Sus primeros pasos los da María Teresa en el barrio cordobés de San Pedro, en casa de la abuela que desde pequeña la protegió, lugar donde la familia a la vuelta de Buenos Aires se instaló. 

María vivió con alegría el paso de los años infantiles, nada con esa edad le nublaba sus visión juguetona del incipiente recorrido vital. La tanga y la comba formaron parte de sus divertidos momentos. hasta que pasada esa primera fase, las naturales vivencias de una chiquilla, entraron a formar parte de otra etapa, el periodo juvenil, la adolescencia, la edad bonita de cualquier joven. En el caso de María Teresa, alguien, – a la sazón empleada con los Romero de Torres -, reparó en la belleza y naturalidad de la joven María e hizo de intermediaria, favoreciendo que Julio Romero la conociera. Este momento fue mágico, y más mágico aún, por la parte que toca al genio de los pinceles. Una etapa apasionada y novelesca. Enseguida hizo su primer posado, con doce años, cobrando por sesión tres pesetas, una ayuda muy importante para la familia. Un paréntesis inquieto en el calendario del singular Julio Romero. Que desarrolló en nueve capítulos, nueve obras de arte, una vida sin sosiego…, hasta culminar en 1930 con la creación inacabada de “La Monja”, año en el que fallecería el pintor.
En una entrevista que publicó el Diario Córdoba, María Teresa contó como llegó a conocer a la familia Romero de Torres:
...”Mi abuela tenía muchas casas en alquiler, y una de sus inquilinas era Margarita, recadera del Museo. Como Julio había estado en Argentina pintando, Margarita le dijo que conocía a una niña muy guapa, recién llegada de allí, y me llamó para retratarme”...

Julio Romero la pintó en nueve ocasiones: con 12 años posó para “Bendición”, “Ángeles”, “Carmen”, “Mujer de Córdoba” y “La Niña de la Jarra” (estas cuatro obras en 1928), “Fuensanta” en 1929, “La Mantilla” (cuadro preferido de la modelo) y “La Chiquita Piconera” en 1930, y el inacabado titulado “La Monja”, porque le sorprendió la muerte (10-5-1930). Julio dejó un testamento en general irrepetible, que a pesar de los años transcurridos no deja de sorprendernos.
La obra de “Fuensanta” sirvió para que el Banco de España imprimiera 9.871 millones de billetes de CIEN con su imagen, hasta que en 1978 dejaron de circular.
En cuanto al emblemático cuadro de La Chiquita Piconera, está realizado en óleo y temple, y mide 100x80 cm.
A partir de este momento la vida de la niña, de la modelo mimada por Julio, transcurrió por cauces más terrenos, de mito para los pinceles, pasó a la vida normalizada como cualquier persona. Se casó - matrimonio que sólo duró un par de años- y tuvo a su hija Paqui, a la que llevaron a bautizar con muy pocos días en una jornada de mucho frío, lo al parecer fue el detonante del fallecimiento de la pequeña. 



Ya de mayor, nunca olvidaron sus convecinos quien fue, y ella no lo llevaba muy bien, tenía carácter y envidiaba una vida donde se le reconociera menos como la musa del pintor…
Recorrió centros de mayores, para distraer los años y sentirse querida de alguna forma. En concreto estuvo en un centro de día de la Cruz Roja, en alguna que otra residencia para mayores, y finalmente recaló en una Residencia de Palma del Río (Córdoba). Al enfermar gravemente, fue evacuada al Hospital de los Morales de Córdoba donde falleció. Sus restos se velaron en el Tanatorio Cobos de Montoro y descansan en el cementerio de El Carpio, en el mismo nicho en el que se encuentra su padre.
Aquí finaliza una vida con capítulos dignos de un guión de película… nació en Argentina, se crió en la Córdoba de los califas, la pintó Julio Romero y se fue de la vida antes de cumplir los noventa…un resumen muy sencillo para la relevante historia que nos deja...


Y cuando de noche Córdoba dormía…
y era como un llanto la fuente del Potro,
una voz decía:
¡Ay, Chiquita Piconera,
mi piconera chiquita¡
esta carita de cera
a mí el “sentío” me quita.
Te voy pintando, pintando
al “laíto” del brasero
y a la vez me voy quemando
de lo mucho que te quiero.
¡Válgame San Rafael,
tener el agua tan cerca
y no poderla beber!... 




Video de la copla de Pepe Pinto

                           

Esquela

Julio Romero en el patio

Portada del libro de Alfredo Asensi

AUTOR: FRANCISCO BRAVO ANTIBÓN
MONTAJE Y EDITOR: JOSÉ LUIS CUEVAS

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